China podría acentuar su condición de aliado político clave de la Argentina y aspirar a convertirse en su primer socio comercial si cumple con el plan trazado para la próxima década por la nueva generación de dirigentes del Partido Comunista (PCCh) que tomará las riendas del país.
Representantes de ambos gobiernos coincidieron en destacar ante Noticias Argentinas la "complementariedad económica" y la "sintonía política" de China con la Argentina —y con toda Latinoamérica— en esta etapa que se abre bajo el seguro liderazgo del todavía vicepresidente Xi Jinping.
En ese marco, Beijing persigue la ambición de duplicar en pocos años el ingreso per cápita de su población, actualmente en 5.400 dólares anuales, aumentar el consumo doméstico desde el nivel actual de 45% del PBI y "urbanizar" a unos 400 millones de los chinos que todavía habitan en zonas rurales.
En caso de cumplir esa meta, podría incrementar significativamente su consumo interno y la demanda de productos alimenticios que elaboran la Argentina y otro países de la región, estimó el embajador en Beijing, Gustavo Martino. "A medida que se urbaniza, el consumo se sofistica y China va a necesitar cada vez más alimentos y manufacturas del exterior. Si bien es uno de los grandes países productores de alimentos, tiene el 20% de la población mundial y solo el 8% de las tierras arables del mundo", explicó Martino.
En diálogo con este columnista en su luminoso despacho de la embajada en el barrio de Sanlitun de Beijing, el ex cónsul en Chicago aseguró que la Argentina aparece como "un proveedor confiable y un socio estratégico de China". Sobre esa perspectiva, podría ampliarse el comercio bilateral, que en 2011 fue de 16.749 millones de dólares. Sin embargo todavía tiene mucho camino por recorrer en comparación al alcanzado por otros países de la región y al volumen de intercambio entre la Argentina y Brasil que solo en los diez primeros meses de 2012 sumó 28.372 millones de dólares.
La oportunidad radica más en esa perspectiva que en la actividad actual. China incrementó su comercio bilateral con América latina un 30 por ciento anual desde 2001 y planea duplicar sus niveles de intercambio con la región en 2016. Sin embargo la diplomacia nacional tiene dos puntos clave por atender: evitar que el déficit con China se dispare, luego de que en 2011 alcanzara los 4.397 millones de dólares sobre el total de 17 mil millones y diversificar la matriz exportadora, hoy fuertemente concentrada en el complejo sojero.
"Por un lado es bueno tener un mercado firme para la soja argentina, pero también vamos a poder exportar alimentos procesados, leche en polvo maternizada, vinos finos, carnes de todo tipo, entre otros. Estamos trabajando con todos los consulados para lograrlo", detalló el embajador. Ese no es un tema menor. La región tiene superávit comercial con China, pero es una relación asimétrica: según un reciente trabajo de la CEPAL las manufacturas, incluidas las de baja, media y alta tecnología, son sólo el 7% de las exportaciones al país asiático y el resto corresponde a productos primarios.
En 2010, la República Popular hizo sentir su poder de fuego a la Argentina al dejar de comprar aceite de soja por varios meses en represalia a las barreras comerciales contra sus productos. Quizá como resultado de esa presión en 2011 el Dragón aumentó un 38% sus exportaciones a la Argentina y amplió su superávit.
Socio internacional
En el plano político, el ascenso de China parece poner fin a la unipolaridad de la que gozó Estados Unidos desde la desaparición de la URSS. Esa pulseada ya se siente en la región donde China fijó sus ojos hace ya varios años. El año pasado el gobierno chino invirtió 70 mil millones de dólares en el exterior y un 16% (10.100 millones) fue a parar a América Latina, que en la Argentina se traduce en proyectos de infraestructura ferroviaria, hidroeléctrica, nuclear y hasta militar con la fabricación de helicópteros multipropósito.
Un dato de este proceso lo refleja el incremento sostenido de la relación comercial argentino-china en los últimos diez años, en igual proporción al detrimento del intercambio con Washington. El kirchnerismo sintonizó desde el inicio con los dirigentes de la república fundada por Mao Zedong en 1949 y las coincidencias quedaron de manifiesto en foros internacionales como Naciones Unidas, el G-20 o el G-77, donde China acentúa su liderazgo con apoyo de Latinoamérica.
En ese contexto, China es el país con mayor peso internacional que "apoya el reclamo de la Argentina en relación con la soberanía de las Islas Malvinas" —siendo más explícito que otros países— y Buenos Aires "se apega con firmeza a la política de Una Sola China y apoya el desarrollo pacífico de las relaciones a través del estrecho de Taiwán".
Ese respaldo adquiere un peso específico especial en momentos en que la Argentina enfrenta una etapa de poca solidaridad internacional en los países centrales, en medio de disputas comerciales y del reclamo de los fondos buitre. "Los nuevos líderes del Partido Comunista empezando por Xi Jinping conocen a la Argentina y hablan muy bien de la Argentina, así que soy muy optimista sobre el futuro de la relación", resumió Martino.
Gabriel Profiti
Agencia NA