Poco después de la sanción de la Constitución de 1994, se organizó un seminario para analizar la distribución de los recursos tributarios entre la Nación y las Provincias.
Entre los participantes, se contó con la presencia de Richard Bird, profesor de la Universidad de Toronto y considerado uno de los mayores expertos del mundo en federalismo fiscal. Su palabra era de las más autorizadas para definir el régimen de Coparticipación Federal de Impuestos, que desde la sanción de su última ley en 1988 no hizo más que acumular parches y modificaciones.
Bird observó el diagrama preparado por los especialistas de la Comisión Federal de Impuestos, con todos los detalles, y dio a conocer una conclusión que se recuerda en la actualidad: “¡Esto es un laberinto!”.
Desde entonces, la CFI se encarga periódicamente de actualizar ese “laberinto”, que luego de la firma del Consenso Fiscal de noviembre del año pasado necesitaba su enésimo “service”.
Vicente Alberto Pololla, asesor económico financiero de la Comisión, es el encargado de llevar adelante esta ciclópea tarea de expresar en un diagrama los complicados caminos que emprenden los impuestos. Su trabajo fue aprobado en la reunión 467 de Comité Ejecutivo de la CFI del 14 de marzo pasado y publicado hoy en el Boletín Oficial.
El diagrama explica, por ejemplo, que la recaudación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) que toda la población paga con la mayoría de los bienes y servicios, se distribuye de la siguiente manera: 11% a la ANSES, que a su vez se reparte en un 6,27%a las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el 93,73% restante a la propia ANSES y el 89% que queda según la Coparticipación, esto es: 42,34% al Tesoro Nacional, de lo que se detrae un 0,70% para Tierra del Fuego y un 3,50% a CABA, quedando entonces un 38,14% para el Tesoro Nacional; 56,66% a las Provincias, 1% al Fondo de ATN.
Pero además, por el “Acuerdo por el Nuevo Federalismo” de 2016, para el pago de “obligaciones previsionales nacionales y otros gastos operativos, por Ley Nº 27.260 – Libro I Título IV” en 2018 se destina 6 puntos porcentuales al sistema previsional, que se reducirán a 3 en 2019 y se eliminarán a partir de 2020. Además, una suma de $ 45,8 millones mensuales se distribuye entre las provincias.
Otro ejemplo es el del impuesto sobre los Combustibles Líquidos y al Dióxido de Carbono: del producido un 10,40% va al Tesoro Nacional, 15,07% al Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI), 28,69% al Sistema Único de Seguridad Social, para ser destinado a la atención de las obligaciones previsionales nacionales, 4,31% al Fideicomiso de Infraestructura Hídrica, 28,58% al Fideicomiso de Infraestructura de Transporte y 2,55% a la Compensación Transporte Público.
¿No se entendió nada? No es para preocuparse. Richard Bird tampoco lo entendió. Quizás el propósito de todo este laberinto es el de no ser comprendido. Es la mejor forma de asegurarse que nadie sepa a ciencia cierta a dónde van a parar los impuestos que paga religiosamente (Agencia NP).
Que temita. En córdoba, estamos entre el gobernador que se sentó sobre la coparticipación y no la quiere repartir y las intendencias que ahora judicializan el tema.