La designación de Jorge Capitanich como jefe de Gabinete y de Axel Kicillof al frente del Ministerio de Economía supone un mensaje presidencial para la interna del PJ y también una opción por la omnipresencia del Estado.
Hace varias semanas que se venía hablando de un recambio en el elenco de colaboradores de la Presidenta, sobre todo luego de la derrota en las elecciones legislativas, para sacudir la inercia negativa que acompañó al Gobierno en los últimos meses.
El nombramiento del gobernador chaqueño Jorge Capitanich propone darle visibilidad a un dirigente que siempre gozó de la máxima confianza de Cristina Kirchner. De hecho, ya había querido designarlo como ministro jefe en anteriores oportunidades.
Capitanich sabía u olfateaba el reto porque pese a que lo negó públicamente, en la interna del PJ comenzó a moverse con jactancia. Estaba al frente de un armado de gobernadores del interior y un ladero suyo pidió la Presidencia del bloque del oficialismo en la Cámara de Diputados.
"No sé qué le pasa pero quiere todo", presagió un hombre que conoce como pocos la interna justicialista hace unos días.
Sólido en Economía, el mandatario provincial ya ocupó el cargo de jefe de ministros durante el breve gobierno de Eduardo Duhalde y tiene una oportunidad de mostrarse como presidenciable de cara a 2015. Su elección, parece, una clara señal de que tiene el apoyo de la jefa de Estado para jugar fuerte en dos años.
El chaqueño le ganó una pulseada al entrerriano Sergio Urribarri, quien era promovido por el ultrakirchnerismo como pieza para la sucesión de Cristina.
Kicillof ya era uno de los hombres más escuchados por la Presidenta, pero ahora tendrá preponderancia sobre el resto de los hombres del gabinete económico, luego de meses de pujas internas profundizados por la convalecencia de Cristina.
El hasta ahora secretario de Política Económica es un cultor de la intervención del Estado en todos los sectores de la economía, por lo que esa será seguramente una consecuencia cantada de su designación al frente del Palacio de Hacienda.
Entre otras medidas, crece la expectativa por la posibilidad de que aplique una fórmula de su cuño: el desdoblamiento cambiario para frenar el drenaje de reservas del Banco Central, el problema más acuciante de la economía.
Se supone que ya no tendrá resistencia en el Banco Central, porque Juan Carlos Fábrega es un técnico que hizo toda su carrera en el Banco Nación con cuidado perfil bajo. Junto a Kicillof, la continuidad del rumbo económico quedaría confirmada por la permanencia de Guillermo Moreno en la Secretaría de Comercio.