¿Qué
es el periodismo?
Brevemente, parto de la base de que el periodismo es
esencial para la reproducción y legitimación de la realidad social. Una
realidad, que viene dada desde la clase hegemónica; clase que detenta el
poder político y económico. De este modo, el uso que ha hecho el poder del
periodismo, es funcional para crear una cultura hegemónica.
La fuerza del periodista depende del lugar que ocupe dentro
del campo periodístico, pero también, del contexto histórico en el que se
plantee. ¿Por qué digo esto? Porque el lugar que ocupa el periodista dentro
del campo, está determinado por su capital específico, en relación a lo que
está establecido como hegemónico, y esto último se define a partir de la
coyuntura específica. Y para poder ocupar otro lugar es que se plantean las
luchas dentro y fuera de los campos. Es decir, por la necesidad de redefinir
lo que está en juego.
La Cornisa
Hecha la precedente aclaración, voy a introducirme, en uno
de los programas “periodísticos” de canal de aire, que todos los
domingos, nos tortura de aburrimiento.
Banalidades; discusiones sin sentido; preguntas infundadas; vacío de
conocimiento, y en caso de existir conocimiento, segmentación del mismo;
carencia de un pensamiento crítico bien fundamentado; y en el caso de,
algunos panelistas, un pensamiento, ciertamente autárquico.
La Cornisa, es el nombre del programa “periodístico” del señor
Luis Miguel Majul, emitido por el canal América, los días domingo, a partir
de las 21 horas.
Desde hace bastante tiempo, el programa adquirió una performance un tanto vacía.
Pero no vacía en cuanto a los invitados, sino vacía en lo que hace al
conductor y sus panelistas.
Extrañamente, o tal vez como una estrategia sin sentido, el señor Majul se
presenta como ambiguo. Aparentemente, el editorial que realiza todos los
domingos, es una manifestación de la visión que él tiene acerca de
los hechos sociales, de la realidad actual. Se podría creer que toma una
postura. Aunque si nos ponemos a hilar fino, nos encontramos con que su
editorial camina por una cornisa sin rumbo.
¿Majul,
tiene estilo?
Se debate entre la hegemonía y la contra hegemonía, de una manera, ya
grosera. Parece desconocer, que su espacio de opinión, lo debe encontrar en
su editorial, y luego, si el tiempo lo acompaña, en las conclusiones.
Porque, como periodista que es, debería saber que, su rol,
también reside cuando los invitados se sientan en el estudio a entrevistar. Léase,
a preguntar y repreguntar si es necesario. Lo cual no quiere decir indagar. Y
mucho menos inducir la respuesta del entrevistado, y llegar a ser hasta
tendencioso. Ese no es el rol del periodista que entrevista.
Ahora bien, querer marcar un estilo, jugando innecesariamente, con lo hegemónico
y contra hegemónico, marca un estado de inseguridad asombroso. Aún más,
denota un importante desconocimiento del estado de la cuestión.
El señor Majul tiene la triste y paupérrima costumbre “intelectual” de
convertirse en hegemónico, cuando el entrevistado se presenta como contra
hegemónico; y se vuelve contra hegemónico frente a un entrevistado de corte
hegemónico. Es decir, Majul no tiene una línea de pensamiento clara. No
tiene un estilo propio, sino más bien un estilo copiado de diversos
periodistas. Copia que va, desde la gesticulación hasta la contradicción.
Me refiero a que el señor Luis Miguel ha ido tomando modismos y estilos de
otros colegas, y los ha ido conjugando en su persona. Resultado de ello: un
mamarracho. Un conductor, que tiene un doble padecimiento: Por un lado, hasta
el propio panel lo sobrepasa, al no permitirle coordinar debidamente la guía
de preguntas hacia el entrevistado; y por otro lado, muchas veces quienes lo
sobrepasan son los entrevistados mismos. Porque Majul, siempre, termina siendo
el entrevistado.
Sus invitados, parecen desconocer que él es el dueño del circo. Así ocurrió
con la señora Mirtha Legrand, con el señor Samuel Chiche Gelblung y
Aldo Rico, entre otros.
Cierto es también, que Majul se padece a sí mismo. Padece de un desborde
mediático, del cual, reniega por un lado, pero por el otro lo legitima.
Tenía la costumbre de preguntarle a sus invitados: “¿Usted, usted,
tiene miedo?” Cuando en realidad el miedo parecía tenerlo él, ya que
jamás pudo ser el conductor, con todas las letras, de su propio programa.
Además, siempre dijo, y sigue diciendo, que no hay que creer en casi nada de
lo que se ve y escucha por televisión. Por ende, nos está queriendo decir
"no me crean", o "créanme parcialmente".
Por otro lado, en algunas oportunidades ocurre, que tanto
él, como los panelistas, maravillados de la figura que se sube a La
Cornisa, se sienten paralizados y las preguntas, más que preguntas, o son
halagos, o bien ataques conservadores, que sólo invitan a la involución de
las mentalidades. Entonces, deslumbrados, se convierten en cholulos
imposibilitados de aprovechar al máximo las características de la figura
central. Se pierden en su pasado, en lugar de buscar su pensamiento presente.
Con esto no quiero decir que no haya que recurrir al pasado. De hecho, el
presente tiene impronta de pasado. Pero indagar en el pasado como mecanismo de
destrucción no es más que un sinónimo indiscutido de falta de ideas, y de
boicot.
Camina por la cornisa
El señor Luis Miguel camina por la cornisa. Sus invitados, por lo general, son interesantes. Se suben por un rato, pero se bajan inmediatamente. No están aprovechados debidamente.
El cuestionamiento absurdo, está a la orden del día, y el entramado
relacional que se establece entre los panelistas y la figura a entrevistar, es
pobre. Todos, viven en el intento de cumplir el supuesto rol que les toca,
dentro de lo que es el programa. Aunque el programa, lo terminan haciendo los
mismos invitados. Invitados que se encuentran a la deriva, pero que la saben
remar.
¿Y por qué están a la deriva? Muchas veces por las incapacidades del
conductor mismo y, en algunos casos, por el despotismo de cierto miembro del
panel.
Un panel ecléctico y devaluado. Mejor dicho, no devaluado en su conjunto,
pero sí en la figura del señor Alfredo Leuco. Un periodista que está y
estuvo en todos lados. Incluso en el programa de la señora Susana Giménez,
jugando en el juego de preguntas y respuestas. Un juego que, indudablemente,
deberá querer llevar al olvido, dado que terminó siendo derrotado por
alguien, que seguramente subestimó, el modelo Iván de Pineda.
Como verán, en el programa de Majul, hay de todo. Hasta un señor Polimeni
que, por las dudas, siempre es contra hegemónico.
Finalmente, Luis Miguel siempre les dice a sus televidentes: “Subite a la Cornisa, no te vas a caer”. Que yo sepa, aún nadie se ha caído. Por lo menos no al piso, pero seguramente sí de sueño.
Lo importante, es que no se caigan ellos, y que comiencen a hacer un periodístico en serio, aprovechando al máximo las cualidades y particularidades de los entrevistados que, un domingo por la noche, acceden a participar del programa de un señor que, en su hemisferio derecho, también, termina siendo entrevistado.
Laura
Martín
SEÑOR MAJUL ME DIRIJO A USTED PARA FELICITARLO X LOS COMENTARIOS DEL CASO SHOCLENDER Y LA VERDAD QUE LA SEÑORAH EBE DE FONAFINI ES UNA TRAIDORA POR QUE NO AVERGUA DE DONDE SACO LOS FONDOS PARA CONSTRUIR LA PISTA DE HOCKEY DONDE CONCURRE EL HIJO DEL SEÑOR SERGIO SHOCLENDER EN EL EL CLUB AAA.JUNIORS JUNTO AL SECRETARIO DE DEPORTE ADRIAN MIGUES TAMBIEN LO REALIZO CON LOS FONDOS DE LA CONSTRUCION DE LAS VIVIENDAS Y ELLA ESTUBO EN LA INAGURACION Y SIN ????? PAÑUELO ES UNA COSA MAS PARA QUE SALGA A LA LUZ GRACIAS