“En política nada ocurre por casualidad. Cada vez que un acontecimiento surge se puede estar seguro que fue previsto para llevarse a cabo de esa manera”. (Fralklin Delano Roosevelt, fallecido en 1945).
“El mundo se divide en tres categorías de gentes, un muy pequeño número que produce acontecimientos, un grupo un poco más grande que asegura la ejecución y mira como acontecen, y por fin una amplia mayoría que no sabe nunca lo que ha ocurrido en realidad”. (Nicholas Murry Dutler, miembro del C.F.R.).
Cuando un país como la Argentina, a pesar de sus continuas crisis no tiene en su agenda la lucha de clases, la aparición de violencia clasista nos obliga a tratar el tema.
La función del justicialismo en la década del 40 y conforme a lo establecido en Yalta, era llevar esa masa obrera imbuida de ideas izquierdistas hacia un movimiento de derecha. La pata nacionalista la corrigió el Imperio en 1955.
Esto es lo que los peronistas nunca quisieron admitir, que el libro Azul de Braden fue una movida magistral del Imperio para torcer el resultado electoral. La fórmula Tamborini-Mosca no podía contener el más mínimo disturbio, era retroceder cuarenta años, de los tiempos que el gobernador Mosca negociaba con La Forestal.
Así caminó la Argentina más de medio siglo con su mayor movimiento de masas de derecha, insólito en el continente.
Como hacemos para introducir la lucha de clases en un país donde en 2001 se gritaba “Piquete, cacerola, la lucha es una sola”.
Pues, de varias formas. Si queremos entender esto lo primero que hay que establecer es que programan a décadas vista, de difícil comprensión en un país inmediatista como el nuestro. Otro punto que hay que entender es que el modus operandi del imperio se adapta a las circunstancias, que hace cincuenta años apoyase gobiernos de derecha, lo hacen hoy con los de izquierda sin ningún problema. Ellos se trazan objetivos, los medios para lograrlos, todos.
La primera causa es la corrupción en todas las esferas de gobierno del país y en especial dentro del mismo movimiento justicialista apuntando que las nuevas generaciones pierdan ese sentido de pertenencia a los partidos tradicionales.
De este modo los estratos medios y altos se debaten en una incredulidad manifiesta hacia la clase dirigente. Cualquier ciudadano menor de cuarenta y cinco años lo menos que quiere que le hablen de peronismo.
A quienes obran de buena fe y dicen que esos dirigentes no son peronistas, le digo que cambien el lenguaje, es imposible convencer a millones de personas que dan cientos de nombres y resulta que ninguno es peronista.
Hay una renovación generacional que quiere ser protagonista de la historia y tener sus propias vivencias, hablar y tocar a los nuevos líderes y no verlos en una foto. La vocación revolucionaria de cada generación joven no puede canalizarse hacia líderes ya fallecidos.
La educación o la falta de ella hace lo propio en las capas bajas y las sucesivas políticas económicas de exclusión generaron esa inmensa masa de pobreza y miseria. No hay otra explicación en un país que no sufrió guerras devastadoras o grandes cataclismos, rico con solo 40.000.000 de habitantes.
Todo está relacionado, en la década del 90 se destruían empleos al mismo tiempo que se construían barrios privados para que se note el contraste. La falta de educación y la educación tendenciosa hace el resto.
En estos últimos años se potenció el odio de clases al identificar a culpables de las crisis y su egoísmo con la sociedad. Caso emblemático es el campo. No soy tan ingenuo para creer que el sector empresario deber ser solidario, su función es pagar a sus empleados conforme lo establecen las leyes y cumplir con las reglamentaciones vigentes.
De ahí para adelante es función del Estado, para cumplir con sus obligaciones cobra impuestos. Si no sabe administrar o lo hace deficientemente es otra cosa.
Este gobierno sin oposición, que ha convertido el Parlamento en una escribanía donde el 75% de lo que aprobó fueron iniciativas propias. Aquí habría que observar de qué tenor se compone el 25% restante. Además la relación de apoyo en la sociedad no es 3 a 1. Si agregamos que recién ahora la justicia da algún indicio de independencia, significa que han tenido las manos libres y la cabeza despejada para generar políticas inclusivas que vayan más allá del subsidio del estado.
Reitero, si no saben administrar o dilapidan el dinero es otra cosa. Los únicos responsables del estado de la economía son quienes manejan el dinero, los que pagan impuestos, culminan con su responsabilidad al momento de efectuar el pago.
Por otro lado hay que analizar porque esta gente incentiva la lucha de clases. Los sobrevivientes del movimiento guerrillero de los 70, que deben la explicación de cómo sobrevivieron y a expensas de qué. Esos sobrevivientes son señores burgueses, pero no desde ahora, hace ya unos cuantos años.
Su conducta no es de clase, ¿cuál es entonces el objetivo, el odio? A quien? Los que estaban del otro lado están muertos físicamente o en vida. ¿Cuál es el móvil de tanto resentimiento?
No hay respuesta, y cuando no hay respuesta hay que buscarla en el razonamiento. Para aquellos que tienen mas pasado que futuro, el razonamiento hay que vincularlo con la historia.
La historia nos dice, comparando índices, que en el gobierno constitucional que ayudaron a derrocar había mejor distribución del ingreso que en el actual, menos desocupación, menos pobreza, menos subsidios del estado, mayor seguridad (salvo la inseguridad provocada por ustedes), mejor sistema de salud, mejor educación, menor corrupción.
En una sola cosa, están iguales. Están ustedes trabajando siempre para los enemigos de la patria.
Javier Ordoñez
javierordoez75@yahoo.com