En
épocas en que el grito por
la derogación de la Ley Federal de Educación (LFE) y de la Ley de Educación
Superior (LES) se hace escuchar cada vez con mayor intensidad; en épocas en que
los estudiantes gritan por mejoras edilicias en sus establecimientos; en
épocas en las que gritamos por la triplicación del Presupuesto
Educativo, por un salario en el que todas las sumas constituyan el sueldo básico,
incluso el incentivo; es en esta época en la que se inscribe el Fondo de
Financiamiento Educativo como el nuevo tema del debate.
¿Financiar la educación?
Sí, las recetas de los organismos internacionales
que diseñaron y financiaron las reformas en Educación en los países de
Latinoamérica y el Caribe, y que nos generaron absoluta dependencia de sus políticas,
también en esta área, con los resultados por todos conocidos; ahora las
cocinamos en casa. Como buenos gourmet de la televisión, si está precocido es
mejor:
“¡Descentralicen el sistema!” Ordenaban los
organismos imperiales junto a los cheff vernáculos y sus cocineros acólitos.
Descentralizamos ... ¿o estallamos en veinticuatro
jurisdicciones? Con el traspaso de las escuelas a las provincias.
“¡Reestructuren los niveles!” insistían las
recetas.
Reestructuramos... pero lejos de un buen plato, el producto
es una pócima digna de una película de terror hollywoodense: Educación
General Básica (EGB) y Polimodal, es decir, primarización de los dos primeros años
del secundario y metamorfosis kafkiana de éste.
“¡Ajusten el presupuesto público a la
universidad!” surgen las voces del Banco Mundial, agregando en sus recetas
que lo mejor es transferir a manos privadas la investigación que realiza la
universidad pública y además aderezar a esas entidades privadas con incentivos
como por ejemplo, exención impositiva u otros condimentos: subsidios.
Se ajustó el presupuesto universitario y nos embargaron la
cocina.
Podríamos seguir enumerando, pero la realidad es conocida
por todos. El hecho es que ahora las recetas las “mejoramos” en casa.
¿Y el Fondo de Financiamiento Educativo?
El Fondo de Financiamiento Educativo es como el fondo
de cocción, sirve para varios platos, pero es un solo fondo en el que se
cocinan: el incentivo docente (otro fondo) y la prestación escolar universal, a
través de una tarjeta de débito.
Vayamos por partes:
· El proyecto de Ley presentado por los diputados de la Nación Marta Maffei y Eduardo Macaluse plantea la creación del Fondo de Financiamiento para la Igualdad Educativa. El proyecto dice en su artículo 2 que el Fondo Nacional de Incentivo Docente se integrará al Fondo de Financiamiento con carácter de permanente, esto implica que no constituirá sueldo básico. (macerar y guardar en el freezer).
· El otro punto del proyecto que se destaca es la creación de la prestación escolar universal, que es una ayuda escolar anual (de 200 o 230 pesos de acuerdo con el nivel en que se encuentren inscriptos los alumnos, además de entrega de libros de texto y carpetas didácticas).
Veamos,
en primer término, el aspecto dinerario para sazonar la prestación
escolar universal:
1)
A los “beneficiarios” se les abrirán cuentas bancarias en el Banco
de la Nación Argentina.
2)
Cada alumno será provisto de una tarjeta de débito a
nombre de él y la madre, padre o tutor (se podrán adquirir bienes en los
comercios o retirar dinero en efectivo).
3)
Se deroga el inciso d del Artículo 6 y el inciso d del Artículo
18 de la ley 24.714. Es decir que se deroga la Asignación por ayuda
escolar anual que está fijada en 130 pesos.
Repasemos,
la Asignación por ayuda escolar anual, prevista en los artículos
que la ley de financiamiento deroga, es, en términos generales, un complemento
del salario; ahora bien, la asignación la cobran sólo los trabajadores que están
en blanco y de acuerdo con el proyecto de financiamiento, cobrarían todos los
que tengan hijos estudiando en los niveles que prescribe el proyecto.
Si bien a primera vista existiría un aumento que elevaría
los 130 pesos de la asignación, a 200 o 230 (de acuerdo con el nivel que este
cursando el alumno) como impulsa el proyecto de los diputados Maffei y Macaluse:
¿es necesaria una ley de financiamiento educativo para aumentar una asignación
familiar en 70 o 100 pesos o sólo hubiera bastado con proponer una
modificatoria a la ley cuyos artículos se pretenden derogar?
APARTADO PARA PENSAR
La ley 23.109 y sus modificatorias crean un régimen que
tiende a garantizar ciertos derechos de los ex combatientes de Malvinas: salud,
trabajo, vivienda y educación.
En el artículo 12, que se refiere a la educación, se
establece que los ex combatientes que hubieran iniciado sus estudios en
cualquiera de los niveles percibirán una beca equivalente al salario mínimo,
vital y móvil más la asignación por escolaridad.
La pregunta: ¿al derogar el artículo sobre la asignación
por ayuda escolar para reemplazarla por el Fondo de financiamiento, no se estaría
afectando derechos que otra ley otorga?
Ahora bien, es necesario realizar un breve panorama de cuáles
son los ingredientes que constituirían el fondo de financiamiento de acuerdo a
lo expresado en el proyecto presentado por los diputados Maffei
y Macaluse, que en su artículo
10 dice:
a) Los recursos asignados al Fondo Nacional de Incentivo Docente, Ley 25.053, prorrogado por la Ley N° 25.919.
b) Los recursos presupuestarios del Programa 33 “acciones compensatorias en Educación” del Ministerio de Educación , Ciencia y Tecnología de la Nación exceptuando becas escolares.
c) La suma que surge de calcular el tres y medio (3,5%) de los ingresos anuales recaudados por la AFIP y la Dirección General de Aduana, con excepción de los correspondientes al sistema de Seguridad Social.
d) Intereses, multas y recargos.
e) Donaciones, legados y otro tipo de contribuciones.
f)
Si fuera necesario, los recursos que determine el Congreso de la Nación
en el Presupuesto General de la Nación hasta cubrir la totalidad del
financiamiento para dar cumplimiento a la presente ley.
Retomemos
el tema de la prestación escolar universal porque al derogar, como se dijo en párrafos
anteriores, la asignación escolar anual, dicha prestación dejaría de estar
garantizada por la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSES), que es
un organismo autárquico y por lo tanto tiene sus propios fondos, y pasaría a
depender del porcentaje de los ingresos de la recaudación de la AFIP y de la
DGA de donde también, entre otras cosas, se toma el dinero para el pago de la
Deuda Externa.
¿No sería más sencillo hacer una modificatoria de los artículos
sobre la Asignación Escolar Anual que travestirlos en una prestación que se
desplaza a un plato de dudosa cocción?
Sin embargo, y para continuar con los puntos en revisión, la
prestación escolar universal va de la mano de lo que podríamos llamar:
La hora de educard, la tarjeta de débito que estará a nombre de los
alumnos desde el nivel inicial; si hay algún parentesco con la bancarización
compulsiva que pretendió el “ecónomo” Domingo Cavallo, ¿debemos pensar
que se trata de una infeliz coincidencia?
Para los más chiquitos: ¡EDUCARD KIDS! podría ser el posible eslogan que ilustre las “modernas
innovaciones”.
UNA FRUTILLA PERO NO EL POSTRE
El proyecto de ley sobre el fondo de financiamiento para
la igualdad educativa contempla el ingreso al fondo de donaciones, legados y
otro tipo de contribuciones. Si bien este ingrediente fue usado en otras
legislaciones, pensarlo en el marco de la Ley Federal de Educación, que es
donde se inscribe el proyecto de financiamiento, causa indigestión, puesto que
abre las puertas (aún más) a las empresas privadas nacionales, multinacionales
y a los propios organismos internacionales en el proceso de apropiación de la
educación pública.
¡La mesa está servida! ¿Dónde está la mesa?
Darío
Balvidares
Integrante de Red de Encuentro Social
dariobalvidares@yahoo.com.ar