La fuga de los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci refleja a cada hora una trama de complicidad con quienes deberían custodiarlos o detenerlos, pero también descubre un escenario de vulnerabilidad inicial en el gobierno provincial.
"Hay algo en el Sur del Conurbano que hace que los prófugos se sientan cómodos y vuelvan", aseguró el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, blanqueando las sospechas sobre una connivencia con jefes policiales de la zona.
En verdad, Ritondo y el ministro de Gobierno, Federico Salvai, son los únicos en el gabinete bonaerense con perfil político como para cubrirle la espalda a la gobernadora María Eugenia Vidal.
Al resto, como el ministro de Justicia, Carlos Mahiques —un ex juez en la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional— les falta roce en la esfera política y pública.
Mahiques no había terminado de armar su gabinete y prorrogó la permanencia de algunos funcionarios sciolistas cuando lo sorprendió la crisis por la fuga del penal de General Alvear.
Demasiada ventaja para un preso como Martín Lanatta, que según recopiló Perfil formó una empresa de seguridad con un ex jefe de Asuntos Internos de la Policía Federal, tenía nexos directos con ex altos mandos de la Policía Bonaerense, cruzó la Triple Frontera en un auto de la exSide y trabajaba para un organismo, el Renar, que controló en su momento Aníbal Fernández.
Para dar marco al caso, Vidal desplazó en el primer día de gestión al jefe de la Policía Bonaerense, Hugo Matzkin, quien manejó con mano dura a la fuerza durante cinco años y en su lugar designó a Pablo Bressi, un especialista antidrogas justamente para tratar de paliar la principal preocupación del Gobierno en materia de Seguridad. Puertas adentro de la Bonaerense se especula con nuevos desplazamientos en marzo.
"Están un poco verdes", reconoció un hombre que conoce los vericuetos de la seguridad provincial, al cumplirse una semana de la fuga de los Lanatta y Schillaci y con algunas señales de desconcierto oficial filtrándose en los medios.
Por todo eso, este caso y su desenlace es el primer gran desafío para Vidal, Ritondo, Mahiques y Bressi.
Mayorías
La gobernadora también tuvo un traspié en la Legislatura cuando la sesión en la que debía tratarse el presupuesto 2016 —con una pauta de endeudamiento de 90.000 millones de pesos para cubrir déficits de todo tipo— se cayó por la decisión del FPV de rechazarlo.
En la provincia más importante del país, Cambiemos tejió acuerdos de gobernabilidad con el Frente Renovador y el Frente Amplio Progresista, lo cual llevó al massista Jorge Sarghini a la Presidencia de la Cámara de Diputados.
La jugada puso en pie de guerra al FPV, que se cobró vendetta rápido, ya que se necesitan dos tercios de los votos para aprobar la ley de leyes. La bancada actuó siguiendo las directivas de Cristina Kirchner.
La ex presidenta intervino así como había hecho en el Congreso nacional la semana anterior, ahora para endurecer el perfil opositor del bloque liderado por el semi camporista José Ottavis.
Finalmente Vidal prorrogó el presupuesto 2015 a la espera de un acuerdo con los bloques opositores y sacó por decreto las emergencias en el servicio penitenciario, seguridad y en infraestructura para avanzar con la gestión.
La mandataria copió el recetario del presidente Mauricio Macri, quien viene manejando con esa herramienta muchas de las políticas que podría hacer pasar por el Congreso.
La última fue la unificación de Afsca y Aftic, los organismos encargados de regir la actividad audiovisual y de telecomunicaciones, en el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), en medio de un fuerte enfrentamiento con el kirchnerismo que busca seguir conduciendo esa herramienta sobre la base de la autarquía que le dio la Ley de Medios.
Macri, no obstante, busca a través de sus armadores políticos, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, construir mayorías propias en el Congreso a la espera de que comience el espadeo legislativo.
La semana que terminó mostró una avance sustancial en ese sentido para la coalición gobernante ya que recibió el apoyo de varios referentes de otros bloques para lograr el nombramiento del macrista Pablo Tonelli en reemplazo de la camporista Anabel Fernández Sagasti en el Consejo de la Magistratura.
La jugada obedeció a una interpretación política de la ley que regula al Consejo y fue judicializada por el FPV —Tonelli no llegó a asumir— pero dejó como trasfondo la posibilidad de que Cambiemos consiga quórum y quizá votos para tratar iniciativas medulares del Poder Ejecutivo.
El nuevo oficialismo cuenta con 90 diputados propios y necesita 129 para lograr el quórum, meta que podría lograr con los diputados del Frente Renovador y, circunstancialmente con los de Progresistas, y los provinciales a partir de acuerdos políticos con varios gobernadores. En ese marco, está latente la posibilidad de que el FPV comience a sufrir escisiones, al menos hasta que el PJ defina quién va a ser su líder.
Macri retomará esta semana la actividad tras haberse tomado vacaciones. El principal objetivo de su gobierno en enero será encaminar el denominado pacto social entre empresarios y sindicalistas. En sus primeros pasos, el equipo económico se mostró eficaz para eliminar cepos. Habrá que ver si tiene la misma efectividad para bajar la inflación —objetivo detrás de aquella convocatoria— y recuperar la expansión de la economía.