El paro nacional con movilización a la Plaza de Mayo llevado adelante el 27 de junio por la CGT sorprendió por significar una postal inusual: el sindicalismo peronista realizaba una protesta masiva contra un gobierno también peronista.
La Presidenta de la Nación, recientemente viuda, mostró fuerte preocupación por la movilización que se llevó adelante contra el Gobierno por parte de manifestantes que buscan defender el salario frente a la inflación desbordada.
El contexto de la manifestación se da en medio de una fuerte devaluación del peso, la disparada del dólar paralelo y el inservible control de precios. La economía argentina cayó luego de más de diez años de crecimiento consecutivo, ayudada en gran parte por la incipiente crisis mundial.
En medio de esos datos, el Gobierno intentó limitar las subas de salarios por paritarias, algo rechazado por todos los gremios, furiosos ya por el congelamiento de homologaciones de acuerdos varios.
La descripción no pertenece al acto de ayer, sino a lo ocurrido hace 37 años, el 27 de junio de 1975, cuando la CGT organizó una gran movilización en contra del gobierno de la entonces presidenta Isabel Perón.
El enojo provenía de las medidas que había tomado el recién nombrado ministro de Economía, Celestino Rodrigo, el 4 de junio de ese año. En esa fecha, se anunció un plan de ajuste que provocó temblor social: el peso fue devaluado en un 150% respecto del dólar, los servicios públicos subieron alrededor de 100 por ciento y la nafta súper aumentó 181 por ciento.
Ello provocó la movilización obrera del 27 de junio del mismo año y provocó la renuncia de Rodrigo y, posteriormente, de su gestor, José López Rega.
Sorprende que más de 35 años después se dé una situación tan parecida en la misma Argentina. Los enojos y motivaciones de aquellos días parecen calcados a los que ocurren ahora.
Puede ser solo una coincidencia o puede ser algo más. Como dijo una vez Karl Marx, “la historia se repite dos veces, la primera vez como tragedia, la segunda como farsa”.
Diego Goldberg