Tras una fuerte presión gremial y con la mira puesta en las legislativas de ese año, a fines de agosto del 2013 la presidenta Cristina Kirchner aceptó dejar fuera del pago de Ganancias a quienes percibían hasta 15 mil pesos de sueldo bruto.
Pero lo hizo sin modificar el mínimo no imponible, sino aumentando las denominadas "deducciones especiales", lo cual constituye el problema de fondo que termina aumentando igual la presión impositiva y deriva en el conflicto actual.
Esto, sumado a la fuerte inflación de los últimos años y las paritarias que trataron de compensarla, hicieron que el poco más de un millón de empleados alcanzados pagaran cada vez más por Ganancias.
El gobierno sostiene que el impuesto lo tributa menos del 10% de los trabajadores, pero los gremios —en especial los liderados por dirigentes opositores como los camioneros de Hugo Moyano— cuestionan la esencia del gravamen, por considerar que "el salario no es ganancia".
Al modificar deducciones y forma de cómputo del mínimo no imponible en agosto de 2013, 1,4 millones de trabajadores dejaron de pagar ese tributo.
"Trabajamos duramente y encontramos la vuelta para que queden excluidas la mayoría de las personas que trabajan en relación de dependencia, y que el gravamen caiga sobre los que más ingresos tienen", sostuvo en su momento la Presidenta.
En la actualidad, están eximidos de tributar Ganancias aquellos empleados en relación de dependencia cuyo salario bruto no supere los 15 mil pesos, cualquiera sea su estado civil o su cantidad de hijos.
Aunque con los cambios, aparecieron también algunas situaciones cuestionables: por ejemplo, un soltero que percibe 16 mil pesos pasó a tributar 1.092 de impuesto, y así se achica su sueldo a 14.908, menos que el que recibe 15 mil pesos y no paga Ganancias por el nuevo piso establecido.
Según Andrés Rodríguez, secretario general de la Unión de Personal Civil de la Nación (UPCN), el impuesto abarca al 18% del total de agentes del Estado.
Entre sector público y privado, se estima que 1.040.000 empleados tributan este gravamen, de acuerdo con los datos de gremios oficialistas y opositores.
En el Gobierno creen que si se lograra reducir la cantidad de empleados en negro, que ronda el 35% y representa más de 2 millones de trabajadores, sería más sencillo estudiar una rebaja impositiva, porque habría más aportes patronales y previsionales.
Para los especialistas el problema no es tanto el universo alcanzado por el gravamen sino la falta de actualización de escalas del tributo, que provoca que la mayoría se ubique en las categorías más altas.
Es que el decreto de agosto de 2013 no modificó el mínimo no imponible, ya que continúa siendo de $8.360 para solteros y $11.563 para casados con dos hijos, y sólo al aplicarse una deducción especial a partir de septiembre de 2013 los salarios que en ese momento estaban por debajo del techo de $15.000 dejaron de tributar Ganancias.
Según un informe del instituto IARAF, el problema no es tanto la cantidad de trabajadores alcanzados, porque el decreto hizo que se redujera el número de personas que tributan, sino que, al no actualizarse las escalas desde el 2000 —´tablita de Machinea´—, se originó que los empleados alcanzados pasen a tributar más rápido en los niveles más altos y se acumulen allí.
Expertos advierten, además, que este mecanismo le quitó "progresividad" a un impuesto clave.
Es que la falta de actualización de escalas obliga a ´convivir´ con similar presión tributaria a empleados con ingresos de 160 mil pesos por año con otros que pueden cobrar un millón o más (NA).