Hace unos días, en el programa Periodismo para Todos se mostraron los desmanejos de cooperativas en Santa Fe y Quilmes, donde se usa a la gente por intermedio de instituciones que en muchos lugares son sinónimo de prosperidad.
En el interior del país estas instituciones son un ejemplo, donde las grandes empresas no brindan un adecuado servicio. Un grupo de vecinos, por intermedio de estos mecanismos, pueden obtener servicios esenciales, como la provisión de energía eléctrica, agua corriente, gas, telefonía, cable, servicios médicos, ambulancias y hasta el sepelio.
No hay que dejar de mencionar que algunos casos de corrupción siempre existieron, pero la mayoría es un ejemplo a seguir. También muchos productores se asociaron para mejorar los precios y calidad de sus productos y las compras a las grandes compañías.
Como así también, hay muy buenas gestiones de extrabajadores autogestionados, que pudieron recuperar sus fuentes laborales gracias al sistema cooperativo.
Pero la desidia, la ineptitud y, fundamentalmente, la gestión de quienes tienen la responsabilidad del control de estas empresas solidarias es totalmente inexistente en los últimos años.
La responsabilidad de la Presidenta, la Ministra de Acción Social y los funcionarios del Instituto de Acción Cooperativa se manejan con dos parámetros: la soberbia y el miedo.
La Justicia también hace oídos sordos y aún se espera una buena investigación con respecto a estos últimos casos y los que siguen.
Parece que no bastó para que varios Colegios de Farmacéuticos quebraran varias cooperativas en distintos puntos del país, que en la denominada mafia de los medicamentos muchos personajes que necesitaban lavar dinero las usaran para poder hacer operaciones, lo mismo que con la Fundación Madres de Plaza de Mayo.
Hoy, y porque a Lanata se le ocurrió (en una “operación” de la Corpo que maneja Héctor Magneto), trascendió que cientos de millones de dólares del Ministerio de Acción Social de los planes Argentina Trabaja son utilizados para que solo unos pocos puedan quedarse con el dinero de muchos argentinos, los cuales al recibir el sobre con el dinero que les entregan deben agachar la cabeza y retirarse sin decir absolutamente nada. Mientras tanto el Ministerio de Trabajo, además de ser ciegos, sordos y mudos, provee a los cooperativistas amigos cientos de millones en subsidios. Eso si, de controlar el trabajo en “negro” nada. Menos aun los subsidios.
Gabriel Brito
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Estimado Gabriel: El Cooperativismo es una forma de asociación de las personas, democrática, participativa y solidaria. Tanto en nuestro país como en todo el mundo es reconocida como una de las maneras exitosas de asociativismo. En Argentina, como vos decis, fundamentalmente, en el interior existen numerosas cooperativas que prestan servicios públicos en lugares en donde las empresas privadas no encuentran su apetecida rentabilidad y el Estado no puede o no quiere llegar. Es una actividad que enaltece y muestra la solidaridad de las comunidades en donde se practica. El régimen corrupto que nos gobierna, como es habitual en su descarada inmoralidad, utiliza un sistema genuino, probado y eficiente para sus fines ilícitos de recaudar “para la corona”. En este caso lo que él llama cooperativas no solo nada tienen que ver con este virtuoso Movimiento, sino que son absolutamente el medio de: 1) Explotar a los trabajadores incluidos como socios. 2) Fomentar el clientelismo político al incorporar a los milikantes. 3) A los funcionarios responsables (Léase por Ej. Ministra de B.Social) hacerse de tan injustificados, como mal habidos ingresos del Estado en beneficio propio, ya que tanto los proveedores, como las inversiones son falsas y las supuestas obras o servicios nunca se ejecutan o prestan. En estas falsas cooperativas creadas por el Kirchnerismo se invierten, anualmente, miles de millones que van a los bolsillos de los funcionarios desleales del más alto nivel y sirven para hacer clientelismo de la peor calaña, ya que lucran utilizando a los que menos tienen y utilizando un instrumento genuino que en sus manos inescrupulosas resultan una burda farsa y un hecho delictivo que ni la Justicia, ni los órganos de control del Estado deben desconocer. Un abrazo
Sr. Jordi, agradezco su comentario, vengo del interior y conozco el sistema, cuantas localidades, no tendrian los servicios básicos si no fuera por este sistema. Es más una de las cosas que indignan es que en muy pocos lugares los directivos cobran sueldo. Y sus empleados cobran un sueldo como cualquier otro trabajador. Gracias por opinión