Dos veces con la misma piedra tropezó el Gobierno al brindar información incorrecta sobre la situación de los tres prófugos más buscados de la Argentina y si bien ahora promete sanciones para los responsables, el daño ya está hecho.
Porque cuando se asegura primero que los delincuentes estaban cercados en Ranchos, después de haberse baleado presuntamente a dos policías bonaerenses, y luego se anuncia la detención de los tres, cuando en realidad solo uno de ellos había caído en Santa Fe, lo que empieza a resquebrajarse es la propia credibilidad de los funcionarios.
Este sábado, supuestos errores de comunicación —el Gobierno investigará si se trató de un simple equívoco, producto de un exceso de entusiasmo en medio del fragor de la búsqueda, o de un acto deliberado y malintencionado— le asestaron un golpe a la mandíbula al final del día a quienes participan del operativo tendiente a capturar a los reos.
¿Quién es el responsable? La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, prometió lanzar una cacería interna para dar con aquel o aquellos que forzaron al Gobierno a celebrar por anticipado la detención de los hermanos Martín y Christian Lanatta y Víctor Schillaci, y a trastabillar en su intención de anotarse una primera gran victoria en la "lucha contra el narcotráfico y la corrupción", como la Casa Rosada pretendía.
Algunos por ahí sospechan de la Policía de Santa Fe, tan salpicada en los últimos años por el avance narco en esa provincia y la connivencia de autoridades de la Fuerza con traficantes de drogas, pero por estas horas sus agentes son los únicos que pueden golpearse el pecho después de haber dado con al menos uno de los tres reos fugados.
Es más, si no fuera por un baqueano que reconoció a Martín Lanatta, luego de que el delincuente insólitamente le fuera a pedir agua para tomar un medicamento en un campo cercano a la localidad bonaerense de Cayastá, y que dio la voz de alerta a la Policía local, este domingo los diarios continuarían reportando sobre el fracaso global del operativo de búsqueda.
En vísperas del Año Nuevo, el propio ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, también había recibido información incorrecta cuando aseguró que los tres prófugos estaban cercados después de haberse tiroteado presuntamente con dos policías provinciales en Ranchos.
Casi 10 días más tarde, el Gobierno en general festejó una triple captura que jamás existió y horas después tuvo que dar marcha atrás, sabiendo que el papelón ya estaba hecho, como quedó demostrado en el semblante que mostraban Bullrich, la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, y compañía al enterarse de que habían comprado nuevamente "pescado podrido".