Al momento de su creación, el día 13 de mayo de 1971, el Capitán de Navío Don Francisco Manrique, su creador; jamás habría imaginado que después de tantos presidentes e interventores, el PAMI creado para la atención de los Jubilados de todo el país, se vería en las condiciones en las que se encuentra al día de la fecha.
Desafortunadamente, todos sus sucesores y los respectivos gobiernos de turno, se han valido de su infraestructura y funcionalidad, para hacer demagogia en beneficio propio y para su propio costal. En algunos casos, como en la década del 90, para desvalijarlo de la forma más descarada y bochornosa.
Lo cierto es que hoy, el PAMI se encuentra al borde del colapso total y además de varios proveedores, sin duda alguna los más perjudicados son los afiliados. Es decir, los pobres Jubilados que debemos padecer todo tipo de destrato y atropellos por parte de quienes deberían velar por nuestra salud.
Sin duda alguna, este elemental servicio no es gratuito, puesto que todos los jubilados aportantes en toda la vida laboral activa y luego al pasar a la pasividad, pagamos y seguimos aportando en algunos casos, cifras muy similares a una Prepaga. No es así el caso de los llamados jubilados no contributivos (que en verdad son pensiones graciables no contributivas) al no haber aportado nunca, son los únicos que pueden estar “contentos” con los servicios que el PAMI les regala: Viajes, Paseos y demás.
Ahora, estos mismos como son los que perciben la jubilación mínima por haber aportado el mínimo y en los casos de los que “nunca” aportaron, se ven beneficiados con medicación en calidad de vía excepción, con hasta un ‘máximo’ (perdón por esta palabra) de cinco medicamentos.
Todos los demás, debemos pagar los medicamentos al 50%. Pero se dan otros casos en que el PAMI, no reconoce medicamentos por no estar en su vademécum y se niega a abonar al menos el 50%. Por supuesto que no hablo de aspirinas, sino de medicamentos que son muy caros y contienen drogas que no se encuentran en similares, puesto que son irreemplazables.
Entre estos casos, me encuentro incluido ya que el PAMI se niega a reconocer al menos, el 50% del medicamento que necesito para poder seguir viviendo.
Mi caso particular se origina en el cierre del Sanatorio EMHSA de la ciudad de Mar del Plata, en el que fui tratado de los cuatro infartos que sufrí y donde me fueron colocados otros tantos Stens Coronarios comunes.
Al cierre obligatorio de ese nosocomio, me seguí atendiendo en forma particular, con el ex Jefe de Cardiología Dr. Sergio Chaluf; pero al tiempo y a raíz de problemas relacionados con mi Cardiopatía Izquémica y luego de varios exámenes pertinentes, el Dr. Chaluf me informa que se había producido estenosis en los Stens colocados y que tenía dos “posibles” soluciones.
Una era el reemplazo de dichos Stens por nuevos, con medicación, que evitarían la estenosis y la otra, que me sometiera a un cuádruple Bye Pass Coronario, pero ésta última sería muy arriesgada, puesto que debido al estado de mi Arteria Coronaria Circunfleja era muy débil y de fina textura para soportar una nueva Angioplastia. A esto debía sumar mi Diabetes y el sobrepeso mórbido, producto de esa misma Diabetes y mi Hipertensión Arterial Severa.
Es así que una u otra opción, deberían ser puestas en marcha y para eso me dirijo al PAMI de Mar del Plata para exponer mi situación y saber en qué clínica o sanatorio pasaba a capitar, puesto que el EMHSA se encontraba cerrado y debía efectuarme alguna de esas dos intervenciones.
La respuesta fue tan absurda y desaprensiva que hasta he tenido que reformular mi pregunta. La misma fue que al estar cerrado el EMHSA, yo pasaba a depender del Hospital Regional de Agudos (HIGA) y debería atenderme allí. Mi asombro fue descomunal y sin desmerecer la atención que seguramente allí se brinda, pasaba a ser un paciente más que debía acudir a las tres de la mañana para solicitar un turno que seguramente sería para dentro de los sesenta días como mínimo.
Es decir; que mientras me descuentan DOS veces por PAMI (poseo mi Jubilación y la pensión de mi ex esposa fallecida) debía acudir a un Hospital Público, con todas la falencias que eso implica y sobre todo, a realizarme alguna de las dos intervenciones explicadas.
Demás está decir el desconcierto y la “bronca” que debí soportar ante esta ignominia; pero debía encontrar una solución a mi problema, puesto que cada vez mi estado de salud se deterioraba considerablemente.
Es así, que amigos de mi actual esposa, nos hablaron muy bien de la atención de su Obra Social en el Sanatorio Allende, de la ciudad de Córdoba. Por tanto y luego de varios cabildeos, decidimos “mudarnos” de Mar del Plata a la ciudad de Córdoba, con todos los trastornos que ello conlleva, pero no había otra solución; por lo tanto desde hace poco más de un año, residimos en Córdoba Capital.
La atención en el Sanatorio Allende de esta Ciudad, es EXCELENTE y luego de algunos estudios y un cateterismo, mi Médico Cardiólogo me indica que efectivamente el estado de mi Arteria Coronaria Circunfleja es bastante deficitario y sería mejor no tocarla. Y es así que me indica un tratamiento con un medicamento nuevo que según el facultativo debe reforzar esas mismas arterias y darle mayor elasticidad a fin de obtener una mejoría en mi afección.
El medicamento en cuestión, se llama ENTRESTO 100mg. y las drogas que contiene es: Sacubitrilo 49% y Valsartán 51% - del Laboratorio NOVARTIS. Mi médico Cardiólogo me hizo saber que era un medicamento bastante caro y gracias a su indulgencia, me fue proveyendo de varias muestras médicas, hasta tanto pudiera adquirirlo por medio de PAMI.
Es así que me llego a la Delegación del PAMI de Villa Allende, cercana a mi domicilio y la doctora a cargo de esa Delegación me indica el trámite a seguir para lograr la autorización médica para dicho medicamento, por medio de un formulario y la asistencia de Cardiología del Hospital Italiano de Córdoba, que es donde capito por PAMI.
En el Hospital Italiano la Dra. Videla, una excelente Cardióloga, , a título de auditora, me indica una serie de exámenes que debí efectuarme por PAMI, con los consiguientes meses de espera entre uno y otro.
A todo esto, yo me encontraba cumpliendo con el tratamiento de mi Cardiólogo del Sanatorio Allende y el cambio que se había producido en mi vida, era absolutamente extraordinario y ya no me agitaba al hablar y que decir de caminar, cosa que ya había olvidado hacer, puesto que el agotamiento y la molestia precordial, me hacía recurrir a la pastillita sublingual Medocor, de forma bastante asidua. Asimismo, había terminado con los edemas en ambas piernas.
Es decir, el nuevo tratamiento era todo un éxito y hablo en tiempo pasado, ya que pude comprar el medicamento dos veces y después ya no pude hacerlo más y debí suspender ese tratamiento y volver al anterior.
Demás está decir que he vuelto a sufrir la misma cantidad de trastornos que me aquejaban antes de tomar el “SACUBITRILO”, ya que luego de presentar toda la documentación en PAMI, me dijeron que al no estar dicho medicamento dentro del vademécum de ellos, no podían expender receta y por lo tanto me devolvieron todo lo presentado y “arréglate como puedas” o bien “morite” y nosotros tendremos un problema menos.
Es decir: el PAMI se “defeca” en la salud de sus afiliados, que por otra parte estamos “obligados” a aportar. Por lo tanto, AJO y AGUA (a joderse y aguantarse).
Mi situación actual, es aguardar que la ANSeS se digne a pagarme el JUICIO que tiene Sentencia de Primera Instancia con orden del Juzgado Nº 2 de Mar del Plata de ser abonado dentro de los 120 días, pero con fecha 14 de septiembre de 2014 y a pesar que dicen que ANSeS NO APELA más, es totalmente UNA MENTIRA y desde esa fecha estoy esperando la Sentencia de Cámara a esa apelación ignominiosa.
Hasta tanto y si llego con vida, esperaré para reiniciar nuevamente mi tratamiento y poder comprar el medicamento que mejore mi calidad de vida o bien que me salve la misma.
Esta, es sólo una historia más de un Jubilado que sólo pretende seguir viviendo después de haber cometido la sandez de haber TRABAJADO y APORTADO toda la vida y ahora sólo pretende comprar un medicamento que cuesta $ 3.200,00 y debe consumir dos cajas al mes, erogando sólo en este medicamento, la suma de $ 6.400,00.
Que DIOS N.S. me ayude y ayude a otros Jubilados a los que el PAMI ignora de manera despectiva, indolente y apática.
Francisco Viotti
4.520.511
jos_efe@yahoo.com.ar