Comenzamos con una pregunta capciosa: Ese dios de la teología judeocristiana (una ciencia que trata de dios y de sus atributos según los teólogos; una pseudociencia según mi óptica atea), ¿acaso se equivocó al crear dos sexos opuestos con el fin de lograr la reproducción del autoclasificado como “Homo sapiens”, rey de la creación?
De ser cierta la existencia de este hacedor del universo entero y de la vida, debemos aceptar también que cometió un imperdonable yerro garrafal.
Este error se denomina sexo y su resultado es a todas luces el siguiente: asquerosidad en el coito; infidelidad entre parejas que muchas veces lleva al crimen o al suicidio ante los asombrados ojos de pobres criaturitas (niños de corta edad); cinismo, hipocresía, injusticias… bolsillos llenos de billetes obtenidos por la cinematografía y la literatura pornográfica que “envenenan” a nuestros niños a temprana edad…, etc. etc.
¿Satanás de por medio haciendo sus diabluras para gozar morbosamente de la desobediencia y el enojo de su dulce creador?
Pamplinas ideadas y escritas en un texto “sin fin”, por unos nescientes que ni sabían dónde estaban parados en un puntito del orbe, mientras vivían y morían generaciones enteras y habitantes totalmente alejados del área de los cristianos, como chinos, hindúes, árabes, negros africanos, indígenas americanos, pueblos oceánicos, etc. etc. quienes jamás de los jamases se enteraron de las diabluras de un Lucifer, alias Belcebú, Satanás y otros motes, causante de las desdichas humanas por “debilidad de la carne” (como suele decirse), creado por un utópìco hacedor que, según la pseudociencia teológica, supo desde siempre, desde la eternidad pretérita, todo, absolutamente todo lo que iba a suceder en el mundo entero creado por el, como un libreto a ser cumplido al pie de la letra a sabiendas también desde siempre, acerca de quien se iba a salvar y quien a condenar, todo gracias a su “ciencia de visión del futuro” ) (atributo otorgado por los teólogos a su dios).
¡Si señores! ¡El absurdo clama a gritos! ¡Vade retro pseudociencias, mitos creacionistas y otras yerbas!
Nuestros descendientes, libres ya de toda clase de mitos, nos estarán ¡eternamente agradecidos!
Desde ya que tratándose en este escrito sobre pseudociencias, no tenemos otra opción, nosotros los ateos, que considerar a la teología como una pseudociencia más “del montón”.
¿Consejo de mi parte? ¡Cosmopolitismo señores! ¡Bregar por la formación de una sola patria: El Globo Terráqueo entero; un solo idioma universal para que se entiendan todos los habitantes del orbe; una sola meta: hermanarse todos los pobladores del planeta Tierra. Borrar de un plumazo todas las pseudociencias habidas y por haber, que pululan por ahí engañando a nuestros niños. Explorar el espacio exterior visitando otras galaxias, otros planetas aptos para la vida y poblar esos mundos, por supuesto sin guerras de conquistas (ni por asomo) y bendecir con orgullo a la sana Ciencia creadora de maravillas espaciales que jamás imaginaron nuestros ancestros, y la mayoría de nuestros coetáneos.
Nuestras generaciones del futuro, nos estarán sumamente agradecidas por legarles esta colosal hazaña.
Ladislao Vadas