Un buró camporista coordinado por el secretario general de la Presidencia, Eduardo "Wado" De Pedro, está midiendo semana a semana distintos escenarios electorales para que Cristina Kirchner defina el sábado la grilla con la que saldrá a jugar unas elecciones cada vez más polarizadas.

Ese equipo se instaló en la oficina del primer piso de la Casa Rosada ocupada hasta su despido por el histórico operador del PJ Juan Carlos Mazzón, ahora afectado a los cuarteles del sciolismo.

Allí, De Pedro, Carlos Zannini, Andrés "Cuervo" Larroque y José María Ottavis, entre otros, revisan planillas reveladoras de la división del electorado entre el candidato que gane las primarias del Frente para la Victoria y Mauricio Macri, seguro sobreviviente del frente opositor Cambiemos.

La polarización fue el plan conjunto de Cristina, Daniel Scioli y Macri para sacar de la cancha a Sergio Massa y hasta ahora tuvo éxito, pese a que el líder del Frente Renovador ratificó su candidatura presidencial. A unos les servía para conservar al peronismo de su lado y al otro para ser el único aspirante opositor con posibilidades de desbancar al kirchnerismo.

Ese mismo laboratorio electoral comenzó a medir hace un mes a su líder, Máximo Kirchner. De los trabajos surgió una especie de clamor para que sea candidato: Scioli lo elogió, Florencio Randazzo dijo que lo quiere en sus listas y Aníbal Fernández sostuvo que le da el "piné" para ser candidato a vicepresidente.

Como se dijo, las definiciones serán tomadas por Cristina muy probablemente sobre el cierre del plazo para la presentación de candidaturas, el próximo sábado. Las combinaciones son múltiples pero también la Presidenta se juega la carta de una candidatura propia en todo el país (Parlasur) o en Buenos Aires.

El principal distrito electoral presenta un escenario extraño: los tres precandidatos del oficialismo Aníbal Fernández, Julián Domínguez y Fernando Espinoza presentan pros y contras pero no parecen la opción más clara de triunfo para el FPV.

En ese contexto, varios intendentes del conurbano comenzaron a reclamar que haya una única candidatura a gobernador para evitar la dispersión del voto, ya que -dicen- hay dos actores en la cancha. Esos planteos generaron un mar de rumores como que Aníbal finalmente irá a la lista de diputados.

Macri al conurbano

El próximo sábado se sabrá también si definitivamente Massa sigue anotado en la lista de presidenciables y con qué equipo saldrá a la cancha, teniendo en cuenta el desbande de dirigentes que sufrió y que el PRO todavía busca nutrirse -en acuerdo o traición- de un "massismo sin Massa".

Pese a que el líder del FR lo niega sistemáticamente y a que venció el plazo para presentar alianzas electorales, distintos actores del proceso señalaron que las negociaciones con el macrismo están abiertas para un acuerdo en Buenos Aires.

Macri rechazó un frente nacional común y también cerró la posibilidad de que Massa sea su candidato a gobernador pero paralelamente habilitó conversaciones para incluir hombres del tigrense en las listas propias.

El punteo giró en torno a incluir a tres candidatos renovadores en la lista de diputados nacionales del PRO y a cuatro en la de diputados provinciales, además de otorgar un paraguas para que varios intendentes del FR puedan conservar sus territorios como el de San Fernando, Luis Andreotti.

Estas negociaciones solapadas fastidiaron a Felipe Solá, quien había aparecido como alternativa para la Gobernación bonaerense tras la deserción de Francisco de Narváez. "¿Un día después de la reunión del Frente Renovador en Bella Vista en la que la mayoría de los presentes pidió que vaya como candidato presidencial siguió negociando... Qué pasa si me subo y después Sergio se baja?", se preguntó el exgobernador en la intimidad.

Con acuerdo o sin acuerdo, Macri envió un mensaje claro a todos sus hombres: el trabajo electoral en las próximas semanas deberá estar concentrado en el conurbano para acompañar a su candidata a gobernadora María Eugenia Vidal y recortar distancias con el FPV, claro dominador de esa herradura.

Su ambición es alta: tratar de equiparar lo hecho por Massa en 2013 cuando ganó holgadamente la primera sección electoral -distritos del Norte y Oeste que rodean a la Ciudad de Buenos Aires- y tuvo un muy buen desempeño en la tercera -Sur-.

Cambio o continuidad

A menos que la coyuntura económica, política y electoral dé margen a un resurgimiento de Massa, los argentinos van camino a dirimir su próxima etapa de Gobierno entre "la continuidad" del FPV o "el cambio" del polo opositor Cambiemos.

Scioli también consulta encuestas de manera cotidiana y los últimos trabajos dieron cuenta del crecimiento de la imagen de Cristina Kirchner y de la gestión del gobierno nacional.

En ese contexto y, pese a que prevé realizar variantes respecto al actual gobierno, esos números lo impulsaron a kirchnerizar su discurso con elogios a Máximo y al ministro de Economía, Axel Kicillof. Ese tono no cambiaría si gana las Primarias.

Al contrario, empezó a machacar con la idea de que Macri derribará las conquistas sociales logradas por el kirchnerismo y a recordar la ristra de rechazos del PRO a la aprobación de leyes como la estatización de las AFJP o YPF.

Macri, por su lado, hará hincapié en los cambios institucionales, pero tendrá que trabajar mucho en el mensaje de que no será la reencarnación del modelo neoliberal y en cómo piensa implementar la cirugía macroeconómica que planea para su Gobierno sin espantar votantes (NA).