Este lunes, el periodista y escritor Luis Gasulla presentó su segundo libro “El negocio de los derechos humanos” en medio de una feroz tormenta en el edificio anexo del Senado de la Nación. A pesar del clima hostil, el auditorio contó con un excelente marco y la participación de la ex diputada Silvana Giudice, el periodista Ceferino Reato, ex trabajadores de Sueños Compartidos y protagonistas de la obra. También asistieron familiares de la tragedia de Once, la mujer amenazada por Guillermo Moreno, Paula de Conto, víctima de la violencia de género como Laura Elías y allegados a los Kirchner que viajaron desde Santa Cruz para la presentación.
En el marco de la mesa "Derechos humanos ayer, hoy y siempre", la ex diputada Silvana Giudice recordó el día en que conoció a Luis Gasulla cuando el periodista era víctima de la censura y el repentino levantamiento de su programa en una radio afín al gobierno nacional. “Los años pasaron y la persecución a los periodistas se acentuó” expresó Giudice quien participó del debate para señalar que “la libertad de expresión es un derecho humano fundamental”. Desde su Fundación, Giudice viene investigando y denunciando hechos como los que sufrieron periodistas como Gasulla desde el 2010 a la fecha y el famoso 7D es la última prueba de una guerra desigual que ha decidido generar un gobierno que quiere arrasar con la crítica y la investigación en la Argentina. Giudice recordó “los valores de respeto a los derechos humanos de la figura de Alfonsín fueron ignorados por este gobierno y esa es la democracia que yo quiero y no la de cartón que los Kirchner han montado sobre slogans que persiguen, en realidad, sobre otros intereses”. La ex diputada agregó que “no se ha avanzado, realmente, en la búsqueda de los derechos humanos básicos de nuestros ciudadanos en estos años y luchar contra la corrupción también es pregonar un derecho humano”.
En segundo lugar, el autor de “Operación Traviata” y “Disposición Final” recordó los prejuicios que sintió cuando conoció a Luis Gasulla, invitado para su programa, en aquel momento en Radio Cooperativa. “Trabajaba en Canal 7 y tenía todo para ser un periodista K y podría haber sido mucho mejor que otros pero me di cuenta que no podía serlo jamás porque tiene una fuerte vocación por el periodismo”. Reato agregó que el periodismo tiene dos objetivos que es “informar y que esa información sea sensible para todos y este libro es un libro periodístico excelente pues tiene muchísima información”. Reato elogió la escritura de El negocio de los derechos humanos y la cantidad de datos que aporta para el debate. Reato distinguió que la política de derechos humanos de los Kirchner fue pragmática pero, citando a Lenin, el de ellos fue “sin principios y no dio lugar a una política genuinamente progresista”. Reato contextualizó la política de los derechos humanos y citó al libro para explicar esa alianza del gobierno y ciertas organizaciones de derechos humanos: “El gran problema es que ahora los organismos ya no pertenecen a todos, a la sociedad civil, en términos de Gramsci, sino solo a la sociedad política”. “Está claro que los Kirchner buscan poder pero ¿qué consiguieron Hebe y Estela?” Reato enumeró, para explicar la alianza, una comunión con el poder, el dinero y jugosos fondos públicos, el empleo a familiares y cargos públicos y, por último, la seducción del poder pues se han acostumbrado a viajar en aviones en primera clase”.
Por último, Reato enumeró los datos que Gasulla cita en relación con las secretarias de derechos humanos y finalizó que “la gente sabe que Sueños Compartidos fue un gran acto de corrupción”.
A continuación, Gasulla recordó las dos muertes de integrantes de la comunidad qom en el mismo día de los derechos humanos, en el norte argentino y presentó las historias de Miriam Aquino, líder de la villa El Cartón estafada por el gobierno nacional y la Fundación Madres de Plaza de Mayo, el relato de Gisela de Vincenzo quien pelea por conocer su identidad a pesar de la burocracia del banco genético y monopólico de Abuelas de Plaza de Mayo y trabajadores despedidos de Sueños Compartidos como Luis Aranda y Gastón Salvatierra.
La emotividad de los testimonios le aportó algo distinto a la presentación y verosimilitud a la obra de Luis Gasulla, editada por Sudamericana en noviembre de este año.
Finalmente, Gasulla recordó que “un delito, un hecho de corrupción, la injusticia, el cinismo y la confusión entre lo público con lo privado no tienen ideologías. Son todos delitos, los cometa quien los cometa. No importa si es amigo o nos cae bien, si un periodista conoce hechos de la naturaleza como los que describe este libro, está siendo cómplice de los hechos, de la estafa si calla por temor o vaya a saber por qué razón”.
En último término, el autor de El negocio de los Derechos humanos le preguntó a los presentes:
¿Cómo se entiende que organismos que decían que jamás harían política partidaria se transformaron, durante el kirchnerismo, en un brazo importante de un gobierno y en su escudo ético?
Creo que los juicios contra los represores corren por cuenta de la justicia y que se han estirado infinitivamente en el tiempo por un uso político pero ¿Cómo el relato de los derechos humanos sirvió como excusa para tapar las contradicciones del presente?
¿A nadie le llama la atención que el 7D nadie haya recordado a las víctimas o los asesinados del Parque Indoamericano?
¿A nadie le interesó buscar la identidad de personas como Gisela que tuvieron la mala suerte de nacer meses, días, semanas antes del 24 de marzo de 1976? ¿Sólo importaba saber si los hijos de Ernestina Herrera de Noble eran hijos de desaparecidos?
¿Cómo puede reescribir su pasado de supuesta militancia dos presidentes de la Nación y Hebe y Estela negar la realidad? ¿Cuándo las recibieron a las Madres y a las Abuelas durante los años en que Kirchner fue intendente o gobernador?
¿Por qué en provincias como Santa Cruz la policía funciona como si la democracia jamás hubiese existido y las protestas sociales son reprimidas con la tercerización de la violencia?
¿Qué derechos humanos tuvieron las víctimas de la tragedia de Once?
¿Los fondos públicos que recibió la Fundación Madres de Plaza de Mayo no debían controlarse?
¿Schoklender qué fue? ¿Un genio? ¿Un parricida? ¿el chivo expiatorio ideal? ¿O todo eso junto? ¿Podía desconocer Bonafini lo que pasaba en su Fundación? ¿Se transformó a la Fundación en una caja política? ¿Cómo es posible que hoy, en diciembre del 2012, afloran nuevos schoklenders? ¿Otra vez la han engañado?
¿Por qué la única respuesta de su hija fue despedir al 90% de los trabajadores de Sueños Compartidos? Ante la estafa, ¿esa era la única solución que podía ofrecer un gobierno que alza la bandera de los derechos humanos, de las viviendas para todos y del trabajo?
¿Por qué a los que denunciaron, a los que se animaron a romper el silencio se los ha perseguido como si estuviesen gobernando los uniformados de hace 35 años?
No pertenezco ni al sistema mediático oficialista, paraoficialista o chupamedia de un gobierno de turno ni al poderoso grupo Clarín. Y en este país, hoy, pertenecer tiene sus privilegios…
Dos años después de meternos en esta historia, podemos debatir de mil formas distintas pero los hechos no se discuten. Aquí está Miriam Aquino, prueba palpable del cinismo y doble discurso, o en Soldati está Fatima Teresa Vera la mujer que inició el camino de esta obra, la mujer despedida por quedar embarazada de la Fundación, la que levantaba bolsas de cemento cuando tenía 4 5 meses de embarazo, la que dejaron en la calle con 3 chiquitos, la que nunca le pagaron un centavo, la que iba a los actos políticos sin saber quiénes habían sido las Madres, ¿hay algo más reaccionario y fascista que la utilización de los pobres?”
Redacción de TDP
Seguir a Tribuna