El 31 de enero de 1856, los “cultos y pacificadores” se
enfrentan a los “bárbaros incultos y revoltosos”. Sin trepidar, los
“civilizadores” pasan por las armas al adversario rendido.
Algunos historiadores del sistema intentaron morigerar la
matanza. Otros, también del mismo “patrón”, ni siquiera la
mencionan...pero casi siempre se les escapa algún papel comprometedor.
DESPUÉS DE CASEROS
Justo José de Urquiza se instala en la residencia de San
Benito de Palermo que pertenece a su derrotado en la batalla de Caseros: Juan
Manuel de Rosas.
La Legislatura, “a insinuación de Urquiza”, 1
nombra gobernador provisorio de Buenos Aires a Vicente López y Planes.
En un intento de conciliación nacional designa a Bernardo
de Irigoyen para que recorra las distintas provincias con el propósito de limar
asperezas y organizar una Confederación en serio. Los unitarios, encabezados
por Bartolomé Mitre y Domingo F. Sarmiento, no apoyan estas ideas federativas.
En abril de 1852, a través del Protocolo de Palermo, los
gobiernos de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, convocan a una
reunión de gobernadores en San Nicolás de los Arroyos. Las decisiones que
toman no gustan a la burguesía porteña. Mitre manifiesta que el acuerdo
significa una “dictadura irresponsable, que constituía un poder despótico”.
2
La realidad es que “los gobernadores gauchos resolvieron (...) otorgar a
Urquiza, hasta la realización del Congreso Nacional Constituyente, el manejo de
las Relaciones Exteriores de la Confederación; ratificaron el pacto federal de
1831, encargando a Urquiza su cumplimiento; el mismo debía proceder
inmediatamente a organizar una administración nacional, suprimir las aduanas,
declarar el libre tránsito de las mercaderías nacionales y extranjeras. En
cuanto al próximo Congreso General, los diputados debían ser designados por
cada provincia, no en virtud de la población, sino por una cifra fija de dos
por cada una de ellas, con el objeto de evitar el predominio de cualquier región
sobre las otras (es decir, de Buenos Aires)”. 3
El 15 de abril, en Buenos Aires, los opositores a Urquiza
triunfan en las elecciones para la legislatura. En las llamadas “Sesiones de
Junio” se discute el acuerdo de San Nicolás, el cual es impugnado -entre
otros- por Mitre y Dalmacio Vélez Sarsfield. Presionan a un viejo López y
Planes quien renuncia el 23 de junio. Sin dar vueltas, la legislatura nombra con
carácter interino al general Martín G. Pinto.
Sostiene el historiador de izquierda Jorge Abelardo Ramos que Urquiza “munido
de su autoridad de director provisorio de la Confederación Argentina, asumió
el mando en Buenos Aires y disolvió la Legislatura sediciosa. Mientras se
organizaba el Congreso de Santa Fe, la agitación crecía en Buenos Aires”. 4
Contrario sensu, para el “historiador oficial” Ricardo Levene:
Urquiza “dio un golpe de estado”. 5
El estanciero entrerriano, con mano firme, destierra a
varios opositores: Mitre pasa a Montevideo.
El 4 de septiembre, el vencedor de Rosas delega el poder en
el general José Miguel Galán y viaja a Santa Fe para participar en el Congreso
General Constituyente.
Nuevamente no concuerdan Ramos y Levene. Para Ramos “en
la madrugada del 11 de septiembre se produce el previsto golpe de estado. Tropas
adictas a los intereses locales expulsan al general Galán y reconstituyen la
disuelta Sala de Representantes”. 6
Por su parte, Levene expresa
que “estallaba en la ciudad la revolución del 11 de septiembre, proclamando
el alzamiento de la provincia de Buenos Aires contra el gobierno de Urquiza”.
7
Sea “golpe de estado” o “revolución” asume el
gobierno Valentín Alsina, quien dicta una ley por la cual “la provincia de
Buenos Aires no reconocerá ningún acto de los diputados de Santa Fe, como
emanados de una autoridad nacional convocada e instalada debidamente”.8
Buenos Aires rompe con la Confederación Argentina. Mientras, en Santa
Fe, se jura una Constitución Nacional el 1 de mayo de 1853; Buenos Aires dicta
la suya el 12 de abril de 1854. Nace como estado independiente.
En mayo de 1854, Pastor Obligado es designado gobernador
del novísimo Estado de Buenos Aires.
Por su parte, las provincias de la Confederación, en
febrero de 1854, eligen como presidente y vice a la fórmula Justo José de
Urquiza-Salvador María del Carril. El Ejecutivo nombra a Paraná capital
provisoria de la Confederación.
ALZAMIENTO DE HILARIO LAGOS
El general federal Hilario Lagos se subleva contra el
gobierno separatista de Buenos Aires. Es acompañado por antiguos gauchos
federales. Como sus fuerzas no son suficientes, Urquiza lo apoya mediante una
escuadra al mando del marino norteamericano John Halted Coe.
Buenos Aires decide “enfrentarlo” mediante el vil metal. Así es que
Coe “se vendió por 26000 onzas de oro (...) Mitre, Torres y Alsina,
verdaderos artífices de la maniobra de soborno a Coe, sabrían disimular entre
el papelerío de la historia oficial su participación en la política
corruptora”. 9
El sitio fracasa rotundamente.
Es importante destacar que
“fueron fusilados por imputación de crímenes cometidos en la época
de Rosas: Manuel Troncoso, Silverio Badía, Ciriaco Cuitiño y Leandro Alem
(abuelo de Hipólito Irigoyen), que habían sido tomados prisioneros durante el
sitio de Lagos. Como no podían juzgarlos por esa razón, pues se había pactado
con Urquiza una amnistía, los juzgaron por mazorqueros. Proliferaron las
persecuciones, y haciendo caso omiso de lo establecido, desterraron a todos los
partidarios de Lagos”. 10
En noviembre de 1854, “un grupo de porteños que habían
emigrado -de los que habían tenido que abandonar Buenos Aires por su pasada
adhesión al régimen rosista- promueve y lleva a cabo una invasión tendiente a
doblegar a la provincia segregada y reintegrarla a la Confederación”.
11
A la cabeza, está el coronel mayor Jerónimo Costa, héroe
destacado en la defensa de Martín García durante el bloqueo francés de 1838.
Lo secundan los coroneles: Cayetano Laprida, Baldomero Lamela, Juan Francisco
Olmos e Hilario lagos.
Avanzan desde Santa Fe y en el arroyo El Tala son
derrotados, el 8 de noviembre, por las fuerzas superiores del ejército de
Buenos Aires a las órdenes del general Manuel Hornos.
Los cabecillas se embarcan para el Estado Oriental.
UNA MATANZA MAYOR
Buenos Aires se queja ante Urquiza por la invasiones de
Lagos y Costa. Se firman dos tratados de paz y comercio...pero la paz dura poco.
La situación es insostenible. La única solución posible
es unir Buenos Aires a la Confederación...pero no se da.
Los ministros de Urquiza, Derqui y Campillo ofrecen a los representantes de
Buenos Aires que se incorporen a las demás provincias. No se llega a nada.
En Montevideo, los “emigrados” no se ponen de acuerdo
en cuanto a las acciones a seguir. Francisco Pico e Hilario Lagos quieren llamar
a elecciones. Costa y Flores confían más en la fuerza.
Urquiza es ambivalente. En público ve con desagrado una
respuesta armada, pero “entre sus papeles hay un recibo de Jerónimo Costa por
200 onzas de oro llevadas por Benjamín Victorica el 23 de octubre, doce días
antes de la invasión”. 12
Se combina un plan ofensivo en conjunto. De esta manera,
Flores desembarca en el puerto de Las Piedras, Santa Fe. Incursiona por el
arroyo del Medio. Desde Buenos Aires se ordena al coronel
Emiliano Conesa: “bala sin misericordia, en la brevedad está el triunfo”.13
El 24, Flores es derrotado por Mitre.
El 27, Jerónimo Costa desembarca a la altura de Zárate.
Nada sabe de la caída de Flores.
A su encuentro sale Conesa con el batallón número 1 de línea.
Mitre también está por la zona.
Costa se va a Luján. Bustos, Benítez y Olmos se le unen.
Aún juntos, carecen de tropas y armas suficientes como para hacer frente al ejército
de Buenos Aires.
Con valentía pero con imprudencia avanzan hacia el partido
de La Matanza.
Narra José María Rosa que “al saberse en Buenos Aires
el desembarco de Costa, Alsina procedió con energía. Sin estar investido de
‘facultades extraordinarias’ (expresamente prohibidas por el artículo 106
de la constitución del Estado) ni declarar un estado de sitio no contemplado
por el código local, apresó esa noche a quienes sabía implicados en el
movimiento (los generales Iriarte y Frías, el doctor Marcelino Ugarte, defensor
de los mazorqueros en su proceso, Marcos Sastre, los sacerdotes Moreno y Amenábar,
etc) y redactó un tremendo ‘acuerdo’ poniendo fuera de la ley ‘al grupo
de anarquistas capitaneados por el cabecilla Costa’ que se proponían ‘el
criminal objeto de atentar contra la autoridad constitucional...para suplantarla
con el terror y barbarie que caducó con el triunfo de Caseros’. Ordenaba el
inmediato castigo de ‘tan famosos criminales’, como un ‘saludable ejemplo
para lo sucesivo’: los ‘titulados jefes’ serían ‘pasados por las
armas’, la tropa ‘de capitán para abajo’ remitida a la cárcel pública.
Se encargaba al ministerio de guerra -es decir a Mitre- el cumplimiento.
Firmaron Obligado, Alsina, Riestra y Mitre. Este último debió hacerlo con
posterioridad (o anterioridad) porque se hallaba en el Norte batiendo a
Flores”. 14
El decreto del 28 de enero dice expresamente:
“Habiendo desembarcado en el territorio del Estado un
grupo de anarquista, capitaneados por el cabecilla Jerónimo Costa, con el
criminal objeto de atentar contra la autoridad constitucional del mismo, para
suplantar a ésta la del terror y la barbarie que caducó con el triunfo de
Caseros, y siendo necesario que el castigo de tan famosos criminales sigan
inmediatamente a la aprehensión de los mismos, a fin de dejar sentado un
saludable ejemplo para lo sucesivo y satisfecha la vindicta pública, que tan enérgicamente
se ha pronunciado contra los mismos:
1°- Todos los individuos titulados jefes que hagan parte
de los grupos anarquistas, capitaneados por el cabecilla Costa y fuesen
capturados en armas, serán pasados por las armas inmediatamente al frente de la
división o divisiones en campaña, previos los auxilios espirituales.
2° -Los de capitán inclusive abajo, serán remitidos con
la seguridad conveniente a disposición del gobierno, para que tengan entrada en
la cárcel pública, hasta nueva disposición, salvo que aquellos por
circunstancias agravantes deban ser comprendidos en el artículo 1°, en cuyo
caso, se ordenará lo conveniente.
3°- El Ministerio de Guerra y Marina queda encargado del
cumplimiento de esta Acuerdo, así como de hacerlo saber a los jefes de campaña”.
15
El historiador Vicente Sierra deja por sentado los
“errores” de Buenos Aires, ya que “el artículo 145 de la Constitución
que Buenos Aires se había dado establecía: ’Nadie puede ser privado de la
vida sino con arreglo a las leyes’ y el artículo 161 agregaba: ‘Ningún
habitante del Estado puede ser penado por delito, sin que proceda juicio o
sentencia legal’. En el artículo 166 se leía: ‘Jamás podrá en el Estado
el P.E. ser investido de facultades extraordinarias’”. 16
Este decreto “no se pasó al libro ‘Decretos y acuerdos
del gobierno’, y quedó en pliego suelto que –‘por descuido’, cree Saldías-
se extravió y fue a dar con otros papeles al archivo nacional.” 16
a. Si uno fuera mal
pensado sospecharía que “alguien” intentó
perder tan inconveniente registro.
Cabe destacar que ambos historiadores, Rosa y Sierra, se
refieren al mismo artículo sólo que uno lo enumera como 106 y el otro, como
166.
El 31 de enero de 1856, en Villamayor, partido de La
Matanza, las fuerzas de los coroneles Emilio Conesa y Esteban García enfrentan
al escaso ejército de Costa. Para Rosa “aquello no fue un combate ni nada
parecido. Los federales se rindieron pero no se les dio cuartel. Bustos quedó
muerto a lanzazos, Benítez (un veterano de Ituzaingó) sacrificado de la misma
manera después de entregar su espada. Generalizada la matanza, no quedó ningún
general con vida (...) ‘Alcanzados y después de ligera resistencia –dice el
escueto parte de Conesa- murieron todos los traidores’. ‘Por nuestra
parte-agrega el coronel García-creo no tener ninguna desgracia’”.
17
Con respecto a la suerte de Costa dice Adolfo Saldías:
“alguien quiso echarle un lazo al cuello. Un oficial a quien otrora le salvara
la vida, le descerrajó un tiro...a este tiro le siguieron otros (...) fue
ultimado”. 18
Según Julio Victorica “de los 140 hombres que
invadieron, solo 15 quedaron con vida”. 19
El gobernador de Buenos Aires y sus ministros
tranquilizaron la conciencia de los triunfadores. Le expusieron que con su
accionar han “afirmado el orden público, pues ya que los malvados que lo
pudieron conmover han expiado sus negros crímenes con sus cabezas”. 20
Pero como bien dice Arturo Jauretche: “Regía ya la
garantía constitucional. No hubo ni siquiera juicio sumarísimo: la pena de
muerte había sido establecida por decreto y antes de ser habidos los
inculpados. El Grosso grande se limita a decir: ‘Fuerzas de Buenos Aires
salieron a su encuentro, y los derrotaron, siendo fusilados muchos de ellos’.
Ya se sabe la misión de Grosso –el chico y el grande- es difundir las
‘zonceras’ y no ilustrar sobre ellas”.
21
El autor del “Manual de zonceras argentinas” se refiere
a los libros de Alfredo Bartolomé Grosso. Amplía Norberto Galasso: “en 1893,
publica ‘Nociones de Historia Argentina’, una obra de 200 páginas, que en
el lenguaje popular se conocería como ‘el Grosso chico’. Después, en 1898,
lanza ‘Curso de Historia Nacional’, 400 páginas, que se conocerá como
‘el Grosso grande’ (...). Los libros de Grosso constituyen el vehículo
fundamental a través del cual la Historia Oficial pasa al conocimiento de
docentes y alumnos”. 22
Jauretche, con su lucidez habitual, traza un paralelo entre
la Matanza de Villamayor y los fusilamientos de junio de 1956: “en los días
inmediatos al 9 de junio de 1956 y a raíz de una tentativa revolucionaria,
fueron fusiladas 27 personas entre militares y civiles en función de un decreto
que complementaba el establecimiento de la Ley Marcial y de la ley 13.234 de
organización de la nación en tiempos de guerra sancionada por Perón, que
nunca se aplicó. La parte dispositiva de tal decreto dice: ‘Art. 2°: Todo
oficial de las fuerzas de seguridad en actividad y cumpliendo actos de servicio
podrá ordenar juicios sumarísimos con atribuciones para aplicar o no la pena
de muerte por fusilamiento a todo perturbador de la tranquilidad pública’.
‘Art. 3°: A los fines de interpretación del Art. 2° se considerará como
perturbador a toda persona que: porte armas, desobedezca órdenes policiales o
demuestre actitudes sospechosas de cualquier naturaleza’ (...) En resumen: la
pena de muerte está abolida siempre que el gobernante no tenga interés en
aplicarla. Si tiene interés puede
hacerse el burro como Pastor Obligado y Aramburu y los co-firmantes de los
dos”. 23
En “El Nacional”, Sarmiento “se alegró por la
cobarde matanza” 24 y proclama “han
muerto o han sido fusilados, en el acto de ser aprehendidos, Bustos, Costa,
Olmos (si no lo está, lo estará, voto al chápiro. Trofeos la espada de Costa
ruin y mohosa. El carnaval ha principiado. Se acabó la mazorca”. 25
Mitre y sus soldados pasean
su triunfo por la calle Florida. Por la noche, se lo homenajea en el club del
Progreso. Se brinda por su gloria y se le obsequia un álbum. Por la mañana, se
convida con un asado, en Palermo, a los soldados y se distribuyen ascensos y
medallas.
El historiador Fermín Chavez reflexiona: “Esta matanza
general no tenía precedentes en la historia de los argentinos”. 26
p. 280.
Para Galasso “Villamayor (...) constituye una de las páginas
más negras del mitrismo”. 27
ORIGEN DEL NOMBRE DEL PARTIDO DE LA MATANZA
“A- Que el nombre del partido proviene de la matanza
realizada por Mendoza en el encuentro contra los indígenas en el año 1536
(versión Ulrico Schmidl, Lozano, Guevara, etc.)
B- Que el nombre proviene de la matanza llevada a cabo por
Garay como escarmiento contra los indígenas entre los años 1580 y 1653 (versión
Azara).
C- Que el nombre proviene de la matanza de ganado alzado
(versión de Enrique de Gandia).
D- Que el nombre proviene de la matanza de perros
cimarrones en el río Aos y en la zona (versión anónima clarificada por el
R.P. Furlong).
E- Que el nombre proviene del homenaje a Garay en el lugar
donde fue asesinado y por prolongación en nuestra zona (versión Outes).
G- Que el nombre proviene del transplante del nombre
portugués de una zona lusitana, posteriormente implantado por Vespucio en su
viaje con las naves de González Coelho (versión del Profesor y Historiador de
La Matanza Alfonso Corso, aprobada en el II congreso de Historia de los pueblos
de la Pcia. de Buenos Aires.)”. 28
BIBLIOGRAFIA CITADA
1. RAMOS JORGE ABELARDO. LAS MAZAS Y LAS LANZAS. HYSPAMERICA. BUENOS AIRES.1986. P. 169.
2. RAMOS JORGE ABELARDO.IBID. P.172.
3.RAMOS JORGE ABELARDO .IBID. P.170.
4.RAMOS JORGE ABELARDO. IBID. P.172.
5.LEVENE RICARDO. LECCIONES DE HISTORIA ARGENTINA. J. LAJOUANE & CIA. BUENOS AIRES.1937.P.455.
6.RAMOS JORGE ABELARDO. OP. CIT.P.172.
7.LEVENE
RICARDO.OP.CIT.P.456.
8.RAMOS JORGE ABELARDO. OP. CIT.P.173.
9.RAMOS JORGE ABELARDO. OP. CIT.P.175.
10. GONZALEZ ESPUL CECILIA. JERONIMO COSTA, HEROE DE MARTIN GARCIA. REVISTA DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTORICAS JUAN MANUEL DE ROSAS. NRO.47.CAPITAL FEDERAL. 1997. P.68.
11. S/A. CRONICA HISTORICA ARGENTINA. TOMO IV. EDITORIAL CODEX. BUENOS AIRES. 1972.P.49.
12.ROSA JOSE MARIA. HISTORIA ARGENTINA. TOMO VI. EL CISMA.1852-1862.EDITORIAL ORIENTE SA. BUENOS AIRES.1979. P.154.
13.ROSA JOSE MARIA. IBID. P.155.
14.ROSA JOSE MARIA. IBID. PP.155/6.
15.16.SIERRA VICENTE. HISTORIA DE LA ARGENTINA. VIDA, PASION Y MUERTE DE LA CONFEDERACION ARGENTINA.1852-1862.EDITORIAL CIENTIFICA. BUENOS AIRES. 1980. P.254.
16.a. 17.ROSA JOSE MARIA. OP. CIT. P.156.
18.SIERRA VICENTE. OP.
CIT. P.255.
19.VICTORICA JULIO. URQUIZA Y MITRE. EDITORIAL LAJOUANE & CIA. BUENOS AIRES. 1906. P.197.
20.ROSA JOSE MARIA. OP. CIT. P. 158.
21.JAURETCHE ARTURO. MANUAL DE ZONZERAS ARGENTINAS. PEÑA LILLO EDITOR. BUENOS AIRES. 1988.P.190.
22.GALASSO NORBERTO. DE LA HISTORIA OFICIAL AL REVISIONISMO ROSISTA. CORRIENTES HISTORIOGRAFICAS EN LA ARGENTINA. NRO. 1 CUADERNOS PARA LA OTRA HISTORIA. CENTRO CULTURAL ENRIQUE SANTOS DISCEPOLO. BUENOS AIRES. 1999.REIMPRESION. P.20.
23.JAURETCHE ARTURO. OP. CIT. PP.190 A 192.
24.25.GONZALEZ ESPUL CECILIA. OP.CIT. P.69.
26.CHAVEZ FERMIN. HISTORIA DEL PAIS DE LOS ARGETINOS. A. PEÑA LILLO EDITOR SRL. BUENOS AIRES. 1972. 2DA.EDICION. P.280.
27.GALASSO NORBERTO. BUENOS AIRES Y LA CONFEDERACION URQUICISTA. NRO.10.CUADERNOS PARA LA OTRA HISTORIA. CENTRO CULTURAL ENRIQUE SANTOS DISCEPOLO. BUENOS AIRES.1999.P.20.
28.SITIO WEB: w.matanza.mun.gba.gov.ar/historia.htm