En el mundo político por ahora tiene categoría de rumor la supuesta intención del Gobierno nacional de adelantar las elecciones legislativas del año que viene, que deberían realizarse en el mes de octubre.

Como un " déjà vu " del 2009, los rumores indican que el mes sería junio próximo. Pero, a diferencia de aquel comicio en el que fue derrotado Néstor Kirchner, esta vez circula otra versión: la que indica que, por razones diferentes a las que tendría la Casa Rosada, la posibilidad de un adelantamiento también es evaluada —en estado embrionario— por el entorno de Daniel Scioli.

Ya se habló de un dato ajeno al gran público pero que circula en los pasillos de la Justicia: existieron consultas informales de emisarios del oficialismo para saber qué margen de maniobra tiene la Junta Electoral provincial para trabajar sobre un escenario de adelantamiento. Los tanteos fueron del oficialismo a nivel nacional, por un lado, y a nivel provincial, por el otro. En rigor, por ahora ambos sectores están englobados en Frente para la Victoria.

Pero no es un secreto que el peronismo está pendiente de cómo evolucione la permanente situación de tensión entre Scioli y la Casa Rosada porque, más allá de lo que se diga en público, la ruptura es siempre un escenario probable. Como suele explicar un avezado analista del PJ, que no se embandera con ninguno de los bandos: "Hoy es remota, pero puede ser posible si el cristinismo decide, otra vez, ir por todo en la Provincia".

Otra diferencia

Hay otra diferencia que no es menor respecto a 2009 cuando, luego de coquetear con los rumores al respecto, la Presidenta y su esposo decidieron adelantar el comicio y jugar las fallidas candidaturas testimoniales con la idea de asegurarse una victoria que al final no obtuvieron: esta vez deben realizarse internas abiertas, obligatorias y simultáneas en todos los partidos.

En aquel hipotético escenario de junio, esas primarias deberían hacerse sí o sí en abril. Esta sería una de las certezas que se llevaron los emisarios sciolistas y cristinistas de las consultas reservadas con la Justicia electoral. Contrariamente a lo que puede suponer un conocedor de la dinámica del justicialismo, no fue el habitual arquitecto electoral del PJ bonaerense, Jorge Landau, quien ofició de mensajero presidencial en La Plata.

La Rosada habría enviado a otro apoderado kirchnerista, Carlos "Cuto" Moreno, a testear la posibilidad del adelanto de las legislativas. Las fuentes consultadas indican incluso que éste, un hombre que supo estar muy ligado a Néstor y hoy reporta a Carlos Zanini, envió a una persona de su estrecha confianza personal para bajarle aún más el perfil a la consulta.

En el caso del Scioli, uno de los enviados habría sido una funcionaria que trabaja a las órdenes del secretario General de la Gobernación, Eduardo Camaño, experta en el tema electoral. Un segundo abogado, que reporta al ministerio de Justicia, también habría realizado algunos llamados a despachos de la Junta.

¿Por qué el adelanto? Las explicaciones que regalan las usinas políticas del peronismo hablan de que el kirchnerismo busca acelerar tiempos para restarle capacidad de respuesta electoral a la oposición —en verdad, hoy por hoy sólo existen charlas iniciales para eventuales asociaciones— y explorar una reforma de la Constitución Nacional, con la mira puesta en una nueva reelección de la Presidenta.

Se supone, analizan las fuentes consultadas, que Cristina buscaría un triunfo holgado en las legislativas de 2013 para avanzar con la reforma. Aún cuando pueda sonar a ciencia ficción, el razonamiento de los ultra K sería así: cuanto antes se hagan las elecciones, más amplio sería el triunfo. Discutible.

En el sciolismo

En el caso del sciolismo, donde creen que con sus últimas medidas de gestión la Presidenta ha acelerado un desgaste natural que tiene todo segundo mandato, habría intención de mostrar cierta fortaleza ante un eventual avasallamiento del kirchnerismo a la hora de confeccionar listas.

La prioridad de Scioli para el año que viene, en materia electoral, sería asegurarse la confección de las nóminas seccionales para, llegado el caso de que haga una buena elección, poblar de soldados leales la Legislatura de la Provincia. O sea, hacer lo contrario de lo que hizo en 2011, cuando permitió que los delegados presidenciales acrecienten la influencia y el poder de la Rosada en ambas Cámaras. El Gobernador quiere tener dos años finales de mandato relativamente tranquilos.

No sería ajena a esta idea sciolista cierto bosquejo que circularía entre los funcionarios de los gobiernos de las provincias más grandes del país, que habla de la posibilidad de realizar las elecciones legislativas en esos distritos el mismo día. Se trata de Córdoba, Santa Fe, Capital Federal y Buenos Aires. Salvo ésta última, bastión de la Presidenta, son provincias donde el kirchnerismo la tiene cuesta arriba. De producirse, sería una movida que buscaría mellar al oficialismo con el objetivo final de alejar la idea de la re-reelección.

Pero si todo dependiera de sus dichos públicos esa jugada no podría contar con Scioli, quien avisó que apoyaría una reelección de Cristina. Intramuros, los sondeos informales de sus operadores en la Justicia Electoral estarían denotando otra cosa: acaso el Gobernador se haya dado cuenta, como le dicen algunos colegas de otros distritos, que él puede ser una de las llave para frenar la ambición presidencial de la continuidad.

Mariano Pérez de Eulate
Agencia NA