Insólitamente, y luego de los numerosos testimonios que han dado la vuelta al mundo sobre el ataque más grande visto en Siria y perpetrado esta semana, el Consejo de Seguridad de la ONU fue incapaz de ponerse de acuerdo para pedir formalmente que se lleve a cabo una investigación.
Fue luego de la última denuncia de un ataque químico a las afueras de Damasco en el que según la oposición siria murieron al menos 1.300 personas, entre ellos numerosos niños.
"Puedo decir que hay una gran preocupación entre los miembros por esas alegaciones y un sentimiento generalizado de que hace falta claridad sobre lo ocurrido", aseguró la presidenta del turno del Consejo, la embajadora argentina María Cristina Perceval, después de casi tres horas de reunión a puerta cerrada.
Si bien la kirchnerista dijo apoyar la determinación del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, sobre pedir una investigación imparcial sobre lo ocurrido, los miembros del Consejo no fueron capaz de consensuar una resolución o una declaración presidencial (un documento de menor rango) para pedir formalmente que se estudie ese incidente.
La Coalición Nacional Siria (CNFROS) denunció en el día de ayer que al menos 1.300 personas murieron en un ataque con armas químicas por parte del Ejército en los alrededores de Damasco, acusaciones que fueron rechazadas casi de forma inmediata por el régimen de Bachar Al Asad.
Así, volvió a quedar expuesta la división en el Consejo de Seguridad sobre el conflicto sirio, luego de que Rusia y China se negaran a apoyar una acción de mayor contundencia por parte del máximo órgano de decisión de la ONU, según contaron a Efe fuentes diplomáticas a la salida de la reunión.
Según señaló El Huffington Post, Perceval se limitó después a decir que "todos" coincidieron en que de confirmarse el uso de armas químicas por cualquier de las partes y en cualquier circunstancia sería una violación de las leyes internacionales.
A la salida de la reunión el embajador adjunto británico, Phillip Parham, dijo que al menos 35 países enviaron esta tarde una carta al secretario general, Ban Ki-moom, en la que piden que se lleve a cabo una investigación, pero no quiso entrar en detalles sobre quiénes se opusieron.
"En vez de buscar la verdad y pedir que se coopere con los investigadores de la ONU, Rusia y China eligieron una vez más proteger a un gobierno que está masacrando a su propio pueblo", dijo tras la reunión del Consejo de Seguridad el responsable de la organización defensora de derechos humanos "Human Rights Watch" ante Naciones Unidas, Philippe Bolopion.
Human Rights Watch aseguró que varios testigos presenciales del ataque a las afueras de Damasco describieron "síntomas y métodos de disparo" propios del uso de armas químicas, por lo que pidieron al régimen de Damasco que permita el acceso inmediato de los inspectores de la ONU presentes en territorio sirio.
Tanto el régimen de Bachar Al Asad como los insurgentes de la oposición llevan desde hace meses acusándose recíprocamente de haber empleado este tipo de armas durante el conflicto en Siria, uno de los siete países que no ha firmado la Convención sobre Armas Químicas de 1997.
Desde que se inició la guerra civil en Siria, en marzo de 2011, han muerto más de 100.000 personas y casi 7 millones necesitan ayuda humanitaria de emergencia, según las últimas cifras de Naciones Unidas.
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