¿Por qué desaparecen los niños?. ¿Qué hacen con ellos?. ¿Por qué
se oculta la información sobre los crímenes de que son víctimas?. Y específicamente:
¿por qué niños?. Estas son las
preguntas más terribles que muchos nos estamos haciendo en los últimos años,
preguntas que no encuentran respuestas donde debería haberlas –sectores del
poder, medios de comunicación, autoridades policiales, Justicia- y que
trataremos de desentrañar como podamos a través de estos párrafos, sólo con
el material que se ha podido investigar como escudo y el teclado de una
computadora como arma.
Se estima que un millón de
niños desaparecen en el mundo cada año. ¿Se entendió bien?. Un millón de niños.
Pero esas desapariciones, en algún lugar y en algún país, no encuentran a lo
sumo más que una pequeña mención que aparecerá brevemente en una página
perdida de un diario. Los grandes medios de comunicación callan ese tipo de
noticia, convirtiéndose en cómplices, quizás por temer o directamente
encubrir a quienes mueven los hilos de ese crimen, generalmente poderosos grupos
mafiosos y hasta personajes enquistados en el poder. Por el momento es en
internet donde se puede recurrir, buscar información y pedir auxilio para los
desamparados padres que han perdido así, de un día para otro, a su hijo.
¿Y cuál es el destino de
esos niños desaparecidos?. Algunos serán violados salvajemente y finalmente
asesinados de manera brutal, mientras son filmados en ese acto para satisfacer
el morbo de miles de dementes pervertidos que llegan a pagar hasta 25.000 dólares
por estos videos, llamados “snuff films”, que reportan a los asesinos
millones de dólares haciendo crecer su avidez por la cacería de nuevas víctimas.
Sólo en Italia se descubrió a más de 1.500 consumidores de estas filmaciones.
Es fácil hacer la cuenta. Otros de los niños serán sacrificados por sectas de
adoradores de dioses o demonios criminales que, según esos fanáticos, piden
“sangre de inocentes”. Otros serán preparados como esclavos sexuales para
divertir a la cofradía de pervertidos de gran poder que dominan el mundo, y de
ésto -quizás lo que más se esmera en ocultar- hablan las “fiestas”
organizadas en lujosas residencias a las que se han visto llegar llamativos
automóviles oscuros con sus vidrios polarizados, y en ocasiones hasta
limusinas, vehículos que por si fuera poco son
protegidos a veces por mimetizados custodios de personalidades y hasta
agentes secretos. Algo que habla por sí mismo de las alturas del poder en que
están agazapados estos mal nacidos. Otros niños serán fotografiados y pasarán
a circular por los sitios de internet dedicados a la pedofilia, como mercadería
ofrecida a quien la solicite por este medio tan aprovechable y a la vez tan
peligroso. Finalmente, a otros se les arrancarán los órganos para que una
familia pudiente salve a su hijo, sin preguntas y entregando una buena cantidad
de dinero por ese órgano, a cambio de la mutilación y hasta la vida de un
menor secuestrado y desaparecido.
Se ha podido saber de algunos lugares del planeta donde es ya
moneda corriente la desaparición de menores para utilizarlos en prácticas
aberrantes como las mencionadas, pero a decir verdad no hay lugar en el mundo
hoy en día donde ello no se produzca; donde pueden encontrarse, en cualquier
barrio de cualquier ciudad, cientos de familias que lloran su desconsuelo por la
pérdida de un niño; donde esas familias no encuentran ninguna respuesta a su
aterrador panorama; y donde, otra aberración aparte, las policías no
investigan, las autoridades miran para otro lado y la Justicia está más ciega
que nunca. Más concretamente, donde todos los poderes de un Estado se vendan
los ojos y juegan a un gallo ciego en donde, al revés del juego original,
no hay que tocarse.
Zonas de riesgo
En Chile desaparecen
anualmente 2.000 niños, como los miles y miles de casos que se suceden en otros
países latinoamericanos. Pero al contrario de los políticos y militantes
desaparecidos en tiempos del dictador Augusto Pinochet, son muy pocos los que
exigen esclarecimiento de los casos, justicia y castigo por los niños
desaparecidos, mientras sus padres quedan ahogados por la desesperación y la
impotencia. La desaparición de niños es un tema tabú, no hay que tocarlo,
“de eso no se habla”. Esa parece ser la única medida dispuesta, como se
dijo antes, por autoridades de gobierno, justicia y medios de comunicación ante
la eventual aparición de un caso, y si éste llegara a trascender el escándalo
será tapado muy pronto, los acusadores pasarán a ser los acusados y, de ser
“necesario”, pronto comenzarán a morir testigos e investigadores. A una
familia chilena le desaparecieron cinco menores como por encanto. El tema jamás
salió en las noticias, mientras las madres y padres de la zona donde ocurrió
el hecho vivieron largo tiempo aterrorizados ocultando a sus hijos para que no
fueran “el siguiente”. Y todo quedó allí.
Como se recordará, el nazi
Paul Schäeffer, que lideraba una secta de esclavos sexuales alemanes que incluía
niños, tenía un extenso campo de concentración en el sur chileno, un
verdadero estado dentro de otro estado, y cuando las autoridades por fin se
decidieron a investigarlo, Schäeffer se refugió en Argentina, donde finalmente
fue capturado y extraditado. Sin embargo, se pudo saber que continúa utilizando
desde la cárcel, como lo hacía antes en libertad, la miseria sexual humana
para protegerse e influir sobre las autoridades, tal como lo vino haciendo
durante más de cincuenta años. La pregunta aquí es: ¿cuántos hombres
importantes de la “élite” chilena aparecen en los 180 videos capturados?;
¿se conocerán alguna vez sus nombres?. La respuesta aún no existe y será muy
difícil que llegue a ver la luz.
En mayo de este año 2005,
Scotland Yard reveló en Londres que fue incapaz de rastrear a 298 de los 300 niños
de raza negra, de entre cuatro y siete años de edad, que fueron denunciados
como desaparecidos desde sus escuelas en un período de sólo tres meses. Esta
cantidad surgió a partir de la investigación por asesinato originada en el
descubrimiento del torso de un niño en el río Támesis, cuya identidad no fue
establecida pero cuyo origen se remontó a Nigeria. Se cree que este niño murió
en un sacrificio ritual. La Policía británica teme que el número real de niñas
y niños desaparecidos alcance a varios miles cada año.
La periodista africana
Yinka Sunmonu, una experta en este problema, dijo al programa BBC Today: “Los
niños se están traficando. Existe la esclavitud doméstica, el abuso físico,
el abuso sexual. Los niños están un día aquí y al día siguiente... se han
ido”.
Una bestia suelta en Bélgica
Para la gran mayoría de habitantes del continente
americano, el nombre de Marc Dutroux no significa mucho, pero al dejar caer ese
nombre en Bélgica se pueden rescatar algunas reacciones muy viscerales. Dutroux
y su esposa fueron declarados culpables, en 1989, de abuso violento y violación
de cinco muchachas –la más joven de sólo once años- y acusados de ser
sujetos claves en una red internacional de prostitución y pornografía infantil
que practicaba secuestro, violación, tortura sádica y asesinato. En aquel año,
Dutroux fue sentenciado a trece años de cárcel por sus crímenes –de por sí
una pena bastante benigna para ese tipo de delitos- pero fue dejado en libertad
después de cumplir sólo tres años de esa condena. Esto sucedió a pesar de
que el gobernador de la prisión, Yvan Stuaert, declarara ante una comisión
parlamentaria: “Un informe médico lo describió como un psicópata
perverso, una mezcla explosiva. El es un peligro evidente para la sociedad”. El
hombre que dispuso la liberación de Dutroux, el ministro de Justicia Melchior
Wathelet, fue “premiado” poco después con una prestigiosa designación para
desempeñarse como juez en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Algo
que da para pensar: ¿el magistrado y los que avalaron la liberación de Dutroux
se contarían entre sus “clientes”?. Veremos
eso más adelante.
Después de la liberación
de este animal (con perdón de los animales), comenzaron a desaparecer niñas jóvenes
en las cercanías de una de sus casas. Aunque desempleado y recibiendo ayuda
social del Estado, Dutroux era dueño de al menos seis casas y vivía de forma
fastuosa. Sus lucrativos ingresos parecen haber provenido del comercio de
esclavitud sexual, prostitución y pornografía infantil. Muchas de esas casas
no tenían ocupantes, aunque de hecho algunas de ellas fueron utilizadas como
centros de encarcelamiento donde se mantenía a las niñas secuestradas
encerradas en calabozos subterráneos. Estas casas de Dutroux fueron usadas de
esta forma por varios años después de su rápida liberación, con creciente
acumulación de evidencias que indicaban esos hechos para la policía. No
obstante, las autoridades no actuaron o lo hicieron de una forma que implicaba
una total incompetencia (según la mayoría de los informes de la prensa), o con
complicidad policial (según todo tipo de lógica). Los funcionarios oficiales
parecen haber ignorado rutinariamente todos los avisos que después demostrarían
ser verídicos, incluso un informe de la propia madre de Ducroux
señalando que su hijo tenía muchachas prisioneras en una de sus casas.
Más aún, la policía llegó a investigar una de las casas al menos en tres
oportunidades distintas. En dos de esas ocasiones, se encontraban allí dos de
las niñas desaparecidas, en pésimas condiciones y encerradas en un calabozo
construido por encargo en el sótano. Pese a ello, informa el diario británico
“The Guardian”, los investigadores dijeron que la búsqueda no había
arrojado resultados, aún cuando reconocieron que en una ocasión les había
parecido escuchar “voces de niños”.
Fue recién el 13 de agosto
de 1996, cuatro años después de que comenzaran las desapariciones, que las
autoridades arrestaron a Ducroux junto con su esposa –profesora de educación
básica-, un huésped, un policía y un hombre a quien “The Guardian”
describió como “un socio con conexiones políticas”, después
identificado como Jean Michel Nihoul, hombre de negocios de Bruselas y dueño de
una sala de fiestas. En tanto uno de los apresados, Michel Lelievre, descripto
en un reportaje de la BBC de mayo del 2002 como “un drogadicto y ladrón
menor”, les reveló a los interrogadores que al menos algunas de las niñas
raptadas por la red fueron “secuestradas a pedido, para alguien más”. Dos
días después de los arrestos, la policía registró nuevamente la casa de
Dutroux y descubrió la mazmorra a prueba de sonidos. Tal como había informado
la CNN tres años antes, “la policía ignoró los avisos entregados por un
informante que dijo que Dutroux estaba construyendo sótanos secretos para
mantener a las muchachas antes de venderlas en el extranjero”.
Al momento de la búsqueda final, se encontraron dos muchachas de catorce
años encarceladas en el calabozo, encadenadas y casi muriendo de inanición,
que describieron a la policía cómo habían sido usadas como prostitutas
infantiles y en la producción de videos pornográficos. Más de 300 de esos
videos fueron incautados por la policía.
El 17 de agosto de 1996 la
historia se puso más sucia aún cuando se hicieron excavaciones en otra de las
casas de Dutroux y se hallaron los cuerpos de dos niñas de ocho años de edad.
Más tarde se conocería que ambas habían sido mantenidas en uno de los
calabozos durante nueve meses después de ser raptadas, tiempo durante el cual
fueron repetidamente torturadas y asaltadas sexualmente, todo prolijamente
filmado en videos. Luego las niñas fueron dejadas allí para que murieran de
hambre, lentamente. Junto a sus pequeños cuerpos se halló también el de
Bernard Weinstein, un ex- cómplice de Dutroux que había ocupado una de las
casas durante varios años. Weisntein había sido enterrado vivo. Pocas semanas
después se hallaron dos niñas más enterradas bajo el cemento de otra de las
propiedades de Dutroux. A esta altura, ya con diez personas arrestadas y
mientras crecía el número de cuerpos de niñas hallados, el furor de los
ciudadanos belgas fue aumentando. Exigían saber por qué este hombre, apodado
“la bestia belga”, había sido liberado después de una condena tan corta, y
también por qué si las evidencias habían ido aumentando y las niñas habían
continuado desapareciendo la policía había elegido no hacer nada. ¿Cuántas
muchachas habían sido asesinadas debido a esa inacción?, se preguntaron.
Para agregar más leña al
fuego, el diario estadounidense “Los Angeles Times” reveló las denuncias de
una respetada activista por los derechos de los niños, Marie-France Botté, en
el sentido de que “el ministro de Justicia está en una lista políticamente
sensible de clientes de videos de pedofilia”.
En tanto Michel Bourlet, fiscal-jefe acusador en el caso de pedofilia,
había declarado públicamente que la investigación sólo podía continuarse
completamente “sin la interferencia política”.
Mientras más arrestos se realizaban, iba creciendo el
conocimiento sobre las atrocidades cometidas a la par de las evidencias de la
complicidad de personeros de alto nivel del gobierno y de la policía. Uno de
los cómplices de Dutroux, el ya citado hombre de negocios Jean Michel Nihoul,
confesó haber organizado una “orgía” en un castillo belga a la que habían
asistido funcionarios gubernamentales, un ex Comisionado Europeo y varias
autoridades policiales. Con bastante precisión, un senador belga hizo notar que
tales fiestas eran “parte de un sistema que opera hasta el día de hoy y es
usado para chantajear a las personas ubicadas en altos niveles que toman parte
de ellas”. Según la BBC,
Nihoul declaró descaradamente, como jactándose: “Yo soy el monstruo de Bélgica”,
afirmado que no teme la persecución del Estado porque él está más allá del
alcance de la ley ya que tiene información que, si llega a hacerla pública, “derrumbaría
al gobierno y al Estado completo”.
Los arrestos continuaron, y
en ellos se vieron involucrados varios oficiales y jefes policiales que por lo
menos habían encubierto el accionar de las bestias. Hasta que apareció una
joven, Regina Louf, que fue la primera de once testigos en declarar ante la
policía como una de las que había sido victimizada por la red, que incluía a
sus padres y su abuela, desde que era niña. Regina describió sus horrores en
detalle a los funcionarios, incluso proporcionándoles nombres entre los que
figuraban “jueces de alto nivel”, uno de los políticos más
poderosos del país, ya fallecido, y “un banquero muy influyente”.
Según la joven, todo era un gran negocio en el que había mucho dinero
involucrado y muchos de sus victimarios eran filmados secretamente con el propósito
de chantajearlos. Además identificó a Jean Michel Nihoul como el organizador
de las “fiestas”, que no involucraban sólo sexo sino también “sadismo,
tortura y asesinato”. También
describió a las víctimas asesinadas con detalles y cómo y dónde murieron. No
obstante todo lo aportado por Regina, según un informe de la BBC “la
reputación de Regina Louf hoy en día en Bélgica está destruida. La fiscal
general Anne Thilly la declaró totalmente loca a pesar de los numerosos
informes de psicólogos independientes que decían lo contrario. De acuerdo con
los nuevos magistrados a cargo del caso, su testimonio ha sido declarado sin
valor y no será presentado en ningún proceso contra Dutroux o sus socios”.
Poco después, de un estudio de opinión del diario “Le
Soir”, de Bruselas, surgió que sólo uno de cada cinco belgas tenía
confianza en el gobierno y en el sistema de justicia criminal de la nación, y
como afirmó el diario “Los Angeles Times” en enero de 1998, “la
convicción permanece obstinadamente extendida a los integrantes del tejido
superior –ministros del gobierno, miembros de la Iglesia católica, la corte
del rey Alberto II- de que pertenecían a redes de sexo infantil o las protegían”.
La prolongada desconfianza de los ciudadanos belgas continuó sin ser
aliviada en cuanto las autoridades imputadas no sufrieron finalmente sanción
alguna, mientras adicionalmente se supo que al menos diez niños desaparecidos,
que se sospecha cayeron presa de Dutroux, jamás han sido encontrados.
Conclusiones sin conclusiones
Para ir finalizando con lo que, dado el cúmulo de material
reunido, podría llegar a superar una simple nota para transformarse en un
libro, dejaremos como “ejemplo” de las aberraciones que se cometen contra niños
en todo el mundo -amparadas y encubiertas desde los estratos más altos ya sea a
nivel gubernamental, policial, judicial y hasta periodístico- este caso de
“la bestia belga”. Si este caso constituye toda una aberración, no lo es
menos el nivel de corrupción y depravación del “establishmnet” político y
policial de Bélgica. Pero más perturbador aún es el hecho de que éste no es
un tema aislado.
A fines de 1999 Letonia fue
estremecida por un escándalo de prostitución y pornografía infantil que
alcanzó a la misma cima del poder político, cuando la policía destapó una
masiva operación que involucraba a más de 2000 niños severamente abusados.
En noviembre del 2002, el
diario “The Guardian” informó que muchas personas de la “élite” de
Portugal estaban ligadas a una red de pedofilia. El escándalo estalló cuando,
entre otras cosas, se supo que por más de 20 años políticos, diplomáticos y
personalidades de los medios de comunicación venían abusando de niños y jóvenes
en la Casa de Huérfanos “Pía”, en Lisboa, muchos de ellos sordomudos, con
el agregado de que el ex presidente Antonio Ramalho Eanes, el ex ministro del
Exterior Jaime García y funcionarios policiales conocían el continuado abuso.
Una organización portuguesa denominada “Inocencia en Peligro” ha venido
trabajando durante años para publicar el problema del abuso infantil y los
secuestros de niños en el país, pero se ha visto impotente para penetrar lo
que describe como “una oscuridad total de los medios de comunicación”.
También surgieron casos de pedofilia y asesinatos de niños
en Escocia, Rusia e Italia. En este último país la policía investigó a 1700
personas y obtuvo imágenes comercializadas por las redes de delincuentes y
pervertidos. Estas imágenes estaban divididas en varias categorías, y las más
repugnantes eran aquellas en que se violaba y torturaba a niños hasta la
muerte. Casos similares surgieron en Gran Bretaña y Holanda, algunos de ellos
relacionados por la comercialización e intercambio de “snuff films” altamente
cotizados, donde se podían hallar imágenes que superan el morbo más
exagerado.
La BBC publicó en 1996 el
informe de un caso que fue ignorado por la prensa en idioma inglés, en el cual
señalaba que “la policía mexicana desbarató una red internacional de
pornografía infantil con base en un ‘resort’ de Acapulco que tenía al
menos 4000 clientes en los Estados Unidos. Un enviado de la ONU que investiga el
caso dijo que la pornografía infantil involucra a veces a bebés de menos de un
mes de edad”.
En 1998 fue investigada una
red descripta por la BBC como “la más grande y siniestra”, llamada
“Wonderland” (País de las Maravillas), con sedes en Estados Unidos y Gran
Bretaña. Según el diario “San
José Mercury News”, “la policía operó allanamientos coordinados en 22
estados y 13 países extranjeros, apuntando a destruir una red de pornografía
infantil que intercambiaba a través de Internet imágenes sexualmente explícitas
de niños desde un año y medio de edad”. El diario agregaba que solo se
trataba de la punta del iceberg, ya que “la red se extiende en realidad a
47 países”. El caso fue
descripto por un oficial británico como “revuelve-estómago”, ya que, como
informó el diario “The Times”, “se cree que los miembros del ‘Club
Wonderland’ han usado a sus propios hijos para las fotos. En otros casos los
padres pueden haber recibido dinero para permitir que se use a sus hijos”. Por su parte “The Guardian” señaló que sobre 1.250 niños
exhibidos en las fotografías y videos “muchos sufrieron espantosas
lesiones y se los vio llorando inconsolablemente mientras estaban siendo
violados sexualmente”.
Y llegamos a nuestro país, la Argentina. Un país donde
tal vez no se conozcan tantos casos de abuso sexual de niños y jóvenes como en
el resto del planeta, pero ello no significa que no existan.
En su momento mucho se habló del tema del padre Julio César Grassi,
titular de la Fundación “Felices los Niños” por él creada.
Al margen de cómo obtuvo el padre Grassi los dineros con que edificó su
Fundación y cómo mantenerla, importa lo que él hacía con los niños y
muchachitos alojados en la entidad, algo que cobró pública notoriedad hace
tres años gracias a la investigación de un medio televisivo y que,
repentinamente, parece haber caído en una nebulosa. Resultan llamativas tanto
la demora en sustanciarse el juicio oral y público al sacerdote, anunciado hace
tiempo, como la misteriosa desaparición del mismo de los medios y el
conocimiento de su actividad actual. Sin embargo, pudo saberse que Grassi, que
tiene prohibido su ingreso a la Fundación, en realidad se está alojando en una
casa-quinta ubicada justo enfrente de la misma –como indica el periódico
digital “Tribuna de Periodistas”- y,
por si fuera poco, que por las noches ingresa al refugio de “sus chicos” con
la complicidad de personas que colaboran con él desde el comienzo y que aún se
desempeñan en el lugar.
Por otra parte, según
informó el diario “Clarín”, a comienzos de diciembre de este año 2005
fueron detenidos en la ciudad de Villa María, en la provincia de Córdoba, dos
hombres acusados de haber abusado de al menos diez menores. Las víctimas eran
ocho niñas y dos varones de entre cinco y catorce años de edad, todos de
humilde condición socioeconómica, quienes eran obligados a mantener relaciones
sexuales con sus captores y eran fotografiados desnudos.
Y así se puede continuar
casi indefinidamente. No sólo Estados Unidos, con su poder económico, es uno
de los grandes consumidores de pornografía infantil e “importador” de niños-víctimas.
La podredumbre de este delito aberrante se extiende a todo el mundo, y en todo
el mundo cuenta con un campo fértil para actuar y reproducirse gracias a las
complicidades que lo sostienen, encarnadas por los más altos niveles
gubernamentales y todo el entorno que continúa y que ya se mencionó
suficientemente.
¿Qué podemos hacer para
combatir a las “bestias” que no sólo moran en territorio belga?.
Son muy pocas las armas con que contamos y muchos y muy poderosos los
enemigos a enfrentar. Quizás por el momento sólo podamos luchar reclamando,
hablando, gritando, escribiendo, difundiendo, hasta poder al menos ganar una
posición –como en las grandes guerras se peleaba por una colina- desde la
cual poder seguir avanzando hacia posiciones nuevas.
Esta es una guerra válida para pelear. El
desafío está plantado.
Carlos Machado
ANEXO: Algunos conceptos para tener en
cuenta
“Desde el cómodo asiento de nuestras vidas, nunca podríamos haber imaginado que miles de adultos de bien integraran e incluso rindieran culto al sentir placer viendo niños torturados y asesinados” (de un editorial en primera página del “Corriere Della Sera”, de Italia, septiembre del 2000).
“Detectives británicos están intentando cerrar un sitio web que muestra fotografías de un hombre comiéndose a un bebé desmembrado... El sitio web, con base en California, ha sido relacionado con abuso ritual de niños. Un segundo sitio web que muestra escenas similares de abusos sádicos y de rituales ha sido exitosamente cerrado”. (“The Independent”, Gran Bretaña, febrero del 2001).
“Varios fiscales, policías y testigos cruciales han cometido suicidio. Importante evidencia también ha desaparecido. Así, quizás Dutroux está siendo protegido desde lo alto. ¿Qué otra explicación puede haber para tal deshonrosa cadena de eventos?”. (Andrew Osborn en “The Guardian”, Gran Bretaña, enero del 2002).
“El caso de secuestro y asesinato contra el infame pedófilo de Bélgica, Marc Dutroux, permanece sin resolver. El no ha sido llevado a juicio por estos horribles crímenes. Pareciera haberse trazado una cortina de acero sobre los hechos desde los más altos niveles y nadie está preparado para exponer a aquellos involucrados en este obvio encubrimiento... Lejos de investigarse, las pistas que llevaban a una red parecen haber sido bloqueadas o enterradas”. (Olenka Frenkiel para la BBC, mayo del 2002).
“El predominio de la pornografía infantil ha aumentado dramáticamente con el crecimiento de Internet. Existen aproximadamente 100.000 sitios web a nivel mundial asociados con pornografía infantil”.
Esta investigaciòn e informacion es muy valiosa, es bueno que se divulgue. Me di cuenta q eh vivido en una nube, nunca imaginé hasta pasada mi adolescencia q por un terrible echo q se comentaba cai en la triste realidad d q estos "bestias" (no debo insultar) tambien abusaban d bebes y niños pequeñitos.. donde quedan los derechos humanos? en manos d estas personas?
No sé si habeis oído hablar de Al-Maktum... dictador de los Emiratos Árabes Unidos. Este individuo fue acusado de traficar con niños procedentes sobretodo de África.