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La inflación, esa piedra eterna en el zapato de la Argentina

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Los avatares del BCRA
Los avatares del BCRA

Los altos índices de inflación del primer bimestre y la insistente suba del dólar plantean un "combo" desafiante para el Gobierno, y empiezan a abrir fisuras entre las principales espadas del Gabinete en materia económica.

 

Los funcionarios se miran entre sí cada vez que el todavía profesional INDEC dirigido por Jorge Todesca difunde índices que representan un dolor de cabeza para la promesa de llevar la inflación al 15% anualizada para cuando concluya 2018.

El último revés fue el índice de inflación mayorista, que trepó 9,6% en el primer bimestre y preanuncia un costo de vida alto para marzo.

Otro dato que complica el escenario: en los últimos doce meses los precios al por mayor se dispararon 26,3%, casi el doble de la meta de inflación para este año.

Es un objetivo cada vez más complicado de cumplir, a medida que las remarcaciones se apoderan de las góndolas a la luz del día.

El Banco Central -que el viernes debió poner U$S 413 millones para frenar la escalada del dólar- todavía cree que ese objetivo, que marca el pulso de las paritarias, se puede cumplir.

En las últimas dos semanas, el Central destinó U$S 935 millones de sus reservas para que el dólar no se dispare por encima de los $21.

Algunos en el gobierno piensan que si la divisa alcanza ese nivel, la inflación puede acelerarse a un ritmo muy fuerte y, en ese caso, la pobreza se dispararía a niveles cercanos al 40%, abriendo un escenario social impredecible.

Por ahora, Cambiemos prefiere mantener la divisa en torno a los $20 para ver si logra frenar la suba de precios.

Eso puede significar altas tasas de interés para rato por parte del BCRA.

Por si faltaran problemas, el Gobierno recibe "fuego amigo": Carlos Melconian, ex presidente del Banco Nación -lo despidieron, él no se quería ir- y aún asesor personal del presidente, dijo que cumplir la meta del 15% de inflación este año es "imposible".

Por lo bajo deja correr el rumor de que podría volver al Gobierno, ya que aspira desde el mismo 2015 a ser ministro de Economía -ahora de Hacienda-, tiene poder de fuego en los medios para tratar de instalarse, y lo hace.

 

Avatares del BCRA

Hace 114 años, Vladimir Lenin, quien lideraría más de una década después la Revolución Rusa, escribió "Un paso adelante, dos pasos atrás", para graficar la crisis del partido Socialdemócrata en su enorme país.

Ahora, en 2018, el vicepresidente del Banco Central, Lucas Llach, parece haber invertido la lógica leninista en su análisis.

Apeló a un concepto inverso para describir el derrotero de la política anti-inflacionaria, al afirmar que "la ´desinflación´ es como el descenso de una montaña.

“Hay partes donde bajás rápido, partes planas e incluso momentos donde caminás un poquito para arriba", dijo al analizar los datos desalentadores que llegan de las mediciones del INDEC.

"Dos pasos adelante, un paso atrás", podría sintetizar ahora el razonamiento del número dos del BCRA a la hora de enfrentar el clásico de las remarcaciones, que en la Argentina siempre supo deshacer los sueños de millones.

Incluso, Llach abusó de su mirada optimista al razonar que "la alarma generalizada con la inflación de febrero es un síntoma muy favorable de lo que nos está pasando como sociedad: una tasa mensual que era absolutamente normal hace dos años es vista como una catástrofe, y eso es bueno".

En parte es cierto, el costo de vida se redujo a la mitad respecto del 2017, pero aún sigue siendo estratosférico comparado con la mayoría de los países de primera línea, donde se ubica por debajo del 5%.

La misma estrategia -"Dos pasos adelante, un paso atrás", parece encerrar el "gradualismo" que Macri y las principales figuras del Gabinete, como Marcos Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, defienden a capa y espada.

"Vamos a tener un crecimiento mediocre, pero crecimiento al fin, y durante varios años; y la inflación irá descendiendo en forma paulatina, no hay otra manera de cambiar la Argentina", es el argumento central que domina por estas horas el ´think-thank´ del oficialismo.

Christine Lagarde, la francesa jefa del FMI, se lleva esa impresión de su visita a la Argentina, y felicitó a Macri por las "importantes reformas que su gobierno ha puesto en marcha y su liderazgo".

Lo habló con el presidente en Olivos, y lo había analizado el día anterior cuando fue invitada de honor en la casa del ministro Nicolás Dujovne, junto a economistas como Miguel Bein -ex asesor de Daniel Scioli- Daniel Artana, Pablo Guidotti, Miguel Kiguel y Roque Fernández.

Por las dudas, Lagarde debió aclarar que su visita a la Argentina está vinculada con la cumbre preparatoria del G20.

"No estoy acá para negociar ningún tipo de programa ni vengo en calidad de prestar. La Argentina no necesita eso y tampoco lo pidió", dijo con énfasis la mandamás del Fondo.

La Argentina podría pedir financiamiento al organismo multilateral cuando quisiera, pero dejará esa opción como último recurso.

Por ahora confía en que el cuestionado Luis Caputo siga haciendo su "magia" desde el Ministerio de Finanzas para conseguir la plata necesaria y afrontar el enorme agujero fiscal que se repite mes a mes.

Al ministro lo defienden a capa y espada en el Gobierno, pero su suerte podría cambiar si prospera una causa por haber manejado dos fondos de inversión en Islas Caimán, como reveló la investigación de los Paradise Papers.

Si Caputo cae, tal vez Macri deba repensar su estrategia de financiamiento y volver al pedirle al FMI, lo cual sería un golpe muy duro frente al año electoral.

Ese mismo "año electoral" que arrancará unas horas después de que termine el Mundial de Rusia.

 

4 comentarios Dejá tu comentario

  1. Hoy tengo un poco de sobredosis de chiconautas... pero es bueno, porque recolecto evidencia a lo loco. Creo sinceramente que Gary NO CREE que todo lo que hace llegara a publico conocimiento. Sabra el porque. Tal vez imagina que podrá arreglar conmigo y no lo voy a exponer (seguí soñando). O cree que a ultimo momento no me voy a animar. O no se... pero si ser expuesto para el es la ruina absoluta, porque insiste en su campaña psicópata con tanta intensidad??? Tanto miedo tienen??? Bueno... evidentemente si. Tal vez todo esto es el ultimo desesperado estertor de un obeso que ya no sabe que hacer. Que esta perdido y ya hace CUALQUIER COSA. El tiempo dirá...

  2. La explicación del fenómeno macro-económico llamado "inflación" es simple. La provocan decisiones políticas de los gobiernos que por demagogia pretenden aumentar el nivel de vida de la población sin un paralelo aumento de la riqueza que ésta produce. Si el aumento de los salarios y de los gastos improductivos del estado, que son decisiones políticas, no provocara inflación, seríamos todos ricos, justamente la consecuencia es el envilecimiento de la moneda, que es una mera convención NO TIENE ENTIDAD OBJETIVA(no es riqueza). El parámetro de la ciencia macro-enconómica(que no es una ciencia exacta, sino una social) que más se corelaciona con la inflación es el déficit de presupuesto, que es un indicador de lo que ahorra la sociedad(los impuestos), con relación a lo que gasta. Esa diferencia entre lo que consumimos y ahorramos como sociedad se puede salvar con deuda, como está haciendo ahora el (des)gobierno de los corruptos y cipayos PRO, o con maquinita, como hacían los corruptos pero no tan cipayos K, pero tarde o temprano el resultado es el mismo: las explosiones cíclicas que se iniciaron en junio de 1975(el Rodrigazo). El gradualismo PRO es un gran macanazo, lo único gradual que tenemos ahora es el aumento de los desquilibrios macroeconómícos, que al no corregirse como corresponde, inexorablemente se incrementan. Corruptelas más, corruptelas menos, es el mismo gradualismo que tuvimos con los K desde 2008 y que a estos les sirvió para ganar con el 54 % en 2011 y para llegar a las elecciones de 2015 sin que se provocara "el estallido". Pero ese "estallido" pospuesto ha aumentado los desquilibrios y cuanto más tarde en producirse, más grande va a ser. El drama en que en esta pseudo-democracia en que vivimos es imposible hacer una ajuste de consumo, como el que se hizo sólo en 2002, y que entonces si equilibró la economía, pero en 2008 los argentinos empezamos con la joda, y los PRO no pueden hacer otra cosa que seguir en la misma joda y tirar la papa caliente para adelante.

  3. La inflación se soluciona fácil... solo hay que dejar de gastar mas de lo que se tiene. Cuentas en orden, inflación moderada. Ah claro... pero eso requiere recortes enormes del gasto publico que pueden desencadenar estallidos sociales inmediatos. Mejor sigamos meta deuda y meta emisión... que mas adelante alguien se ocupe.

  4. Indomitus, es así, el drama es que no se puede volver para atrás el reloj de la historia y empezar de nuevo en un momento de economía equilibrada. Para nosotros lo hubo, y fue en 2007/2008. Luego del brutal(y exitoso) ajuste del 2002 la economía se había equilibrado y teníamos los parámetros macro-económico mejores ¡del mundo!. Obvio, el cambio favorable de los términos de intercambio(los chinos) que se había operado en 2003, que nos había venido penalizando severamente desde 1930 y había sido una importante causa de los desequilibrios que habíamos tenido desde entonces, se combinó con el ajuste exitoso y parecía que se iba a dar lo del apotegma del zobeca Duhalde: "los argentinos estamos condenados al éxito". Pero en 2007 se produjeron varios acontecimientos concurrentes que hicieron que volviéramos a las andadas y empezáramos de nuevo a desequilibrar la economía: la crisis de las subprime que casi se lo llevó puesto al Imperio yanki y al mundo, frenó el "viento de cola"(no del todo pero lo atenuó bastante), y el finado Kirchner enfermo y sabiendo que se moría la puso a "ella", que privilegió lo político y empezó la joda distribucionista y la inflación resultante, que ha seguido tal cual hasta ahora, a pesar de las medidas cosméticas de los PRO para distraer a la gilada. Fue un éxito "político" la "administración" K 2007/2015: en 2011 sacó el 54 % de los votos, evitó que "el estallido" les ocurra a ellos, y casi ganan de nuevo en 2015. Moraleja: dentro del sistema pseudo-democrático en que nos desenvolvemos es imposible un ajuste consensuado, lo único que puede funcionar es una explosión incontrolada del tipo de la que funcionó en 2002, pero tampoco hay la seguridad de que ahora lo vuelva a hacer.

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