El 19 de diciembre de 2001, después de un discurso por cadena nacional del entonces presidente Fernando de la Rúa, las calles estallaron de furia. Tronaron las cacerolas, que al día siguiente se unieron al movimiento piquetero para manifestar en la Plaza de Mayo, frente al símbolo del poder político que es la Casa Rosada.
El estallido social fue un reflejo del estallido económico argentino. Los bancos impedían que los depositantes pudieran retirar sus ahorros, el desempleo había llegado a niveles récord, después de años de recesión económica y deflación. Eso se conjugaba con una debilidad política del Gobierno, que un año antes había perdido las elecciones legislativas.
El préstamo llamado “blindaje”, que el Fondo Monetario Internacional, el gobierno español, y otros organismos y bancos locales le habían dado al gobierno de la Alianza, se evaporó en meses, impulsado por una fuga de capitales que se volvió estampida días antes del llamado “corralito” en los cajeros automáticos. Diecisiete años después, con otro gobierno no peronista, Argentina entra en una crisis que tiene similitudes y diferencias con aquella que terminó con el 1 a 1, un peso = un dólar.
La convertibilidad en 2001
En cuanto a la política cambiaria, el gobierno de De la Rúa, por la ley de convertibilidad, debía asegurar que cada peso valiera un dólar, ni más ni menos. De esta forma, no podía decidir sobre la cantidad de dinero circulante.
Si quería que más gente tuviera dinero en sus manos, debía estimular más préstamos de los bancos. Y como a fines de los 90 no había ingreso de capitales, y los bancos tenían encajes bajos, eso generó la sensación de que había más dinero circulando que el dinero real. Al mismo tiempo, por el clima de desinversión y de recesión económica, las empresas enviaban dólares a sus casas matrices. Entonces, bastó una corrida bancaria para que los bancos no pudieran responder a la necesidad de los depositantes de tener en la mano el dinero que depositaron.
Simplemente, los bancos no pudieron responder a la demanda, ni el Banco Central los pudo auxiliar.
La política cambiaria hoy
La situación hoy no es la misma. Además de la posibilidad de emitir pesos para responder a la necesidad de efectivo de los depositantes, los bancos tienen encajes más altos.
Incluso, las entidades financieras solo pueden prestar dólares a empresas exportadoras, que generen divisas.
A menos que los préstamos de los bancos al Tesoro aumenten de forma significativa, sería virtualmente imposible un corralito de la misma forma que sucedió en 2001.
Situación política
En cuanto a la fortaleza política de los gobiernos, el de la Alianza perdió las elecciones anteriores al estallido. El gobierno de Cambiemos las ganó.
Sin embargo, una lectura lineal puede ser engañosa. El capital político ganado por Macri se evaporó rápidamente después de la reforma previsional que le quitó decenas de miles de millones a los jubilados. Esa reforma provocó un estallido popular con reminiscencias al llamado “argentinazo”.
Si bien no movilizó tanta gente ni terminó con la caída del Gobierno como en ese entonces, sí fue el comienzo del desencanto con un gobierno que no estaba logrando cumplir lo que había prometido: bajar la inflación y terminar con la pobreza.
El FMI
Un último punto central para comparar ambos escenarios es la incidencia del FMI en la política económica argentina. En el 2001, el FMI prestó dinero con la condición de que Argentina cumpliera con metas de reducción de déficit fiscal, que se ejecutarían reduciendo el sueldo de jubilados y empleados estatales. En 2018, el presidente Mauricio Macri, acorralado por una suba del dólar imparable, que a su vez recalentó la inflación, acudió nuevamente al FMI como señal a los mercados de que el Gobierno tenía la estabilidad necesaria para controlar el mercado cambiario y para volver a recibir inversiones.
Esa vuelta al FMI llegó con algunos condimentos similares al 20001: el libreto del organismo internacional dice muy claro que para devolver el préstamo, Argentina debe reducir el déficit fiscal, cuestión que el Gobierno planea resolver con un freno a la obra pública, despidos y subas salariales por debajo de la inflación.
Le falta decir que antes del 2001, uno podía llevar pesos al banco y hacer un Plazo Fijo en Dólares. O sea al Banco no le habían entrado dólares. Ahora se están cambiando Lebac por Letras del Tesoro en dólares, están cambiando una deuda en pesos por una deuda en dólares.Peligroso.Este modelo de timba, endeudamiento, recesión termina en colapso. Ya lo vivimos, lástima que la gente tenga tanta mala memoria. Siempre la derecha hace lo mismo, necesita del endeudamiento externo para fugar capitales.
Lo que no dicen es que entre las similitudes, es que los mismos que fueron parte del fracaso de la ALIANZA UCR-FREPASO que desencadenó en el desastre del 2001, fueron muchos de los que GOBERNARON desde el 2011 hasta el 2015 al país y que ahora se pretenden repostular como "alternativa salvadora". Basta revisar los apellidos para constatar la VERACIDAD de esta afirmaciòn: Leopoldo Moreau, Gustavo Lòpez, Sabatella, Yasky, Heller,Chacho Alvarez,Ibarra,Garré, Diana Conti,Horacio Viqueira,Abel Fatala,Adriana Puigroós,Filmus.... Faltaría que así como Chacho Alvarez en su momento recomendó la incorporación de Cavallo para "administrar" la convertibilidad, ahora CFK y los suyos incorporen a Javier Milei como solución. Si hay que cambiar a Macri y sus CEOS, sea para mirar ADELANTE y CON OTROS ACTORES no con los mismos FRACASADOS DE SIEMPRE o los "inspirados" por estos.
Ahora los K, que no supieron decir ni mu ante los despilfarros del pibito Kicillof, de golpe se convierten en brillantes economistas dignos del Nobel y opinan sobre la nota. :v
Estimadas/os: El gobierno de De La Rua, fue el manotazo de ahogado de la Liberonia, para mantener el Liberalismo Apátrida (a partir del proceso, y luego el menemato) en nuestra nación. Ahora han vuelto, con el agravante, que le lavaron el cerebro a gran parte de los argentinos, con la colaboración de Peronia, y la gente, por despecho al afano de Cristina, se está dejando afanar y coger el doble que antes. Nuestra nación se está convirtiendo en Argenzuela; basta salir a la calle y recorrer el interior profundo para darse cuenta, porque la mayoría de los medios (traidores a la patria) no lo muestra. Saludos cordiales.