Siguen lloviendo las malas noticias sobre Cristina y su banda. El juez Bonadio pedirá nuevamente su desafuero para poder meterla presa. Y digo nuevamente, porque ya lo pidió para la causa donde se investiga el tenebroso pacto con Irán y le fue negado por un Senado de la Nación que el peronismo convirtió en un aguantadero VIP. Veremos qué pasa ahora frente a tantas evidencias, testimonios y pruebas del Lava Jato de Cristina, de esta monumental asociación ilícita dedicada a saquear al estado liderada por ella. ¿La seguirá protegiendo el peronismo no K?
Oscar Centeno, el ex chofer de Roberto Baratta declaró como arrepentido, aportó mucha más información comprometedora para la ex presidenta y confirmó que esos 8 cuadernos fueron escritos por él. Como si esto fuera poco, los fiscales Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques le pidieron al juez Ercolini la elevación a juicio de la causa “Los Sauces”, la inmobiliaria de Cristina, Máximo y Florencia que tenía solo dos clientes: Lázaro Báez y Cristóbal López, es decir la otra forma de blanquear el dinero negro de la corrupción.
Hay que decir que, si esto ocurre, sería el tercer expediente de Cristina elevado a juicio oral. Ella ya tiene 5 procesamientos. Inédito e insólito. Como la codicia de los Kirchner.
Un versículo de la biblia dice que “Quien ama el dinero, de dinero no se sacia y quien ama las riquezas, nunca tiene suficiente”. Creo que es una buena forma de entender la bulimia de billetes que tenía Néstor y que aún tiene Cristina. Porque eso es lo notable, lo incomprensible. Que sean los presidentes más corruptos de la historia democrática a esta altura, no sorprende a nadie. Armaron un mecanismo de Lava Jato, de asociación ilícita que no tiene antecedentes por su magnitud, profundidad y permanencia en el tiempo.
Ni cien generaciones de Kirchner podrían haber gastado ese dinero.
Por eso lo hemos visto a Néstor abrazarse a una caja fuerte como quien se abraza a una mujer hermosa y decir “Éxtasis”, casi como si hubiera experimentado un orgasmo. Sus amigotes y cómplices de toda la vida lo describen como un hombre tacaño y mezquino que acumulaba fortunas y que ni siquiera sabía disfrutar de esas montañas de coimas que recibía. Su codicia sin límite era su verdadera ideología. Su obsesión por lo billetes y por el poder era su enfermedad. No tuvo problemas en atravesar por Montoneros, por el silencio y la inacción durante la dictadura, por el menemismo y por el duhaldismo, hasta lograr su objetivo. Fue cambiando de jefe hasta que llegó a ser jefe. Pero nunca cambió su utopía de mega millonario que arrancó, como dice el manual, con su actividad usurera en Río Gallegos. Su estudio jurídico se fue apoderando de distintas propiedades porque mucha gente humilde, debido a la ley 1050 de Martínez de Hoz y la dictadura, no podía afrontar las cuotas que se habían ido al infierno. Sin escrúpulos y sin estómago alguien que se definía como militante popular, se quedaba con esos inmuebles. Nunca fue un pingüino. Era un ave de rapiña. Un buitre. Sus conocidos le decían “Cuervo”. Una vez, su compañero del peronismo, el ex diputado Rafael Flores, defensor de presos políticos le preguntó a Cristina porque hacían eso y ella le contestó muy suelta de cuerpo: “Para hacer política hacer falta platita”.
Ese egoísmo articulaba todos sus actos. Fue mezquino hasta para distribuir réditos políticos. Siempre todos estaban en deuda con él.
Erich Fromm describe a la avaricia como “un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable de satisfacer sus necesidades sin alcanzar nunca la satisfacción”. Es un círculo vicioso que te entierra en la adicción. Por eso la obsesión de anotar todo en un cuaderno. Hay una angurria y una desesperación que no le permite controlarse. Para los creyentes es un pecado capital.
Una vez Diana Conti en mi programa de cable los justificó diciendo que ellos necesitaban plata para sostener su independencia y enfrentar a las corporaciones multinacionales. Se comían al caníbal para combatir el canibalismo. Multiplicaban el capital para combatir al capitalismo.
Tal vez Cristina algo aprovechó para lucir joyas carísimas que hoy no se saben dónde están ni cuanto las pagó. O un Rolex presidente de oro o las famosas carteras Luis Vuitton. Pero Néstor ni eso. Comía pollito con puré de calabaza, calzaba viejos trajes cruzados, mocasines clásicos y una birome bic para firmar los contratos con sobreprecios.
Máximo se formó en esa cultura del choreo y firmó balances truchos y papeles que lo dejaron pegado en la justicia. Florencia, la cineasta exitosa, tenía más de 5 millones de dólares termosellados en su caja de seguridad pese a que nunca trabajó.
El chofer Centeno que destapó la olla con sus cuadernos iguales a los de Néstor contó que una vez que le llevaron poca recaudación a Olivos dijo preocupado: “Estamos pobres hoy”. Los que le llevaban el dinero casi todos los días llamaban a Néstor: “El Uno”.
Llenaron de billetes físicos, de efectivo contante y sonante, bóvedas, valijas, bolsos, cajas fuertes, departamentos enteros y una gran parte, la pudieron sacar al exterior.
Tal vez sea una record mundial. Por eso Cristina tiene que ir presa lo antes posible. Por eso el Senado tiene que dejar de ser un aguantadero vip ante semejantes evidencias. Primero Néstor y luego ella fueron los jefes de ese sistema armado para el delito, de esa asociación ilícita para saquear al estado. Mientras ella esté en libertad la impunidad reinará en la Argentina y la justicia estará degradada.
Los Kirchner nadaron en el océano de dinero sucio y negro de la corrupción. Las últimas imágenes del naufragio kirchnerista son realmente patéticas.
El único Dios que tenían era el dinero. Solo se arrodillaban y eran capaces de rezar ante las riquezas mal habidas. Es una desesperación y una voracidad sistemática para la estafa. Tal vez solo se pueda comparar con el matrimonio entre Ferdinand e Imelda Marcos en Filipinas.
La ONG Transparencia internacional ha calculado que el clan Marcos amasó ilegalmente una fortuna de entre 5.000 y 10.000 millones de dólares durante los años en los que se mantuvo en el poder.
Las últimas informaciones son demoledoras. Auguran la implosión del kirchnerismo y su reducción a una secta de cínicos y negadores disfrazados de revolucionarios.
Lázaro, Cristóbal y muchos empresarios robaron para a corona. Para la reina Cristina.
La "abogada exitosa" hoy conduce el Frente para la Valija. Es que para su campaña electoral ella recibió fondos de la mafia de los medicamentos y de uno de los acribillados en el triple crimen. El contrabando de efedrina fue otro de los negociados más crueles del gobierno anterior.
Pero la otra cuestión que no me entra en la cabeza la planteó con toda claridad la doctora Elisa Carrió. Es de perversos hacer delincuentes y cómplices a sus hijos. Fueron padres sin alma. Involucraron a Florencia, a Máximo, a su mujer, Rocío García, a su sobrina Romina Mercado.
¿Era necesario ensuciar a sus hijos? Entregarlos a las garras de la investigación judicial y periodística. ¿Qué clase de padres son que arrojan a sus hijos al infierno? Los Kirchner han sido tan desprolijos y tan soberbios que ahora casi todo se puede probar. Dejaron los dedos pegados en todos lados.
Caradurismo ladriprogresista. Pero lo más grave no está en los tribunales. Estará en su conciencia explicarse a sí misma como hizo para convertir a toda una familia en korrupta con K, con K de avaricia kirchnerista.