La remoción de siete miembros de la cúpula de la Policía Bonaerense está directamente vinculada a las facilidades que tuvieron los evadidos para permanecer prófugos durante quince días y significa el anticipo de una reestructuración mayor de la fuerza.
Estos jefes policiales tuvieron mayor o menor vinculación con la huida de los condenados por el Triple Crimen de General Rodríguez. Están señalados como mínimo de dirigir a agentes que actuaron sin profesionalismo.
Entre los separados están los superintendentes de Seguridad de zonas por las que se desplazaron los prófugos: San Martín-Tres de Febrero; Interior Centro; Interior Sur; y Oeste, además del superior de ellos y el responsable del área de Seguridad Vial.
Fuentes con acceso al caso señalaron que los tres evadidos del penal de General Alvear no estaban provistos de una gran logística fuera de la cárcel. Pero tuvieron algunas bases sobre las que apoyarse durante su fuga: Marcelo "Faraón" Melnyk; la ex suegra de Cristian Lanatta y posibles "zonas liberadas".
Melnyk habría suministrado armas a los sicarios, quienes tenían previsto volver al día siguiente a su casona de Florencio Varela, pero por alguna razón no lo hicieron; Elvira Martínez no habría sido víctima de un robo por parte de su ex yerno, sino que se llevaba muy bien con él y le habría provisto de la camioneta Renault Kangoo con la que emprendieron buena parte del escape; y finalmente los prófugos recorrieron una gran parte del territorio bonaerense y otras provincias sin freno.
Distintas fuentes indicaron que esta "purga" es el primer paso de una reestructuración mayor de la organización que pasó de ser la "mejor policía del mundo" para el entonces gobernador Eduardo Duhalde a la "maldita policía" de Pedro Klodczyk en pocos años. Por lo pronto, la gobernadora y el ministro Cristian Ritondo le ratificaron la confianza al nuevo jefe de la fuerza, Pablo Bressi, recomendado por la DEA para avanzar contra el narcotráfico en territorio bonaerense. Pero los cambios van a seguir porque el éxito de la gestión de Vidal está atado a la cruzada contra la inseguridad, el narcotráfico y las mafias que lo promueven o protegen.
Los cambios ya se habían iniciado en el Servicio Penitenciario bonaerense y continuarán por la simpleza con la que se escaparon los ahora recapturados de una cárcel de máxima seguridad.
También llegarían a la Gendarmería. La actuación de esa fuerza de seguridad nacional quedó bajo la lupa luego de que la AFI señalara con precisión la tapera en el que los prófugos se escondían en la localidad santafesina de San Carlos Sur. Los gendarmes no solo no hicieron un anillo para rodear la zona, como se estila en estos casos, sino que fueron a buscar a dos mil metros del lugar señalado.