Habían pasado unos minutos de las diez de la mañana del 03 de abril de 2013.
Una clienta obligada del Banco Ciudad (obligada porque allí le abrieron la cuenta sueldo), se encuentra en una de las ventanillas de una sucursal céntrica de dicha entidad, pronta a retirar el importe depositado.
El cajero, siguiendo la rutina, le solicita gentilmente la tarjeta y que introduzca la clave en el mini teclado que tiene frente a sí.
Acto seguido, éste procede a pasar la tarjeta cuatro veces por el dispositivo correspondiente.
La clienta pensó “… cuatro veces…. puede ocurrir… ¿Habrá pasado esto en alguna otra oportunidad? Probablemente. Al fin y al cabo, puede fallar. No debe ser nada relevante”.
A pesar de la observación descripta, la mujer seguía absorta en sus preocupaciones y apurada porque había solicitado autorización en su trabajo para hacer el trámite, con la promesa de reintegrarse cuanto antes.
De pronto el cajero llama su atención al darle el ticket donde figura el saldo de la cuenta y el monto retirado. A continuación comienza el conteo de los billetes que fue doblando y apilando de a 10 de $ 100, como es habitual, hasta que finalmente los enlazó con una banda elástica para entregárselos.
La mujer toma el dinero, agradece y saluda mientras se retira. El cajero sonríe y le dice algo sobre una consulta y le entrega otro ticket, mas largo y sin el sello de caja.
La mujer en el apuro, tomó el segundo ticket y lo guardó en su cartera hasta llegar a su casa, hecho que tuvo lugar recién a las 23.30 hs.
Luego de una dura jornada laboral, ya en su domicilio, ésta recién puede leer con detenimiento los tickets.
El primero efectivamente detallaba el saldo de su cuenta. Pero el otro en cambio, con una palabra manuscrita en la parte superior que decía “Consulta”, contenía la siguiente información:
1) Sello con el nombre del empleado que la había atendido; 2) Banco Ciudad – Nº de Sucursal; 3) Fecha, hora, caja; 4) Nro. de tarjeta de la clienta; 4) la leyenda “Consulta de préstamo”; 5) “Importe solicitado $50.000”; 5) “El préstamo deberá ser cancelado en 72 cuotas de $1.532,78, y varios etcéteras entre los que se detalla la fecha de descuento de la primera cuota, tasa aplicada y tipo, seguros, entre otros ítems.
La mujer exclamó indignada. “¡Pero este tipo está loco! ¡Yo jamás le consulté nada sobre ningún préstamo!”
”De pronto, recordó que el cajero hablaba y hablaba y hablaba sobre algo a lo que además ella jamás prestó atención en tanto había dado por sentado que éste estaba dialogando con su compañero de la ventanilla contigua.
“¿Sería así?”, se preguntó. “¿Acaso me estaría hablando a mi y yo no me di cuenta? ¿Pero el cajero no advirtió que yo ni le contestaba ni lo miraba siquiera?
Inmediatamente volvió al presente y se dijo: “Quiero creer que el mes que viene, a estos del Banco Ciudad no se les va a ocurrir enchufarme un crédito que nunca pedí o descontarme algo en ese concepto, porque se arma y mal”.
Concluyendo, habrá que esperar el desenlace los primeros días del mes entrante. Si se registra alguna anomalía, no quedará mas remedio que publicar todos los datos acerca de la sucursal, empleados, responsables y por supuesto, ampliar el detalle de los hechos, los que sin lugar a dudas, serán acompañados con el inicio de la demanda judicial correspondiente.
Nidia Osimani
Seguir a @nidiaosimani