Desde hace unos días se ha empezado a comentar en el cada vez más pequeño mundillo de la política —en lo particular en el peronismo— que “la casa”, no está en orden.
La piedra, como símbolo y justificación, explotó como detonador de algunas cosas. Un detonador, una señal, quizá aún no la bomba que todos esperan, pero sí señal de que ya se ha producido un cambio de tendencia que parece haber trastocado la inercia y lógica que venía llevando hasta mediados del año pasado. Nada es como antes.
El denominado “piloto automático” con el cual los kirchneristas se daban por confiados ya está roto. Estas palabrejas ya han sido usadas muchas veces, son tonterías de las que se enamoran los políticos, economistas y otros poderosos que se aferran de lo que (creen) los mantiene a flote. Ya se hubieron de enamorar de otros modelos incluso de la tablita cambiaria en la época del fallecido ex súper ministro José Alfredo Martínez de Hoz. Pobre Néstor, si viviera, hubiera ido al velorio, ya que se hizo millonario en Santa Cruz, durante la dictadura, con el remate de casas a los trabajadores vía
Ya se hubo de pelearse Carlos Menem con Domingo Cavallo por la paternidad de aquel “modelo” de convertibilidad. Y antes, los empresarios, con el modelo de la inflación 0, de Don José Ber Gelbard.
No lo niegan ni los impresentables ultraoficialistas periodistas militantes, que no se ruborizan con los millones gastados a troche y moche. Y es que el modelo actual está muerto, al amesetamiento económico de 2012 le siguió la inevitable caída y la pérdida de imagen presidencial, que no se trasluce directamente a los seguidores en la estructura del poder institucional, ya que Daniel Scioli, Mauricio Macri, José Manuel de la Sota y Sergio Massa miden bien.
La inagotable y monstruosa maquinaria de absorción política que creó el kirchnerismo, a traves del pago a dirigentes, punteros y burocracia, llegó a su techo y a su fin en la medida que dicha caja se empieza a vaciar. Resulta inexorable, en el trabajo político de un mercenario, cobrar.
Cuando empiezan a restringirse los recursos, o empiezan a escasear los recursos, no cabe el argumento de “vivir con lo propio”, ello cuando el sistema armado es una falacia total, y además, se cansó de pregonar, prometer y cumplir con todos y cada uno de los que, metódica, mensual e ineluctablemente, retiraban su cheque.
No cabe el argumento contrario, porque el 100% de los que juegan el juego saben que los Kirchner representaron y fueron, y hoy Cristina representa y es, lo peor de la política punteril de los feudos provinciales, lo peor del PJ“profundo del cobro, y, porque en definitiva la doctora exitosa Fernández no fue otra cosa que la esposa de un gobernador, colocada como diputada y luego senadora (y por último por el “dedo mágico” de su marido en el sillón de Rivadavia), al igual que muchas otras esposas que ocupan el espacio del reparto político de sus maridos-gobernadores.
Y todo esto, centrifugado, decodificado y sin planchar, va formando el “run run” de los semáforos en rojo y del reagrupe posterior de todas las líneas del armado, que, temeroso, no piensa renunciar ni un ápice. Sus problemas son exactamente 2. Primero, quién. Segundo, cuándo.
En todos estos últimos meses han existido innumerables reuniones, innumerables (públicas o no públicas) operaciones, que permiten deducir que nada será igual en el peronismo, y en consecuencia, en
La gota que colmó el vaso
Como si todo esto fuera poco, en el Vaticano, los cardenales se fueron a buscar un obispo para la ciudad eterna “al fin del mundo”. Con tanta puntería, que lo encontraron en el cono sur de Suramérica, en la Argentina, y encima eligieron uno jesuita y peronista. La respuesta espasmódica de la izquierda progre y la izquierda marxista-leninista representada, en su cuadro de honor por el panegírico de Hebe Pastor, D´Elía, salieron a hablar pavadas y terminaron de espantar al núcleo grueso del peronismo que atraviesa (silenciosamente) a todo lo largo y ancho, este país.
Lo que debería observar el analista agudo es el estallido de bronca de muchos dirigentes y simples militantes peronistas (simples cristianos o católicos practicantes) que observaban azorados cómo los antes mencionados dirigentes conspicuos del ultra K vomitaban todo tipo de insultos, cinismos e insultos sobre la figura de Francisco, tremenda bestialidad política en la cual aún algunos siguen incurriendo a pesar del “volantazo” tardío (pero inteligente) de su líder, quien salió desesperadamente a tratar de reencauzar semejante bestialidad, en un giro copernicano, pocas veces visto en la política.
En la columna anterior de quien escribe, se había especulado que: “Las declaraciones apuradas, las fotos trucadas, la miseria de los miserables ya conocidos y los abucheos en Tecnópolis, son solo la punta del iceberg de lo que viene. Además, son los primeros emergentes de una interna oficialista feroz, que muy probablemente se lleve puesto a parte del oficialismo que ya hace saber, en palabras de un dirigente local reconocido, que “no nos vamos a incinerar con el… de Verbitsky”.
Y no fue diferente, ya comienzan a observarse los primeros caídos en desgracia, que pueden ser muchos más con el correr los días y, en especial, cuando se acerque el “día D” de todo asunto político: el cierre de lista de las internas abiertas.
Al respecto, existe la especulación de una suspensión de las internas abiertas. Todas las noticias corren con una rapidez inusitada. Una suspensión de las internas abiertas tendrían infinidad de consecuencias, y como ya lo anunciaron varios de sus representantes, en principio sería leído por el sector “díscolo” del FpV, los de
Scioli, como siempre, guardó silencio, sabiendo que los distintos escenarios le juegan necesariamente en contra. Mide mal contra Massa, quien dice que quiere ir para gobernador, pero muchos saben que va por todo. Además, Scioli tiene el desgaste, imposible de controlar de la gestión, gestión que mejoraría (algo) con los fondos federales, que, se sabe, no le serán facilitados sin renunciar sumisamente a cualquier cosa que no se le permita desde la nomenclatura K.
La situación de Scioli es, quizá por su propia voluntad y por ser rehén de Cristina, bastante mala, por lo menos, peor pronóstico frente a las posibilidades de Massa.
Por su lado, no resulta fácil la jugada a los K. El habilitarles la interna abierta a los muchachos de Massa, Scioli, Cabezón Pérez (¿y Momo Venegas?) es una carta muy peligrosa. Los sectores duros del kirchnerismo se sienten perdedores con jugadores como Pérsico, D´Elía, “Chino” Navarro y Alicia Kirchner, y saben que una interna abierta de bochorno, con fraude masivo, quema de urnas o enfrentamientos armados sería el fin de toda chance en la elección de octubre. Todas cosas muy plausibles en una interna entre dos sectores del peronismo bonaerense.
A nadie se le escapa que no son solo políticos los sectores que se enfrentarían en una eventual disputa, sino otros, como sectores sindicales, empresariales, y también delictivos, por ejemplo, el narco se juega una dura parada, dado que, la legalización de la droga, hoy, estaría caída.
Una interna en ese contexto, de ese tipo, no le suma nada al kirchnerismo, no solo porque las consecuencias pueden ser imprevisibles (el peor escenario en política, lo imprevisible), sino porque hasta pondría en juego su supervivencia alguna futura.
Otro fenómeno particular es el del posible acercamiento del peronismo no K a un entendimiento con sectores que quieran abrir el juego, y no a cerrarlo, como se dijo desde este medio en 2010 que iba a ocurrir en el cristinismo, y que terminó ocurriendo, una lucha para ver quién era mas genuflexo y olfa de esa mujer de luto que representaba una danza de poder usufructuador político del lamentismo y de toda miseria humana habida y por haber, o sea, explotar la propia desgracia familiar.
Los patitos se van acomodando
El político del momento, es Sergio Massa, un hombre que mide muy bien en las encuestas (verdaderas). Massa no es un improvisado en política, ni mucho menos. Es joven, pero no mucho. Es una figura nueva, pero además, se supo rodear de parte del aparato marginado por la nomenclatura K, de manera inteligente y silenciosa, sin que las hordas del comisariato kirchnerista pudieran mellar su juego.
Su esposa, Malala, es una incipiente dirigente desde el conocimiento de las masas populares, pero experta y muy conocida en el roce de los barrios, en toda la zona norte. No solo eso, es la hija del “Pato” Galmarini, dirigente histórico de la zona norte de la provincia de Buenos Aires, “la primera sección” electoral bonaerense.
Además, Massa supo trabajar en estos últimos años desde la base de la enorme estructura institucional, en lo político, haciendo base en los municipios. Con la suerte de haber recibido una municipio ordenado, funcionando y ejemplo del fallecido Dr. Ricardo Ubieto, un vecinalista que nunca perdió en el norteño municipio, fue tejiendo acuerdos y sorprendiendo con un rotundo triunfo de un candidato suyo en el vecino San Fernando (Luis Andreotti).
No solo eso, dio un golpe en el importante Partido de General San Martín, colocando al intendente Gabriel Katopodis. Tiene un acuerdo implícito con el intendente de Vicente López, Jorge Macri, y también con Gustatavo Posse, de San Isidro, y asimismo, ciertos acuerdos de convivencia con De La Torre, intendente de San Miguel, y Curto, de Tres de Febrero.
¿Qué significa todo esto? Que la sección la tiene en el bolsillo, y mide también muy bien en la tercera sección, la más grande, la de los partidos del sur del conurbano.
Además, los intendentes “jóvenes” del sur, como Insaurralde, Gray y Giustozzi cuentan con votos propios y absorben todo lo que ocurre, no soy idiotas.
Resulta que en política todos pueden ser conducidos y acompañan algunos hasta la muerte del líder. Eso sí, nadie se entierra con el líder en el cementerio. Nadie entra allí, y todos los “barones del conurbano” —expresión tan particular de la política vernácula— no se enterrarán con los Verbistky, ni con las Hebe, ni con los D´Elía, simplemente porque ellos son los dirigentes de base, son jóvenes y atienden la primera línea de trincheras de la guerra social que se vive, ello en el primer, segundo o tercer cordón del Gran Buenos Aires.
El mismo fenómeno le ocurre a los gobernadores, que hacen (y harán) todas las caravanas y besamanos al poder central, pero nadie se enterrará, nadie implosionará con Cristina.
Los pasos de la implosión se van dando uno tras otro, los cepos (al dólar, a la inversión, a la construcción, a la compra de bienes de capital) serán siendo apretados, la fuga de capitales aumentada, la reducción de depósitos en moneda “dura” aumentada, la oferta de nuevos empleos seguirá disminuyendo, la confianza seguirá dinamitada, las empresas extrajeras (que no sean monopólicas, claro) pensarán en emigrar y repatriar capitales (como la brasileña Vale do Rio Doce, en estos días)y la inflación seguirá subiendo.
Como ya se dijo desde este espacio, se acompaña hasta la puerta del cementerio, nadie se entierra con el muerto.
José Terenzio