Esta mañana —como todas— me levanté tempranito, puse la pava al fuego y encendí la computadora con el noticiero de fondo, como para ir entrando de a poco en la semana. Ni el piyama me saqué de tanta modorra que pensaba estirar hasta bien entrado el mediodía. Pero no, no fue posible… La realidad no me dejó.
A ver, cómo contarles que no veo a Lanata. Me parecía interesante verlo para seguirle el tranco, pero desde hace tres o cuatro domingos ya no resisto el esfuerzo. Puntualmente, desde el domingo en que presentó el informe estratégicamente recortado sobre la Tupac Amaru y Milagro Sala, sobre el que ya me referí en su momento. Lo extraño es que Lanata parece inevitable: no lo miro, pero mientras le sucede a otros, voy enterándome del modo en que les sucede por los mensajes en Twitter, a favor y en contra. Es así como lo digo, nomás: parece inevitable. Salvo, claro, que apague todo y me vaya a dormir temprano.
Pero tampoco. Porque si no es a la noche, me enteraré de mañana. Tal como me ocurrió.
Al parecer —voy a confiar en los testimonios de sus adoradores que me inundaron esta mañana el muro de Facebook— se ocupó de denunciar el Manual del Militante Pasivo K. Y al parecer lo debe haber hecho con bastante entusiasmo y fruición porque mucha gente bienpensante y democrática que tengo como amiga está delirando de odio e indignación. Lo que yo no entiendo —y lo digo con toda honestidad, esta frase no tiene nada de cínico ni de segundas intenciones, sino la brutalidad de su literalidad— es cómo esas personas ilustradas, autodefinidas como pensadoras críticas, bienpensantes y democráticas no se toman dos (sí 2) minutos —que es lo que me llevó encontrarlo— para googlear el bendito manual a ver de qué se trata la cosa. No: se contentaron con las imágenes que, como confirmación, les llegó desde una página llamada Cambio Tesoros de los Kirchner por alimentos para los pobres de Argentina que no da ninguna información sobre sus realizadores.
Como tengo vicios de maestra directivista, les acerco toda la información hasta donde busqué. Saquen ustedes sus conclusiones… entre las que espero que esté el ir a corroborar qué tan cierto es lo que les voy a dar por cierto, e incluso que vayan más allá. Ya saben, no hay nada peor que caer en las garras de la falacia por autoridad, dando por cierto algo sólo porque lo dijo otro: ¿no es cierto?
Este es el manual. Si cliquean sobre él van a poder leerlo o bajarse el archivo.
Como ven, el autor se esconde maliciosamente detrás de un nombre de fantasía colectivo. Parece ser que a los K les gustan particularmente las cosas colectivas: Frente de Cenas y Cafés.
¿Quiénes son? Porque detrás —y dentro— de todo colectivo, siempre tiene que haber personas. No fue difícil averiguarlo: otra pasadita por el google y llegué al blog de Nagus.info del que obtuve un bendito primer nombre. ¡Hallazgo periodístico! El responsable —o al menos uno de ellos— de semejante afrenta doctrinaria parecería ser un tal Sergio Marino.
Vuelta al google. ¿Quién es Sergio Marino? Al parecer no alguien que se esconde, porque hay mucho sobre él. Sólo por no sobreabundar con cuestiones aburridas, les diré que lo más escandaloso que encontré es que —según su perfil en Linkedin— es CEO y Fundador de Synaptic Links SA, Director de la Comisión Entrepeneur en la Cámara Argentina de Comercio Electrónico. Dada su edad —reconoce ser clase ’64— yo diría que se trata de uno de esos particularísimos seres en que nos convertimos los coetáreos de esa generación a los que nos gustan las redes sociales, la política y bloggeamos. Gente de cuidado si la hay…
Claro que Marino vuelve a cometer el mismo error: hacer todo demasiado fácil. Fui a Twitter y busqué su nombre. Ahora sé que se comunica como @nagusinfo (síiiiiiii, el mismo nombre que su blog) y tiene escrito en su perfil, a modo de presentación: Paso sin enterarme de Internet, al marketing, la música y el sci—fi, pero cuando hablo en la política me sumo a Nuevo Encuentro y soy K. Buenos Aires — http://www.NAGUS.info
Estas son las conversaciones secretas que mantuvo mientras se emitía el programa de Lanata, a las que pude acceder después de un largo trabajo de investigación y hackeo. Naaaa, mentira: están en su Twitter y cualquiera las puede leer.
Volvamos al Manual. Habrán notado que, además, está producido por una tal MESADEAUTOAYUDAK.BLOGSPOT.COM. Tampoco fue difícil rastrearla. Este es su perfil en Twitter:
Esta es su página en Facebook:
Y este es el rastreo del nacimiento del escandaloso y adoctrinante Manual, que pude hacer sin siquiera pedir validación como “amiga” porque toda la información es pública.
¿Qué quieren que les diga? A mí, la verdad, me parece una publicación —como tantas otras— que produce un grupo que ni siquiera definiría como agrupación política, sino como algo más cerca de una peña, y que la han escrito como herramienta de discusión interna (por cierto, con rasgos de fino humor y no exenta de cierto cinismo).
Respecto del programa, sólo voy a arriesgar dos hipótesis. La primera, es que quizás a Lanata su equipo le esté vendiendo humo. O carne podrida si se prefiere la expresión. Hay que producir, no es fácil tener un tema de fuerte impacto cada semana, sobre todo cuando la presión de la búsqueda está centrada en que sea algo escandaloso sobre los K. Y en el frenesí de tener que cerrar la entrega, cualquier cosa que aparezca por ahí dando vueltas sirve para escribir una novela. Más aún, el prejuicio de que todo lo malo está exclusiva y excluyentemente del mismo lado, hace ver detrás de cada cosa un escándalo de corrupción y maldad mal disimulada.
La segunda hipótesis es que Lanata no compra nada de nadie. Como un inescrupuloso vendedor de autos usados, sabe que lo que vende no funciona, ni es lo que dice que es. Pero confía en que su encanto carismático y la seguridad con que se para en sus afirmaciones hará que sus seguidores no vayan al google, no contrasten sus afirmaciones con la realidad (esta vez voy a dejar pasar el hecho de que recientemente haya viajado en familia a Miami, siendo víctima del supuesto cepo al dólar que no permite viajar al exterior), ni confíen en nadie que —luego de que él habló— niegue o relativice sus dichos. En fin, así como Sri Sri tiene sus seguidores que lo creen un gurú espiritual cuando sólo vende respiración sin ningún discurso humanístico que lo respalde, Lanata tiene sus seguidores que lo creen una víctima de la persecución política y mediática, que se inmola semana a semana, aunque cada informe que presenta sea sesgado en su verdad y su discurso no pueda ser sostenido por su propia realidad.
Sé que por esta publicación recibiré cuantiosas críticas y no pocos insultos. Los voy a tomar como una confirmación de lo que afirmo.
Viviana Taylor
La picadura del mosquito