La oposición muestra demasiados antecedentes peligrosos, en cuanto a votaciones en consonancia con el ejecutivo. La centroizquierda en el orden general, la centroderecha mayormente en la Ciudad, y por cuestiones inmobiliarias.
Se han escudado en una candorosa ingenuidad. Les mostraron la zanahoria ideológica de nacionalizar y democratizar, y acudieron. Tenían motivo y argumento. Siempre se puede decir, luego de un tiempo, "nos engañaron".
A 10 años del inicio de la revolución neo marxista, estas excusas comienzan a carecer de sustento lógico. No queda mínimo margen de credibilidad ni tolerancia para argumentar algún positivismo sobre lo que el kirchnerismo proponga: son todas trampas.
La ciudadanía tiene sus expectativas depositadas en lo que la oposición pueda llegar a ofrecer. Lo último que suscribirá la gente es impunidad para el grupo Kirchner. Tengan cuidado, chicos, juegan con fuego.
Clarín y la Justicia
Que Leopoldo Moreau esté, desde hace un tiempo, sumamente cercano al kirchnerismo, y que Julio Cobos haya salido a decir que ve con buenos ojos la kirchnerización de la justicia, no son casualidades.
Hay quienes hablan de un nuevo pacto de Olivos. Y dentro de este esquema, algunos concluyen que el kirchnerismo, en fuga, solo busca impunidad, mientras que otros, creen que busca alianza circunstancial, para tratar de perpetuarse.
Hay otra realidad, de la que pocos hablan. Porque es uno de esos asuntos de la política que, por lo general, se dirime durante cenas en departamentos del centro, nunca ante indiscretos micrófonos.
Y esa realidad dice que el sometimiento del poder judicial a las eventuales mayorías electorales, es el sueño del pibe para cualquier político que aspire a presidir este país.
Es una analogía de la Ley Clarín. La oposición defiende al multimedio con el broche en la naríz, y solamente hasta que el kirchnerismo quede definitivamente fuera de toda chance para 2015. Una vez logrado el objetivo, no hay político en este país al que no le venga fantástico tener a Clarín desmembrado y con su poder de fuego sensiblemente reducido.
Con una justicia adicta a la primera minoría y sin Clarín poderoso, el camino a los negocios non sanctos, desde el poder, queda allanado. Para todos y todas.
Alto Riesgo
Los principales riesgos de estas movidas, radican en que dormir la siesta con el kirchnerismo es casi garantía de despertarse violado.
Ya lo vivió el propio Cobos con su inserción en la transversalidad de Kirchner. Abrió la boca una vez y quedó sumido en el ostracismo por 3 años. Fueron impiadosos.
No era nadie; fue San Martín durante un mes, y regresó al arcón de los recuerdos. A palazos de ninguneo.
Si los rosqueros históricos de la centroizquierda piensan que a los talibanes marxistas los van a controlar con algún pacto, entonces estamos mucho peor de lo que pensamos. El kirchnerismo se caracteriza por ser defaulteador serial de alianzas.
Se comenta con insistencia que hay tres ministros de la corte suprema de justicia que están con deseos de alejarse. Fayt por razones cronológicas, Petracchi, y Argibay, por motivos de salud.
Los motivos personales están fuertemente influenciados por las presiones inverosímiles que el gobierno realiza sobre la corte. La misma que pusieron ellos y que era uno de sus orgullos.
No hace falta aclarar que, ante esta eventualidad, la procuradora talibán K, Gils Carbó, es número puesto.
¿Quién puede creer que si el kirchnerismo consigue su propio Consejo de la Magistratura y una corte adicta, no irá por todo?
¿Y la gente?
De un lado, es bueno que estos entramados se comiencen a develar antes de las elecciones. Incluso antes de la conformación de las listas.
Porque la gente podrá analizar con más detenimiento dónde está parado cada uno.
Lo que es imperioso explicarle a esa gente, es que si piensa que la oposición tiene los mismos tiempos, intereses y objetivos que la ciudadanía, se equivoca de medio a medio.
Por eso resulta clave que sea esa ciudadanía la que continúe marcando agenda, tanto al gobierno cuanto a la oposición.
Todos los jugadores comienzan a mostrar sus cartas.
Aprendamos a advertir quienes son los que critican al tramposo, pero le juegan la sota para que haga escoba con el siete.
Fabián Ferrante
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