Uno de los asuntos que más se le ha cuestionado al Gobierno argentino, es el de jamás haberse pronunciado al respecto de la situación de extrema violencia que atraviesa la república de Siria.

El criterio con respecto a la política exterior que ha venido planteando la Presidenta y gestionado el canciller Héctor Timerman resulta por lo menos llamativo, considerando el enérgico repudio a la destitución del expresidente de Paraguay, Fernando Lugo, —con quita de embajador incluida—; sin embargo jamás se ha hecho siquiera mención al conflicto en Siria que ya lleva más de 15 meses, y que se ha cobrado más de 17.000 muertos, sobre todo niños.

En un breve intercambio con periodistas, ocurrido anoche en la Casa Rosada, por primera vez Cristina Fernández se aproximó a mencionar el tema: fue solo para criticar a los medios de comunicación. Las palabras no fueron las esperadas.

“No creo que la política esté muy tensa, algunos políticos están muy tensos, algunos medios también, pero no veo tensión política”, señaló. Y agregó: “Hay tensiones en todo caso en el mundo, muy fuertes, obviamente son factores exógenos que se transmiten al mundo, pero no tanto de la política, sino fundamentalmente de la economía. De la política podría hablar que tuvimos que evacuar a 25 argentinos de Siria y mañana seguramente vamos a evacuar a 25 más, es un poco de tensión política muy fuerte”.

Sin embargo, hubo otra “mención” más desafortunada aún. Fue el 20 de julio pasado, cuando Cristina confirmó el envío de fondos de la Anses para descomprimir la situación económica de la provincia de Buenos Aires. Luego de haber invitado a los periodistas y fotógrafos a captar la reunión, pronto les pidió retirarse argumentando: “Vamos chicos, vamos. Sino parece que estamos firmando la paz en Siria.”

En las últimas horas, un grupo de 25 argentinos fue evacuado de ese país y alojado en un colegio de Beirut, capital de El Líbano. Fue luego de que expresaran ante el cuerpo diplomático argentino su deseo de retirarse de Siria tras el agravamiento de la crisis política que atraviesa el gobierno de Bashar Al Assad.

Próximamente, se espera que el Gobierno ordene la evacuación de su embajada en la capital de ese Estado con todo su personal, según admitieron ayer fuentes oficiales a diario Clarín. Sin embargo, el embajador Roberto Ahuad no aún confirmó la versión.

Hay que destacar que las fuentes aclararon que el retiro del personal diplomático “no responde a razones políticas, sino a cuestiones de seguridad”.

El mes pasado, la ONU acusó al régimen de Al Assad de utilizar a niños como escudos humanos para evitar que sus tropas sean atacadas por combatientes opositores, e incluyó a Siria dentro de la "lista de la vergüenza", que cita a los países que violan los derechos de la infancia.

Una relación comprometida

En marzo de 2011, el periodista Pepe Eliashev reveló a través de Perfil que el gobierno de Cristina Kirchner “estaría dispuesto a suspender de hecho la investigación de los dos ataques terroristas que sufrió este país en 1992 y 1994, en los que fueron destruidas las sedes de la embajada de Israel y de la AMIA en Buenos Aires”. Lo hizo sobre la base de un documento secreto, “recientemente entregado por el ministro de Relaciones Exteriores de la República Islámica de Irán, Alí Akbar Salehi, al presidente Majmud Ajmadineyad”.

El informe habría sido redactado luego de la reunión que Timerman mantuvo con su par de Siria, Walid al-Mohalem, y con el presidente Bashar Al Assad el 23 y 24 de enero de 2011.

“Sugestivamente, Timerman se apartó de la delegación argentina que encabezó Cristina Kirchner en Kuwait, Qatar y Turquía, para conversar con el dictador sirio en una ciudad convenientemente ubicada a 400 kilómetros de la capital, Damasco”, asegura Perfil.

Sin embargo, según ese Eliashev, “la verdadera naturaleza de este encuentro no habría sido informada por Timerman a la comunidad judía argentina. Al Assad visitó oficialmente Buenos Aires en julio de 2010 y fue recibido calurosamente por la Presidenta, que en ningún momento reconoció que Siria es un régimen dictatorial de partido único, cuyo líder ocupa el cargo hace diez años como sucesor sanguíneo de su padre, Hafez Al Assad, y que ahora enfrenta varias protestas que son sangrientamente reprimidas.”

Hay que recordar que durante su paso por el Congreso, Cristina integró la comisión bicameral que analizó la investigación por el atentado a la AMIA, y fue duramente crítica respecto a la investigación que llevaba adelante el entonces juez del caso, Juan José Galeano.

En el mismo sentido, en octubre de 2003 los jueces Gerardo Larrambebere, Miguel Pons y Guillermo Gordo dispusieron la citación de la entonces senadora para que brinde datos sobre su actuación en ese cuerpo.

La ahora Presidenta fue interrogada sobre un informe que elaboró como parte de esa comisión en el que reprochó la falta de seguimiento de la denominada "pista siria".

Sin embargo, cuando arribó al Gobierno, Cristina cambió radicalmente su postura y comenzó a apuntar a Irán, pese a que no existe una sola evidencia que pueda relacionar a funcionarios iraníes con el atentado a la AMIA.

Ese tipo de contradicciones —tanto su cambio de postura en el atentado referido, como su falta de condena al régimen de Al Assad— debieran ser debidamente explicadas oficialmente, más allá del señalamiento puntual por parte de la prensa.

Eliana Toro
Twitter: @toroeliana