La inflación que padecemos los argentinos en general y los jubilados en particular, nos condena a ser cada día, más pobres, y nos pone al borde de la indigencia.
Las perspectivas de que esto acabe de inmediato, (porque la inmediatez, para nosotros es vida) son de imposible cumplimiento. Y los jubilados estamos condenados injustamente, a morir en silencio.
Las vías naturales de reclamo y pedido de justicia nos están vedadas, porque su gobierno, no cumple las sentencias judiciales, o en el mejor de los casos, nos burla el derecho, con medidas unilaterales y desobedientes de la ley.
Nuestra situación de pasivos, nos convierte en mudos, en un país donde la única forma de que el gobierno responda, es por medio de la extorsión.
Son los “piquetes” que cortan vías de acceso, (mientras más importantes mejor), el único método que es extorsivo, para ser escuchados
¿Qué podemos hacer los jubilados?, ancianos, enfermos, e impedidos por el desgaste de la vida, que algún día también le alcanzará a Ud.
¿Quemarnos a lo bonzo? Porque su gobierno, haciendo uso de los fondos de la ANSES, practica la demagogia, regalando computadores etc, y financiando proyectos ajenos a su función específica, luego de haber dilapidado los fondos incautados a las AFJP, mediante una ley inconstitucional, que violó la propiedad privada de cientos de miles de trabajadores.
¿Es consecuencia de ello, que su gobierno actúa hipócritamente, y decide pagar algunos fallos de la justicia, en forma arbitraria y discriminatoria?
¿Por qué, no paga correctamente los haberes mensuales con fallo definitivo, y negocia el retroactivo con bonos? aliviando así la injusticia, que significa, seguir percibiendo un haber disminuido.
No tenemos prensa, ni representación gremial, no podemos movilizarnos. ¿Qué debemos hacer para que nos escuche? Cometer un crimen?
¿De qué institucionalidad habla Ud. si ha coptado a los otros dos poderes, y desoye altivamente todo reclamo, que no sea violento?
Ud. y su difunto esposo, hablaban por TV, ensalzándose por haber jubilado a 2 millones de personas que nunca aportaron al sistema, despojando de una justa liquidación a quienes aportamos de acuerdo a la ley, lo que constituye una estafa hacia todos los jubilados que la justicia encuadra en el caso Badaro. Diga Ud. si es o no un “achatamiento” en la calidad de vida de todos los ancianos, tal y como hace en la actualidad el sistema socialista del siglo XXI.
Repartir riqueza inexistente, impulsados por la demagogia y el engaño, conduce en el corto plazo, a la quiebra de cualquier sistema. La prueba, está en los 13 o 15 ceros, que le hemos antepuesto a nuestra moneda, a través de 70 u 80 años de gobiernos que propician la holganza, y los derechos sin obligaciones, para con la sociedad.
Para que un país crezca en forma genuina, se debe priorizar el trabajo y la obligación de producir por lo menos lo que se consume, todo lo demás son espejitos de colores. La tan meneada inclusión, con trabajadores que no trabajan, y que perciben un sueldo de hambre que los condena a la indigencia, es una burla a las expectativas que despiertan las promesas, de políticos que ambicionan el poder y no el servicio.
Para esos políticos, los tiempos se terminan. El pueblo aprenderá que el poder anida en su seno, y que ser mandantes implica exigir a los mandatarios que cumplan con su deber, y ocupen su lugar, sin creer que están, luego de Dios, en primer lugar.
Braulio Quevedo
DNI 4.871.150