El reino de la hipocresía y el doble discurso también es parte de esta comedia de corruptos y algo más.
Después de Malvinas los periodistas que habíamos militado en la izquierda de los 70 pudimos volver a ejercer el oficio sin miedo (mejor dicho, sin tanto miedo como tuvimos del 76 en adelante) y yo debo agradecer públicamente que Edgardo Martolio (el principal editor de Editorial Perfil) me dio la oportunidad de volver a escribir en algunas de las revistas que él dirigió. Fueron varias hasta que lo pusieron al frente de Caras, y ahí le agradecí su gesto de invitarme a colaborar pero desistí de hacerlo pues sentí que lo mío era el periodismo de investigación y me importaba un bledo hablar de los ricos y famosos.
En 1984 ingresé en el diario La Prensa, a pedido de un periodista que recibía informaciones que otros diarios no querían publicar. Trabajé en su privada y aprendí mucho del trabajo de la investigación.
Una vez al mes lo visitaba el encargado de relaciones públicas de Bunge & Born, José María Menéndez, el mismo hombre que fue valijero de los 60 millones de dólares que la multinacional le pagó a los Montoneros por el rescate de los hermanos Born.
Años más tarde conocí a su hijo, quien me reveló muchos detalles que nunca había salido a la luz. Y me dijo que su padre era el encargado de visitar -en los 80- a periodistas tops de la Argentina para entregarles información confidencial del mundo de las empresas, y además sobres suculentos que según me contó las firmas más importantes de la Argentina le pagaban en negro -no en concepto de publicidad sino de coimas- para que nadie las atacara cuando se sabía que hacían contrataciones fabulosas con los gobiernos de turno, y con ese dinero compraban silencio e impunidad.
Así ocurrió hasta hace poquito tiempo, no todos los periodistas estaban en ese fango de corrupción, aunque sería insensato de mi parte dar nombres, aunque presumo quiénes podían ser.
Una vez en los 90 hice un comentario con Samuel “Chiche” Gelblung referido a una firma líder en casos de corrupción, y empecé a recibir cataratas de infamias y deformaciones de la realidad… una campaña sucia a toda orquesta.
Se me vinculaba con la ex SIDE porque Hugo Anzorreguy fue mi abogado laboralista en un conflicto con La Prensa, y yo reconocí la bondad de “Huguito” porque litigó, ganó el juicio y cuando cobré la indemnización y fui a pagarle sus honorarios me dijo: “Quédate con ese dinero y comprale un lindo regalo a tu hijita”.
¿Si yo tuve informante de la SIDE? Sí, pero eran selectos personajes que jamás me mintieron y no por eso yo reportaba al organismo de inteligencia. También tuve contactos con MANLIIBA y no por eso fui un recolector de residuos.
Uno de mis verdugos de cabecera era el entonces editor de revista Noticias, Pablo Sirven… que publicó títulos como “convertibilidad progre”, “Punta del Este progre” y gansadas por el estilo. Se desvivía por salvar a los insalvables adhiriéndole el asunto “progre”. Cuando Sirven pasó a un diario conservador, dejó el “progre” en el olvido. Mitre lo fusila si usa en diario La Nación esa palabrita que para mí significa.. “progre, un izquierdista en falsa escuadra”.
Caía de maduro que no era el único que cobraba de empresas que hacían negocios con los gobiernos de turno.
Hasta que un día me enfurecí y mi antigua furia me llevó al Bar La Paz, de Corrientes y Montevideo, con ánimo no pacifista precisamente.
Averigüé que se había ido minutos antes al Pisito Travesti VIP que estaba en las cercanías. Le había pedido a mi abogado que estuviera cerca porque si nos encontrábamos seguro que uno iría al hospital y el otro preso. Siempre es bueno que un letrado pida tu excarcelación lo antes posible.
Entonces hice algo mejor, averiguar qué hacía Sirven en ese pisito ViP de travestis de lujo. Nunca me atreví a publicarlo pero esa negativa tuvo su fecha de vencimiento estos días.
El hombre tenía la fantasía de tener un hijo varón, porque hasta entonces solo tenía 4 hijas… y se lo decía al partenaire de turno. Fantasías sexuales tenemos todos, pero si las revelás por doquier corrés el riesgo de que el boomerang que lanzaste difamando a otros te regrese algún día.
Después un ex SIDE me contó la cantidad de periodistas que recibían coimas no solo del organismo, me dio un listado de empresas que compraban buena voluntad de muchos periodistas.
Y varios de esos empresarios tramposos hoy están presos o a punto de ser detenidos, y sus antiguos escribas que tanto los alababan se desviven en carnearlos a todo trapo. Las fortunas que reciben las productoras que responden a Alfredo Leuco, Luis Majul y un par más suman entre todas algo así como 700 millones de pesos. ¿Cómo pedirle a estos tipitos que sean neutrales y que cuenten la realidad sobre el macrismo y ciertos manejos denigrantes de la economía?
La tríada de la corrupción es de funcionarios que pagan sobreprecios, empresarios que los aceptan y devuelven una parte y periodistas que lo saben y silencian los hechos.
Sirven solo es un eslabón de esa maldita cadena que hunde a la Argentina.