Desde el preciso momento que se hicieron visibles, los saqueos provocaron estupor social y la necesidad de encontrar una explicación satisfactoria. Para el Gobierno, se trata de una manifestación rentada por parte de ciertos sectores de la oposición. Para la oposición a su vez se trata de algo armado por el propio oficialismo.
Sin embargo, la respuesta a este nuevo-viejo fenómeno es un poco más compleja. “Los saqueos responden a una multiplicidad de factores. Uno de ellos es el contexto propicio para la violencia que se ha generado a partir de la degradación del sistema judicial y de seguridad. En los últimos años, las señales emitidas desde las autoridades fueron que el no cumplimiento con las normas es legítimo si el fin político perseguido lo justifica”, según un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA).
A estas causas también se suman algunos cambios en la dinámica fiscal. Según datos de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), a setiembre del 2012 el gasto público nacional creció a una tasa del 29% interanual, pero los subsidios sociales crecieron al 13% interanual, muy por debajo de la inflación. Dentro de los subsidios sociales se destaca la evolución de los siguientes componentes:
• Los subsidios sociales del Ministerio de Desarrollo Social crecieron 12% anual.
• Los recursos repartidos entre las provincias y los municipios del Fondo Federal Solidario crecieron un 9% interanual.
• Los subsidios sociales del Ministerio de Planificación Federal disminuyeron en un 10% interanual.
Según IDESA, estos componentes de los subsidios sociales corresponden fundamentalmente al sostenimiento de planes de empleos o la obra pública comunitaria intensiva en empleos precarios destinados a población pobre o vulnerable. “Los datos muestran que, en general, las partidas destinadas a subsidios sociales han sufrido una visible desaceleración y que, dentro de ellas, el ajuste se concentra sobre los programas asistenciales que más directamente se vinculan con la contención de la población en mayor estado de necesidad”, según el documento de la consultora, el cual concluye con una polémica afirmación: “Los saqueos no son consecuencia directa de la pobreza, sino de la profundización del asistencialismo estatal. La bonanza económica estuvo acompañada de un fenomenal crecimiento del gasto público”.
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Equipo de Economía de TDP