A causa del estado del cuerpo y las extrañas circunstancias de su hallazgo, los peritos no tienen manera de precisar puntualmente una fecha de fallecimiento.
Todos los manuales y expertos indican que a partir de la semana 4 en que un cuerpo permanece en el agua, se vuelve imposible tener precisión en la data de muerte.
Lo mejor que pueden ofrecer es una ventana de tiempo, del tipo "1 al 10 de Agosto", por citar una posibilidad.
Si dieran una fecha puntual y terminante, entonces estarían admitiendo que el cuerpo no llevaba más de 4 semanas en el agua.
En este punto hay que decir que varios expertos han declarado que el cuerpo que se ve en las fotografías difundidas, de ninguna manera llevaba 80 días en las aguas del Río Chubut, y que tampoco parece tener 80 días de fallecido, sino muchos menos.
Ellos dicen que, o murió con posterioridad al 1º de agosto, o cuando lo retiraron del río lo freezaron, hasta que decidieron hacerlo aparecer en aguas del Chubut.
Como nadie puede certificar que murió el 1 de agosto, y como hay testimonios oficiales que afirman haber visto cómo gendarmería se lo llevaba, el juez Lleral, (quiera o no quiera) deberá investigar la eventualidad de que, efectivamente, gendarmería se lo haya llevado ese 1 de agosto.
Atención: Que gendarmería se lo haya llevado CON VIDA, incluso.
En este punto recordar al periodista de Esquel Ricardo Bustos, que el mismo 1º de agosto afirmaba que gendarmería lo tenía identificado y detenido, y los audios de gendarmes que afirmaban estar llegando a El Bolsón con un detenido.
Al cabo, por algo Noceti les avisó que Otranto los allanaría, por algo lavaron minuciosamente los vehículos, y por algo escondieron algún vehículo que había participado del operativo, para admitirlo más adelante.
Ya nadie habla de la soga manchada de sangre y los cabellos largos que se encontraron en una camioneta, de los que no se pudo cotejar el ADN.
Se encontraron bajo un cono de vialidad, y la única camioneta que todo el tiempo tuvo dos de esos conos es, casualmente, la misma que transportó la bolsa de óbito entreabierta sobre la que muchos afirman ver el rostro de Santiago Maldonado.
Si los peritos no pueden puntualizar una fecha de muerte, la única manera de evitar la investigación minuciosa de los escuadrones de gendarmería intervinientes sería que la propia gendarmería presente evidencia de que Santiago Maldonado se ahogó el 1º de agosto en el río Chubut.
Videos o fotografías que negaron tener pero que pudieran tener. Testimonios puntuales que reconozcan lo que nunca reconocieron.
Ningún gendarme mencionó a Santiago Maldonado en su declaración, ningún gendarme admitió haber visto a la persona de celeste, rastas y barba.
Lo invisibilizaron todos, a pesar de que lo tenían fotografiado desde antes de ingresar a la Pu Lof, y que se comprobó que lo corrieron hasta el río. Vale decir: ocultaron lo ocurrido.
Gendarmería no puede negar haber hecho contacto con Santiago Maldonado a la vera del río. Gendarmes y testigos declararon haber escuchado el grito de "tenemos a uno", y el único que no cruzó fue Maldonado.
Pero si gendarmería hubiera visto que, tal como pretenden instalar, Santiago murió ahogado cuando intentó cruzar el río, pues lo hubiera dicho rápidamente, hubieran tenido a prefectura de manera permanente rastrillando todo el tiempo hasta encontrar el cuerpo que, sin duda alguna, tenía que estar allí.
Los gendarmes gritarían su inocencia: "El de celeste se ahogó ahí, búsquenlo que tiene que aparecer", y a pocas horas del 1º de agosto se hubiera rescatado el cuerpo.
Bueno, esto no pasó, y nadie parece preguntarse por qué motivo no pasó, aunque a uno le resulte demasiado claro que lo que sí pasó es lo que relataron los testigos.
Que lo redujeron, y que se lo llevaron.
Si el peritaje dice (tal como creo que va a decir) que murió el 1º de agosto por sumersión, (ya sea asfixiado o a causa de un PCR por hipotermia), el circo dantesco del poder continuará su rutina, con todos sus payasos en escena, mientras el periodismo oficialista milita firmemente la versión sin profundizarla nunca, por ridícula que sea, y por más que deniegue justicia, dándole argumento a la clientela macrividelista para afirmar lo indefendible.
Al cabo, es lo que mejor saben hacer. Unos venden el pescado podrido, y los otros lo compran y se lo comen.
Yo realmente no creo que en este país estén dadas las condiciones para investigar y llegar a la verdad en este caso. Especialmente porque, como escribí de entrada en mi primer comentario acerca de esto, implicaría descabezar 3 escuadrones de gendarmería, encarcelar a un sinnúmero de gendarmes, al jefe de gabinete de seguridad Pablo Noceti, y seguramente mandar también a la justicia a Patricia Bullrich.
El correspondiente juicio político al presidente Macri, naturalmente, nadie tendría las pelotas de pedirlo.
Estaría muy bueno que me equivoque. Pero viendo con la virulencia con que están operando desde el gobierno, con sus medios de prensa y formación de opinión pública, esto va camino a una muerte accidental, y aquí no habrá pasado gran cosa.
Lo cual sería, como cualquiera entiende, demencial.
Pero estamos viviendo un país donde todos los días acontecen, con absoluta normalidad, sucesos demenciales.