Si las propuestas presentadas por el Presidente Mauricio Macri se fueran a cristalizar en algún momento, el año próximo, el Poder Ejecutivo debiera presentar un nuevo proyecto de Presupuesto para 2018, o al menos, una modificación bastante profunda.
Si alguna de las propuestas como eliminar cargos públicos o modificar la estimación de ingresos y gastos, se sancionaran, el proyecto de presupuesto quedaría desnaturalizado, como queda desnaturalizado el gradualismo frente a la magnitud de los problemas.
A juzgar por los enunciados presidenciales, las potenciales reformas presentadas hoy no son más que cosméticas y en todo caso, plantean una huida hacia adelante.
Ganar tiempo parece ser la consigna. No sólo por la oportunidad en la que se presentan las posibles reformas, sino por el contenido edulcorado de las mismas frente a los graves problemas que enfrenta la economía.
No hubo una sola medida destinada a disminuir el gasto. Sólo un reconocimiento tardío a los problemas que se generan en el despilfarro estatal.
Es bien sabido que la inflación es el peor problema que enfrenta la nación y también que afecta mucho más a los sectores de menores ingresos. No hace falta que el jefe del Estado lo presente como un problema cuando de él depende su solución. "No podemos gastar más de lo que recaudamos. Tenemos que seguir bajando la inflación y comprometernos". "Debemos reducir la carga tributaria con una relación cooperativa entre Nación y Provincias". "Tenemos que comprometernos al equilibrio fiscal en todos los niveles del gobierno". Estas y otras consignas que disparó Macri al auditorio constituyen, por ahora, una expresión de buenos deseos, toda vez que las soluciones a estos problemas están en manos del gobierno nacional y de los gobernadores.
El exceso de impuestos en todos los niveles de gobierno, 96 tributos más otros disfrazados de tasas, requieren de medidas mucho más profundas.
El déficit previsional implica no usar los recursos de la ANSES para otros gastos.
La reforma laboral debe ser integral y no sólo por sectores porque la rigidez normativa afecta a todos los trabajadores de todos los sectores económicos. De allí, que el empleo informal no es una singularidad de un determinado sector productivo.
Por más que estas reformas se presenten el mes próximo, ningún legislador que deja su banca va a querer estampar su firma y las iniciativas quedarán para la próxima legislatura después del 10 de diciembre.
Y aun cuando se convoquen a extraordinarias, el receso estival llevará su tratamiento para el próximo período ordinario. Seguramente, el próximo 1° de marzo, Macri hablará de estos mismos temas cuando inaugure el próximo período legislativo.