Todo parece indicar que la desesperación de Cristina Fernández de Kirchner por tratar de disimular los gruesos errores de todo tipo que están cometiendo el gobierno, obliga a sus incondicionales funcionarios a formular cualquier tipo de afirmación sin pensar lo que dicen. El objetivo pareciera ser darle siempre la razón a su jefa para tranquilizarla.
Axel Kicillof acaba de formular al menos dos afirmaciones que son realmente sorprendentes por lo insólitas que son conceptualmente.
En primer lugar sostuvo que “el proceso de sustitución de importaciones requiere importaciones de insumo y de maquinarias y el riesgo es que se terminen los dólares para hacerlo”.
Lo primero que tendría que saber es que los dólares no se terminan si dejan que fluctúe libremente el precio en el mercado. Ahora, sí se les van a acabar los dólares si pretenden sostenerlo a este precio ridículamente bajo. Los dólares nunca van a faltar, el problema es el precio al que quieren que se opere el dólar. Si quieren tener un dólar barato, seguro que les va a faltar dólares baratos porque no van a exportar nada en poco tiempo más.
Pero dejando de lado su increíble capacidad para ignorar la ley de la oferta y la demanda, uno podría decirle que no se preocupe porque tal riesgo no existe, por la sencilla razón que nadie invierte en Argentina. Así que si su temor es que se acaben los dólares para importar bienes de capital para sostener el modelo de sustitución de importaciones, todavía tienen margen porque nadie está dispuesto a invertir en un país con reglas de juego tan poco previsibles y tan arbitrarias.
Pruebas al canto. En los primeros 8 meses de este año, de acuerdo a los datos del mismísimo INDEC, las importaciones de bienes de capital cayeron un 18% respecto a los primeros 8 meses del año pasado. El de importaciones fue el rubro que más cayó de todos. Es decir, tal es el grado de improvisación en los discursos que hacen, que ni siquiera miran los números que ellos mismos construyen.
Segunda afirmación de antología: “La expansión monetaria contribuye a reducir la tasa de interés y eso facilita el crédito que es un aceite para el movimiento de la actividad económica”. Aquí Kicillof sigue el mismo razonamiento de Marcó del Pont. El crédito no es fruto del ahorro, que es la parte no consumida del ingreso, sino que el ahorro se puede imprimir en forma de billetes.
Para el funcionario la gente puede consumir el 100% de su ingreso, no ahorrar un peso e igual va a disponer de abundante crédito barato vía la impresión de billetes. Con esta afirmación Kicillof nos viene a informar que no existe tal cosa como la escasez. El crédito puede ser barato e ilimitado gracias a las imprentas de billetes que no generan inflación sino que mágicamente crean ahorro según el razonamiento oficial.
Si razonan de esta forma, hay motivos más que suficientes para estar preocupados por el futuro económico.
Roberto Cachanosky
Economía para Todos