Y la sangre caliente de la interna cegetista llegó al río. Cuando esta crisis dio comienzo, a principios de marzo con el estallido del conflicto de Coto que enfrentó al líder de los camioneros con el mandamás de Comercio, Armando Cavalieri, casi nadie aventuró que esa disputa por espacios de poder derivaría en una virtual fractura en la aparentemente férrea estructura de la cúpula sindical. El posterior fallo judicial que dio la razón a Moyano, en la disputa mencionada, fue el puntapié inicial para que los gordos comenzaran su ofensiva para desbancar el pretendido unicato del camionero. El grupo de los obesos está integrado por apellidos con peso propio, el mencionado Cavalieri, Carlos West Ocampo y Rueda (Sanidad), Oscar Lescano (Luz y Fuerza), Rodolfo Daer (Alimentación), Omar Maturano (Fraternidad), José Pedraza, (Unión Ferroviaria), Diógenes Salazar (Telefónicos), y Manuel Pardo (SMATA).
    Todos estos están dispuestos a retirarse de la mesa de negociaciones y dejar girando en el aire al camionero, quien resiste el embate mirando a “tres alternativas: dar un paso al costado, aceptar compartir el poder o liderar una CGT diezmada”, según la óptica de Mariano Thierberger, de Clarín.  
    Sin embargo, conociendo el pensamiento moyanista es difícil aseverar que opte por las dos primeras, y se incline por seguir en su cargo a pesar de la diáspora de los gordos. Y estos, como en varias ocasiones de la historia cegetista, busquen otra locación y conformen otra central sindical paralela. Esta película ya se vio, y cansa sus constantes repeticiones.
    En el justicialismo, también en el transcurso de la semana pasada se sintieron ruidos de pugilato:“Se sabe que hay una bronca subterránea dentro del oficialismo: son muchos los que se quejan que el Gobierno “maneja todo entre tres personas” y no les da ninguna participación. “Si con Duhalde éramos cogobierno, ahora con Kirchner somos un florero”, dijo uno de ellos” (Clarín, 2/6/05).
    Es dable que algunos popes del justicialismo se sientan un adorno, pero hay otros que temen que el mismo sea echado sin más al trasto de los desperdicios. Es el caso del quemado Aníbal Ibarra, quien desde Madrid tuvo el pésimo tino de boquear que estaría encantado de integrar la lista pingüinera en la Capital Federal en las cruciales elecciones del domingo 23 de octubre. Esto en el seno kirchnerista se sintió como un hálito helado, justo cuando madura la idea de la intervención federal al disputado escenario metropolitano.
    Otro que no quiere sentirse un florero, es el gobernador bonaerense Felipe Solá quien ha atado su suerte al carro pingüinero. Pero algunos allegados al ex ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca del menemismo aventuran que luego de las elecciones, le quedaría poco margen de maniobra: “Incluso dentro del propio Gabinete provincial, ya hay quienes se preguntan qué va a pasar con Felipe el 24 (de octubre). Y no te hablo de perejiles, te nombro a uno de los principales ministros, armador político de Solá en la Provincia. Ese dato le fue confiado por este mismísimo personaje a 'amigos' suyos, que no necesariamente juegan para Felipe dentro de esta puja interna”, según constata un despacho de la agencia Nova del viernes 3 de junio.


Internas que son tragedias

    Analiza en estas mismas horas el caprichoso presidente Néstor Kirchner las posibles consecuencias que le acarrearía un eventual enfrentamiento con Eduardo Duhalde en miras a la elecciones de octubre. Sabe el Presidente que la fractura del PJ complicaría inevitablemente su anhelo de plebiscitar su propia gestión.
    Es evidente que por ese motivo aceleró el lanzamiento de su esposa como candidata a senadora. En los pasados días el mandatario mantuvo secretas reuniones con varios intendentes del conurbano a efectos de que organicen el mencionado operativo. La estrategia nunca falla, Eduardo Duhalde puede dar fe de ello.
    Según menciona diario La Nación: "mientras el Presidente se decide, Duhalde empezó a medir los beneficios de un distanciamiento electoral con 'El Flaco', como solía decirle a Kirchner. Ahora hace meses que no se hablan por ningún tema.
    El ex presidente tomó la decisión de que no llamará a Kirchner, como esperan todavía en la Casa Rosada. Tampoco le dijo a su esposa, Hilda González, que negara que será candidata a senadora, como también esperan en el despacho presidencial".
    ¿Qué opinan mientras tanto los principales operadores de la provincia? Nadie duda de que Duhalde saldrá victorioso en la pulseada, pero saben que la disputa desgastará por demás a ambos dirigentes. Por eso, el mayor esfuerzo de las últimas horas tiene que ver con lograr una reunión entre ambos políticos. Los Duhalde, al menos hasta ahora, no están dispuestos a hacerlo. El Gobierno está convencido de que los tiempos electorales están en su favor, pero en Lomas de Zamora también creen lo mismo y esperan. 
    Mientras tanto, el ex presidente mantiene múltiples contactos con dirigentes de todo tipo: desde gobernadores, legisladores e intendentes hasta dirigentes de otros partidos. 
    Los tiempos arrecian y la gente no entiende nada de lo que sucede. Cada uno trata de sobrevivir cada día como puede.
    Mientras tanto, una de las más feroces peleas que se hayan visto, se acerca con demasiada velocidad.
    A prepararse...

Christian Sanz y Fernando Paolella