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Política de (t)error

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IBARRA, KIRCHNER Y SUS VACÍAS ESTRATEGIAS
IBARRA, KIRCHNER Y SUS VACÍAS ESTRATEGIAS

    Esta semana se pelearon en la candente mente de los argentinos el sonsonete inacabable de las papeleras, el caradurismo sin límites de Ibarra y las constantes apariciones de rubias taradas en la TV. Aparte, las entidades ganaderas no se dejaron seducir por el oficialismo, y efectivamente Felisa Miceli ya no se ríe como antes.
    Donde tampoco se lo hacen es en Tartagal, pues sus pobladores están aislados desde hace un  mes a causa de la caída del único puente que los comunicaba con el exterior. Y como se dijo anteriormente, cuando se hizo extensiva la tragedia de Once al resto del país, por la falta de una adecuada política de previsión de estas contingencias, en el Casino de Mar del Plata causó pánico un principio de incendio que se vio agrandado cuando los aterrados concurrentes, como no podría ser de otra manera, constataron que las dos salidas de emergencia estaban bloqueadas.
    Durante estos siete días, en la Legislatura porteña se asistió nuevamente a un sinnúmero de entrecruzamiento de acusaciones entre los acusadores del ex jefe de Gobierno porteño y sus detractores. Sobre todo, cuando se
largó a la palestra el tema de las habilitaciones de locales de esparcimiento. Gustavo López, secretario de Cultura porteño, afirmó que Omar Chabán había recibido un subsidio para Cemento, aunque se cuidó de involucrar a Ibarra en esta maniobra. Buscando zafar de algún modo, el defensor Julio César Strassera siguió con el sonsonete ridículo de calificar al conjunto del proceso como una trampa urdida por el macrismo.
    Y ahí está precisamente el nudo de la cuestión. Porque en un país arrasado por la desidia y la falta de cordura, la corporación política progre cuando se ve contra las cuerdas, apela a la ficcionalizaciòn de la realidad y apela a esta morisqueta verbal: el estado de conspiración permanente es inherente
a su falta de criterio.


Ibarra al horno y con papas

    Esta será una semana de definiciones en el juicio contra el suspendido jefe de Gobierno porteño. Uno de los testimonios que teme la defensa de Ibarra es el de Nicolás Walsoe, ex inspector de la Unidad Polivalente de Inspectores del gobierno porteño, quien relatará algunas de las irregularidades permitidas por el ibarrismo. Seguramente contará el incidente acontecido el 23 de diciembre de 2003, cuando visitó las obras en marcha en el estadio de Argentinos Juniors e informó a sus superiores que restaba terminar el 25% de los trabajos, por lo que no correspondía su habilitación. Sabido es que, tres días más tarde, Walsoe recibió la orden de habilitar la cancha para que el club pudiera realizar su fiesta inaugural.
    "Me dijeron que era una orden de (Fabiana) Fiszbin, ex subsecretaria de Control Comunal, a pedido de Alberto Fernández. Lo habrá pedido porque él es hincha de Argentinos Juniors", contó oportunamente el ex inspector.
    En el estadio, según Walsoe, faltaban alambrados de seguridad y pasamanos en las escaleras. Los tanques de agua no tenían alimentación por red, sino que habían sido llenados con agua provista por los bomberos. Y existían instalaciones eléctricas sin habilitación de Edenor
    En ocasión de la fiesta inaugural, que debió fiscalizar la UPI, el ex inspector -dijo- se cruzó con el jefe de gobierno, Aníbal Ibarra, y le comentó lo sucedido. "Manténganme al tanto", fue todo lo que Ibarra contestó, según Walsoe. También recordó que tuvo inconvenientes para cerrar dos parrillas en infracción. Una, sobre Brasil, en donde le dijeron que el dueño era Kampelmacher; otra, en Bullrich y Libertador, donde le explicaron que era propiedad de Antuña (1). 


Más de lo mismo

    La política va volviendo a la normalidad (bueno, de alguna manera hay que decirlo) a medida que las vacaciones van culminando para los principales referentes partidarios y los funcionarios de turno. Aunque algunos han descansado debidamente, otros han aprovechado su receso estival para armar nuevas estrategias partidarias y seguir tejiendo redes políticas en la costa. Uno de ellos justamente es el inefable Aníbal Fernández, quien intenta construir una sólida plataforma que le permita llegar a cumplir su sueño dorado en miras al 2007: ser Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
    Será complicado para Aníbal, ya que la desconfiada mente del Presidente Kirchner no lo incluye en su círculo íntimo cuando piensa en el futuro político de la Casa Rosada, no por lo menos en relación a la toma de decisiones importantes. Esa falta de apoyo a futuro pesará enormemente en los planes de Aníbal y su campaña en la Capital Federal.
    Mientras tanto, el otro "gemelo Fernández", Alberto -el ambicioso jefe de Gabinete-, se encuentra en franca debacle. El millonario presupuesto publicitario de los medios le fue quitado de su órbita y ahora será manejado por Miguel Nuñez, vocero del presidente Kirchner.
    Más allá del justificado enojo del primer mandatario por las pésimas jugadas políticas de Alberto de los últimos meses ("Borocotó-gate" incluido), la bronca mayor nace de la enorme cantidad de cuestionamientos que ha tenido uno de sus hombres de confianza: Enrique Pepe Albistur.
    Albistur es el secretario de Medios de la Nación y ha sabido acumular más errores que aciertos desde que asumió su cargo. El discrecional manejo de la pauta publicitaria estatal ha sido puesta bajo la lupa no sólo por los analistas vernáculos sino por diversas entidades periodísticas internacionales.
   
Dueño de una importante (y oscura) empresa de publicidad en la Ciudad de Buenos Aires que usufructúa los refugios de colectivos -Rainbow-, Albistur es sostenido inexplicablemente por el Gobierno kirchnerista, con quien lo une una serie de sospechosos contratos de publicidad oficial.
   
Sea como fuere, sería necio no reconocer que el kirchnerismo ha avalado casi todas las medidas adoptadas por Albistur respecto a los premios y castigos a los medios, a través del flujo de dinero de la publicidad oficial, que asciende año a año. Sólo en 2004, la pauta que estaba prevista en $69 millones trepó a los 100 millones, comprando las voluntades más insospechadas de ciertos medios de prensa. Eso permite que la sociedad quede al margen de algunos de los temas más polémicos que atañen al kirchnerismo, como los fondos de Santa Cruz, las valijas de Southern Winds, la muerte de Cacho Espinosa y la fortuna de algunos hombres cercanos al Presidente como Cristóbal López y Rudy Fernando Ulloa Igor.
    Sabe este Gobierno que el dinero todo lo puede y por eso apuesta a aprovechar las "cajas" del Estado en miras a la campaña para la reelección de Kirchner en marzo de 2007. Por caso, la hermana Alicia, actual senadora y ex ministra de Desarrollo Social, sigue manejando en las sombras el presupuesto de más de
3.500 millones de pesos anuales de esa cartera, parte de los cuales se filtrarán para lograr el objetivo K. 
    Juan Carlos Nadalich, verdaero jefe de Desarrollo Social, sólo está dibujado y permite todo sin chistar.


Deudas pendientes

    La carne sigue siendo un gran problema para el kirchnerismo, ya que no logra bajar el precio como había asegurado. Alguien debería explicar a estos funcionarios que así son las leyes de oferta y demanda en la economía. Cuando crece la demanda de un producto, los precios tienden a subir, más aún cuando parte de esta proviene de mercados extranjeros. La pulseada más importante a este respecto, será con la Sociedad
Rural, que ya advirtió que sólo negociará con Kirchner en persona y propuso dejar de lado en las conversaciones al secretario de Agricultura.
    Otro de los temas que preocupa al Gobierno es el del Consejo de la Magistratura, organismo que necesita controlar de toda manera posible antes de poder avanzar con algunas "estrategias" reeleccionistas que puedan ocasionarle inconvenientes en la Justicia. A esos efectos, se está negociando con algunos (¿ex?) duhaldistas para que voten la ley que permita su modificación. El oficialismo ya cuenta como propios los votos de José María Díaz Bancalari, Alfredo Atanasof, Jorge Villaverde, Carlos Ruckauf, Jorge Landau y Graciela Camaño, entre otros diputados del PJ.
    "Todo sea en pos de la reelección del caprichoso. Estos tipos no tienen límite para lo que quieren hacer. Nos esperan días terribles", dijo a estos periodistas -esta semana- un ex empleado de la jefatura de Gabinete de ministros de la Nación en referencia a Kirchner.
    Pocos días después, otra fuente que tiene acceso libre a la Casa Rosada, comentó algo insólito: "Hay en este momento una veintena de jóvenes santacruceños contratados que circulan por los pasillos de Casa de Gobierno, desconozco el motivo aunque sospecho que tiene que ver con el control total que el Presidente necesita a futuro".
    Esas palabras son postales de los días que vienen. Será una pelea intestina para lograr la más grande quimera de los Kirchner: perpetuarse en el poder, al precio que sea

 

Christian Sanz y Fernando Paolella

(1) Diario La Nación, 22 de junio de 2005

 

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