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Este viernes, el Movimiento Libres del Sur denunció que una patota que respondería al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y a La Cámpora agredió a un grupo que protestaba contra la megaminería en el hall de entrada del edificio en el que se encuentra la Secretaría de Comercio.
Los manifestantes reclamaban ser recibidos por el secretario de Minería, Jorge Mayoral, que tiene su oficina en el mismo edificio de la avenida Julio A. Roca al 600. Según señalaron, querían pedir que suspenda la aprobación de megaemprendimientos mineros hasta que el Gobierno reciba los reclamos de los pueblos que dicen ser afectados por esa actividad.
“Hace tiempo que venimos pidiendo una reunión para expresarle nuestra preocupación por las prácticas extractivas y contaminantes (de las mineras) y por las represiones que vienen sufriendo los pueblos que protestan”, sostuvo Daniela Gasparini, del Movimiento Universitario Sur. Y señaló que “había un cordón de militantes y funcionarios que nos agredieron”, y apuntó contra “una patota de Moreno, La Cámpora y Mayoral”.
Según revela hoy diario Clarín, después de algunos forcejeos y empujones los manifestantes cortaron por un tiempo un carril de Julio A. Roca, pero minutos después liberaron el tránsito y abandonaron la zona.
Más tarde, a través de un comunicado, la diputada Victoria Donda sostuvo que “se tiene que acabar la impunidad de las patotas que actúan al servicio de las mineras, esta vez en Buenos Aires”.
Donda sostuvo que “desde el Gobierno Nacional dicen que no tienen nada que ver con las agresiones a asambleístas desatadas recientemente en las provincias mineras. Pero ya vemos cómo aquí en la propia Secretaría de Minería de la Nación tienen gente preparada para actuar de la misma forma que lo vienen haciendo en Catamarca, San Juan, o La Rioja, con total impunidad”.
tipico de negro cabeza, se hacen los malos de a muchos. denme una escopeta y van a ver que en seguida se terminan los guapos
TIPICA CONDUCTA DE UN RÉGIMEN NAZI-FASCISTA a lo SUDACA..... Las "CAMISAS PARDAS" del régimen KK preparadas y armadas para la agresión y la patoteada salvaje...... ¡¡ como ocurrió en la Europa de 1945, a estas RATAS hay que aplastarlas hasta su total desaparición.....! !
estos kakas se les viene el dia D
A ESTAS RATAS PALO Y CADENA ESTOS SON MALOS EN PATOTAS SOLOS SON CAGONES SE PONEN DE RODILLAS Y VENDEN LA MADRE
Es sabido que las burguesías responden con la agresión ante los cuestionamientos a sus “negocios”, sin reparar en límites ni preocuparles los medios a usar. En este caso puntual han actuado grupos de choque que no son más que la reproducción caricaturesca de aquellas S.A. del nazismo o los grupos fascistas de la Italia de Mussolini. Pero distinta es la cosa en las provincias y contra los vecinos que reaccionan en defensa de sus derechos y calidad de vida en las poblaciones amenazadas por la mega minería metalífera propulsada por el Gobierno Nacional conjuntamente con las mineras y los distintos gobiernos locales, como parte integrante de un plan de desarrollo de una economía solo extractiva para beneficio de unos pocos asociados a los intereses de las multinacionales. Y es aquí, en las provincias, donde la acción intimidatoria llevada a cabo por la asociación ilícita conformada por esas empresas y los gobernantes de turno, adquiere sus características más graves y de mayor riesgo para la integridad física y hasta la vida de los ciudadanos que reclaman por sus derechos. El accionar conjunto de grupos de choque ilegales conformados por matones y barras bravas que, según denuncias, serían organizados al calor de las empresas, asociados a la represión en apariencia “legal” encaradas por los funcionarios mediante la judicialización de la protesta (apelando a la aplicación de la ley “antiterrorista” contra vecinos) y el uso de la fuerza pública (policías, Gendarmería) actuando como patotas, es cada vez más frecuente y contando con total impunidad, al extremo de haberse llegado a que a un ómnibus que trasladaba ciudadanos, la policía de Catamarca lo mantuvo bajo vigilancia e impidiendo el descenso de sus pasajeros, por kilómetros fuera de su jurisdicción provincial y sin intervención ni orden de juez competente, en una verdadera privación ilegítima de la libertad, sin que autoridad política o judicial tomara intervención. Es muy grave lo que está sucediendo en las provincias cordilleranas bajo la permisividad y el silencio de los poderes políticos regionales y el nacional, que dejan sospechar connivencia, cuando no protagonismo. Si en Buenos Aires lo que vemos actuar son matoncitos de pacotilla disfrazados de “militantes” y patotas no raramente conformadas por barra bravas, en el interior, en las provincias, la cosa es mucho más grave y no se debería descartar que lleguen a producir muertes. La única forma de evitarlo, la única manera de proteger a esos conciudadanos y de protegernos a nosotros mismos, es responder en forma inmediata y masiva ante cualquier ataque, con una contundencia tal que les haga desistir de sus planes represivos.