El otrora juez federal Norberto Oyarbide, conocido hasta el hartazgo por las polémicas decisiones que tomó durante su ejercicio como magistrado, apareció entre las hojas escritas por Oscar Centeno. Por un lado es sorprendente, aunque por el otro resulta evidente, y más si se tiene en cuenta los estrechos vínculos que poseía con funcionarios kirchneristas. 

Al afamado ex funcionario judicial se lo investiga por presunta asociación ilícita, a lo que solo atinó a mencionar: “Se van a enterar quienes me apretaron el cogote para sacar las causas de los Kirchner”.

También se refirió a su cargo como juez durante los mandatos de Néstor y Cristina: “Jamás he recibido absolutamente nada. Sí expliqué con todo cuidado, y creo que en esto me tuve que cuidar con un cuidado espantoso, el tema del sobreseimiento dictados a los Kirchner y todo el humor social que a partir de ahí nació”.

Es dable rememorar que en el año 2009, Oyarbide benefició al matrimonio Kirchner con un sobreseimiento respecto de una causa por presunto enriquecimiento ilícito. Resolución por la cual, en ese entonces, la diputada nacional Elisa “Lilita” Carrió exhortó un juicio político en su contra por mal desempeño en su función.

Como si ello no fuera suficiente para entender la afinidad del ex magistrado con el kirchnerato, vale recalcar el sobreseimiento al ex vicepresidente Amado Boudou en una causa por irregularidades en refacciones del despacho vicepresidencial en el Senado.

Retomando con el caso de los “Cuadernos Gate” Oyarbide desmintió lo redactado por Centeno admitiendo que estuvo dos veces en contacto con Roberto Baratta y con Nelson Lazarte, pero que jamás vio a Julio De Vido.

Según se desprende de las anotaciones del chofer, el 3 de septiembre del 2013 se reunió en el restaurante Sagardi con Baratta y De Vido.

Lo más paradójico, si se quiere, es la declaración que hizo el ex funcionario judicial respecto de que “pudieron existir llamados desde el teléfono oficial del Juzgado hacia el Ministerio de Planificación”, otrora liderado por De Vido.

Norbertito estuvo en el ojo de la tormenta en varias oportunidades, con peticiones de juicios políticos, dicho sea de paso, no bien Mauricio Macri logró ostentar su cargo actual como presidente de la Nación, inició el camino para jubilarse, ello, luego de haber sido advertido sobre la motorización de las denuncias que se encuentran en el Consejo de la Magistratura en su contra.

Además de la denuncia hecha por Carrió antes mencionada, el diputado Claudio Lozano también fue en su contra sobre la base de la decisión de  “cajonear” dos causas que tenían a Boudou como protagonista por el supuesto mal manejo de los fondos del Anses, mientras éste último se encontraba al mando de dicho organismo y por la suposición de maniobras fraudulentas en el canje de bonos de la deuda del año 2010.

También, a principios del 2014, el ex recaudador de la campaña presidencial del 2007 de Cristina Kirchner y Julio Cobos, Héctor Capaccioli, fue sobreseído por el delito de lavado de dinero en la causa de “La Mafia de los Medicamentos”.

El ex magistrado sobreseyó también al ex legislador porteño del FPV Sebastián Gramajo, al director de la lotería Nacional, Hernán Diez –sendos personajes recaudadores de la misma campaña-, a los empresarios del área de fármacos Gabriel Brito y José Luis Di Leva y el cooperativista Diego Tarruela.

Todos ellos fueron enviados a juicio oral y público como integrantes de una asociación ilícita a través de la cual se desviaron fondos de medicamentos destinados a obras sociales, lo que es imperiosamente grave si se tiene en cuenta la cantidad de fallecimientos que resultaron a raíz de este estándar de la corrupción avalado siempre por el polémico juez.

En el año 2014, en su programa Periodismo Para Todos, Jorge Lanata denunció el crecimiento patrimonial de Oyarbide y los gastos de su pareja Claudio Hernán Blanco.

Según lo que se desprendió de ese programa, la última declaración jurada del magistrado databa del año 2011 donde figuran ingresos mensuales de 28.904,45 pesos, además de unos 9.736,47 pesos como juez subrogante, lo cual no se condeciría con su estilo de vida.

Según el periodista, la pareja de Oyarbide desde hace cinco años se habría asociado con José Bladimirsquy, procesado por lavado de dinero, en la firma Consorcio Creba SA., dedicada al reciclado y generación de energía mediante la basura urbana.

La firma se habría presentado en el programa oficial Refino Plus, de la secretaria de Energía, y prometido una inversión para la generación de gasoil de más de 35 millones de dólares.

En tanto, desde el año 2010, Blanco habría abierto sociedades que, en algunos casos, no tuvieron actividad, aunque funcionaban en la calle Florida 656, la misma dirección en la que se encuentran las oficinas de sociedades de los financistas Ariel Roperti y Eduardo Feuer, a su vez, socios de los Bladimirsquy.

El ex árbitro de fútbol aparecería además en una escucha en una causa de lavado de Nordelta. Según informó PPT, en las grabaciones telefónicas se escucha a un narcotraficante detenido hablando con un empresario y se lo nombra a Blanco.

Como si todo lo mencionado no fuera lo suficientemente corrupto, Norberto Oyarbide apañaba a proxenetas junto al comisario Roberto Rosa, quien fuera un represor y torturador de la dictadura militar, ergo, el magistrado y el verdugo eran socios.

El escándalo sexual que protagonizó el entonces juez, destapó la olla de un submundo mafioso directamente ligado al costado más siniestro de la dictadura militar.

Básicamente a Oyarbide se lo acusó por mal desempeño en el ejercicio de sus funciones, se le ha hecho acreedor de amenazas de muerte, fue directamente vinculado a redes de prostíbulos y ha sido señalado por beneficiar con fallos a varios funcionarios que se encontraron en graves problemas judiciales.

Incluso fue un gran escándalo la manera en la que logró su nombramiento. El entonces jefe de Estado, Carlos Saúl Menem, firmó el pliego de Don Norberto sin tener en cuenta siquiera si presentaba antecedentes penales, e incluso de las 24 páginas del pliego la mitad se encontraban en blanco.

¿Qué quiere decir esto último?, que Oyarbide no poseía o no podía manifestar méritos, todo lo que tenía eran sus estrechos vínculos con el poder político de la época del menemismo y con la plana mayor de la Policía Federal de entonces.

Como sea, el ex funcionario judicial merece tener un lugarcito en un penal, pagando una enorme deuda que dejó merodeando entre la sociedad, la corrupción que supo acarrear por tantos años y que dejó en libertad a personajes tan nefastos como él.

Como dijo el periodista mexicano Javier Sicilia: “Si no tenemos policías, jueces, abogados, fiscales, honestos, valerosos y eficientes; si se rinden al crimen y a la corrupción, están condenando al país a la ignominia más desesperante y atroz”.