Cuánta razón tiene el Diputado de la
Nación Luis Zamora, al explicarnos las dificultades con la que nos encontramos
para construir un movimiento que sea expresión de nuevas formas de hacer política.
La razón, efectivamente, también lo asiste cuando denuncia con términos
certeros a López Murphy, cuestiona a la candidata del ARI, Lilita Carrió, a
Bielsa o a Macri.
Como en una noche de luna llena, la razón camina a su lado,
nunca lo abandona ni cuando ataca
“impiadosamente” acusando de mentiroso al Presidente Kirchner, que bien
merecido lo tiene. Denunció a todos, no falto nadie, todos fueron puestos ante
la mirada crítica de Luis Zamora. Nadie quedo exento de los “feroces
juzgamientos” del garante de la moral y la integridad ética.
La ciudadanía puede estar tranquila, Zamora los protege. El
paladín de la justicia, el superhombre esta entre nosotros.
Lamentablemente esta supuesta acción dignificante de la política
argentina es pura ficción, es otra puesta en escena de la familia Zamora que,
siendo funcional al sistema, colabora en sostener
la perversidad, el estado de opresión y el saqueo del país por los capitales
nacionales y extranjeros. Los funcionarios, los representantes políticos
(Zamora incluido), la nefasta dirigencia sindical, son la contención necesaria
para que el modelo avance y se profundice.
El clan Zamora nos explica que ningún error fue de su
autoría y que el problema se sintetiza en la dificultad que existe para
construir un movimiento. Agrega además las presiones que se reciben dentro de
estos ámbitos institucionales, asegura que “las instituciones corrompen todo
lo que tocan” menos a él, por supuesto, ya que después de ocho largos años
como Diputado de la Nación salió inmune. Un gran hombre indudablemente.
Según sus dichos, todos corremos el riesgo de desviaciones
(menos él) . Se olvida que muchos de los que fuimos expulsados o marginados
tenemos muchos años y hemos sido parte de los procesos de lucha. Mientras él
jugaba al rugby y disfrutaba de la vida, a
los luchadores los perseguían la AAA, y luego la dictadura. Miles cayeron bajo
el genocidio de esta última y,
actualmente, mas de cuatro mil luchadores sociales presos y procesados refieren
que la población va buscando caminos, desde lugares diferentes. Ese sujeto
social que constituye la multitud movilizada no puede ni debe ser representada
por una persona. Eso es falaz y lleva al abismo.
Las “enseñanzas filosóficas” del impoluto representante
de la nuevas formas de hacer política no es mas que una nueva mentira que
adecua su discurso a las conveniencias económicas de su familia. Esto hace
mucho mas difícil la edificación de lo nuevo, que de por si es dificultoso.
Construir un movimiento social que intente ser parte de las
acciones que por miles se están desarrollando, a lo largo y a lo ancho del país,
es verdaderamente complejo pero, si se expulsa a los integrantes que pretenden
ser escuchados; si se persigue y ataca a los que ayudamos a construir la
organización; si se oculta qué se hace con los fondos que todo el movimiento
aporta (fueron decenas de miles de pesos mensuales que entregábamos en mano al
diputado incorruptible) entonces lejos de construir se destruye.
Los esfuerzos militantes en la acción y en lo económico,
no fueron puestos al servicio de la construcción, el enriquecimiento personal
se antepuso a los intereses sociales.
Caemos en la cuenta que, con
esa vocación monárquica de la Familia Zamora, no solo es difícil construir un
nuevo movimiento como pregona por los medios masivos de comunicación, sino que
con estas metodologías, trabajó concientemente para impedirlo. Priorizó sus
intereses personales en desmedro de la construcción colectiva.
Zamora ejecutó la peor de las traiciones. Eclipsó la
posibilidad que se expresaran en un movimiento político los reclamos de la
población que el 19 y 20 de diciembre del 2001 se manifestó, haciéndose
sentir en las calles del país. Indignada e imparable, la potencia
transformadora se resumía en el grito “ que se vayan todos”. Surgió así,
en toda su dimensión, la población como sujeto social de los urgentes cambios.
Autodeterminación y Libertad fue observada como un espacio
nuevo donde las expresiones de otras formas de hacer
política se amalgamaran en una alternativa a los partidos tradicionales.
La verdad puede dar a luz solo si se permite que se escuchen
las distintas opiniones. Zamora miente. Muchos estamos dispuestos a vernos las
caras públicamente para que cada trabajador, cada desocupado, cada joven, cada
jubilado, los millones que luchan en pequeños grupos diseminados por todo el país,
sepan que solo de ellos depende el futuro y no de Mesías corruptos con caras de
honestos.
Los trabajadores que luchan por aumento salarial, los
estudiantes y docentes contra la Ley Federal de Educación, los pueblos de
Calingasta, Jáchal, San Juan; de Tucumán, de Andalgalá en Catamarca; de
Esquel, Chubut y los de Rio Negro
que luchan contra la invasión minera en la cordillera. Los pueblos originarios
que defienden con su vida las tierras que les confiscan, los que luchan contra
la entrega del gobierno de Kirchner, que
beneficia cada vez mas a las empresas privatizadas
saqueando los recursos naturales, el gas y el petróleo, el agua; todo el
territorio con sus riquezas en manos de los grandes poderes económicos y políticos.
Zamora defrauda y traiciona las expectativas de la ciudadanía
que pretendió ser parte de una
alternativa antagónica a la vieja política. Destruir ese proyecto, cerrando
las puertas a la participación de la sociedad, genera desilusión y desánimo,
haciéndose funcional al sistema y al régimen que solo mediaticamente
cuestiona.
Desde el bloque Red de Encuentro
Social ( REDES) nos proponemos continuar con el objetivo por el cual fuimos
votados, acompañar apoyando y aprendiendo de los movimientos sociales,
establecer mecanismos de funcionamiento horizontal donde la diversidad y las
diferencias sean parte de una
construcción colectiva.
Las certezas y los personalismos destruyen. Seguimos sintiéndonos
parte de la lucha por un cambio social indispensable para salir de la pobreza e
indigencia a la que el poder dominante nos condujo.
Carlos
Tinnirello
ctinnirello@diputados.gov.ar