El dato es parte de la comidilla de los medios en estos días y muestra cómo la crisis de las cuentas públicas afecta también a la difusión del “relato” oficial. Tan simple como esto: siendo enero de 2013 hay medios alineados al Gobierno que todavía no terminan de cobrar sus pautas publicitarias de mediados de 2012.
Según supo Tribuna de Periodistas, no se trata solo de la demora usual que registran los pagos gubernamentales, sino de la explosión del déficit de las finanzas por el peor costado. Demostración de esto es el hecho de que, desde los estamentos oficiales, vienen diciendo a los “acreedores” que tengan paciencia. “Llamá la semana que viene”, dicen desde el Gobierno a las telefonistas que gastan sus dedos en insistir cada semana. Pero el pago nunca aparece, tal cual puede apreciarse en las planillas que publica la Secretaría de Comunicación Pública en su sitio, dependiente de la Jefatura de Gabinete de Ministros.
Los pocos que han logrado cobrar algo, lo hicieron tarde y mal, con la consiguiente pérdida económica por la voraz inflación. Los damnificados son principalmente el grupo Szpolski-Garfunkel y Vila-Manzano, famosos por sus operaciones de prensa a favor de quien ponga la tarasca más grande.
Ello explica por qué empiezan a aparecer notas acríticas sobre referentes de la oposición en medios como Tiempo Argentino, diario UNO y hasta revista Veintitrés.
Es una situación que preocupa al Gobierno pero que no puede terminar de resolver, por las mencionadas deficiencias de caja. Obviamente, ante la necesidad de optar, el Gobierno siempre preferirá cubrir necesidades más importantes que la pauta oficial en los medios K.
Esto a su vez operará como una trampa a futuro que conspirará contra el mismo Gobierno. Sin una millonaria pauta que los sostenga, el 80% de los medios nacionales no pueden subsistir. Y antes de fallecer, harán lo que mejor saben: apretar.
El kirchnerismo deberá optar por mantener a unos pocos, a los cuales les tendrá que destinar los fondos respectivos. Pero ya no podrá jactarse de manejar más de 110 medios en todo el país, como hace hasta ahora.
Y la millonaria pauta, que hoy supera los mil millones de pesos al año, deberá contraerse a menos de la mitad de ese valor.
Una cuestión aparte es qué ocurrirá con los blogueros K, un ejército heterogéneo que también sobrevive gracias a dineros del Estado. El hecho de que haya disminuido considerablemente su nivel de virulencia en las últimas semanas parece ser síntoma de lo mismo: no están cobrando sus sobres mensuales.
Es un problema que recién comienza y que posiblemente estalle en el mediano plazo, justo en un año en el que el kirchnerismo necesita todas las municiones posibles para avanzar en su guerra de guerrilas de cara a las legislativas de este año.
El relato empieza a desmoronarse y aparece una prueba de fuego: ver cuántos de sus agoreros se animan a defenderlo sin plata de por medio.
Carlos Forte
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