Este jueves, sin ponerse colorado, el ultra kirchnerista Juan Cabandié expresó su "preocupación" por el "nivel de operación y de manipulación" montado sobre "un reclamo legítimo que deja de serlo cuando se quiere poner en juego la democracia", en referencia a la protesta que mantiene personal de Prefectura y de Gendarmería.
Su enojo se hizo carne contra los medios de comunicación, a quienes señaló negativamente por el mero hecho de ejercer su labor: informar.
En ese sentido, Cabandié consideró que se ingresó "en una espiral de demandas que no tiene que ver con el reclamo salarial genuino que puede existen en estas fuerzas" y se arriesgo a subir la apuesta al señalar al CEO de Clarín, Héctor Magnetto, como responsable de esta situación.
"Hay que decirlo con nombre y apellido: Magnetto es quien está atrás de estas cosas", sostuvo el legislador, quien remarcó que el CEO de Clarín, a quien definió como "un germen" y un "monstruo", cuenta con "la connivencia política desde hace años".
Por lo visto, para Cabandié los medios tienen que callarse frente a los hechos de la realidad. En el caso del reclamo de Prefectura y Gendarmería, tendría que entender que es imposible no hacer una cobertura de algo de tal magnitud.
En lugar de ello, el legislador aseguró que el gobierno nacional "siempre atendió los reclamos" y siempre se mostró dispuesto a "trabajar sobre los desafíos del presente y del futuro". Si ello fuera cierto, no habría personas saliendo a las calles con sus cacerolas esperando que el oficialismo se haga cargo de sus problemas.
Por otro lado, es infantil creer que Magnetto se encuentre detrás de todos y cada uno de los inconvenientes acaecidos en la Argentina. Obviamente, el CEO de Clarin no es el ejemplo de la prensa honesta, pero tampoco es el demonio que maneja los hilos del mundo.
Solo hay una manera de definirlo: imbecilidad. En realidad, imbecilidad K.