Sófocles Decía: "Nadie ama al mensajero que trae malas noticias". Parece una costumbre argenta pura, desacreditar al que informando o haciendo una denuncia es perseguido, amenazado y hasta muchas veces en este país, "suicidado".
Podemos citar tantos ejemplos de nuestra historia: Cabezas, Nisman, Echegoyen, más de una decena testigos muertos del caso Menem Jr, Jorge Julio López, testigos del caso de los 12 apóstoles, el maquinista del caso Once, Lilita Carrio, la esposa de Van der Broele, Capdevila testigo del caso Boudou.
Lourdes Di Natale testigo del caso contrabando de Armas. Cattaneo del caso IBM Banco Nación. Sí, da miedo.
Todos estos mensajes mafiosos calan en la sociedad y alimentan el "no te metas". Ahí también es donde grieta se agranda cuando parece que el argento no quiere escuchar las malas noticias y su egoísmo lo captura.
Las redes sociales han contribuido a que ese mensajero aunque sea anónimo se anime a hablar y vayan saliendo y solucionándose algunas cosas.
En estos días vimos en capital el Caso Uber ¿Cuál es el problema? El sistema de transporte o Uber?
Hay que matar a Uber, no solucionar el problema. Así funcionamos en muchas de las cosas como sociedad. Así nos va...