El gobierno no consigue poner en caja la economía porque no puede corregir sus problemas de comunicación. Así como cuando asumió decidió ocultarle a la sociedad el verdadero estado de las arcas, esconder los graves problemas heredados y fingir un optimismo injustificado, hoy, al contrario, decidió flagelarse ante cámara, dramatizar y exagerar una situación que no tiene el dramatismo de las crisis del pasado. “Esta no es una crisis más, pero es la última”, dijo el presidente.
La verdad es que sí, es una crisis más, y no hay forma de saber si será la última. ¿Para qué exponerse a otro pronóstico innecesario? La situación es mucho menos dramática que la de las crisis anteriores.
Hay espaldas, existen 53.000 millones de reservas, suficientes para sofocar cualquier corrida; las empresas no están endeudadas, la gente no sólo deja sus depósitos en el banco, sino que sigue depositando pesos y dólares, y el FMI y el mundo apoyan fuertemente al gobierno argentino.
Sin embargo, el presidente decidió mostrar una situación dramática y, de ese modo, mostrarse frágil al apetito siempre voraz de los leones del mercado. En su discurso de media hora, Mauricio Macri se puso una corona de espinas e hizo un mea culpa, lo cual, por supuesto, siempre es bienvenido. Pero volvió a ocultar a los verdaderos responsables del desastre que le tocó administrar, tal como lo hizo al momento de asumir. ¿Alguien puede pensar que el incendio económico de la semana pasada no está directamente vinculado con las escandalosas revelaciones de los cuadernos de Centeno?
La economía estalló en el preciso momento en que se estaba por producir el testimonio más importante: el de Ernesto Clarens, titular de Invernes, cerebro de las operaciones financieras para lavar y fugar dinero de la corrupción al exterior. Si Clarens decía todo lo que sabe, la familia Kirchner terminaría de hundirse y acaso Florencia acabaría presa: es la única integrante del núcleo familiar que no cuenta con fueros.
No fue el único hecho ni el menos grave. El gobierno de los EE.UU ofreció colaborar con la justicia argentina para rastrear las inversiones, las cuentas bancarias y las propiedades que el kirchnerismo oculta en distintos Estados de la unión.
Pero además, los cuadernos dejaron en evidencia el vínculo que siempre quiso ocultar Cristina Kirchner con las Islas Seychelles.
Recordemos que en enero de 2013 viajó a ese paraíso fiscal con la excusa de una insólita escala a la vuelta de un injustificado viaje a Vietnam. Se sabe hoy que en Seychelles figura la sociedad Gairns LTD, una máscara que oculta empresas de Lázaro Báez y de sus hijos. Esas firmas recibieron pagos multimillonarios y, según está demostrado, Lázaro Báez es Cristina Kirchner.
Y eso no es todo. La semana pasada se derrumbó el oscuro escudo judicial que protegía al kirchnerismo en el bastión electoral de Cristina, la provincia de Buenos Aires. La banda delictiva que encabezaban el exjuez Melazo, hoy preso, y el camarista Otequi, suspendido por las instancias superiores y una sociedad formada por comisarios y ladrones cayó estrepitosamente y dejó al desnudo los vínculos con Aníbal Fernández, Scioli y, hacia arriba, la plana mayor del kirchnerismo.
Y el dato más importante, crucial y menos mencionado es el veto a la candidatura de Lula por parte del Tribunal Superior de Brasil. El espejo de Lula es la pesadilla de Cristina Kirchner: el ex-presidente está preso e imposibilitado de presentarse a elecciones. No se produjo en Brasil ningún 17 de octubre y es improbable que se produjera aquí si el Senado le quitara los fueros a Cristina, habida cuenta de que la expresidente cuenta con un apoyo mucho menor que el de Lula y viene de una derrota con el desconocido Esteban Bullrich.
Tampoco hay que minimizar las declaraciones de Patricia Bullrich en relación con que se estaría cerca de encontrar containers con dólares escondidos: “El que enterró dólares, desenterrará dólares”, diría nuestro bombero incendiario Eduardo Duhalde.
En este contexto, ¿quiénes están detrás de la corrida? Yo no soy afecto a las teorías conspirativas. Sin embargo, más allá de las miradas personales, las conspiraciones existen y en este país tenemos a muchos de los mejores discípulos de Maquiavelo. Algo dijo Carrió, acostumbrada a denunciar conspiraciones muchas veces verdaderas.
“Los mejores funcionarios son Quintana y Lopetegui. ¿No será esta la venganza de los laboratorios por haber bajado el 70% del precio de los medicamentos oncológicos del PAMI, y limitado el valor del resto de los medicamentos? Yo los apoyo. La verdad está en lo que no se ve”, tuiteó la diputada.
¿Recuerdan quiénes fueron los principales impulsores de la caída de Illia? Sí, este mismo sector que hoy denuncia Carrió. Por otra parte, ¿alguien puede desconocer que hay grupos muy poderosos que aparecen denunciados en los cuadernos y en la trama que aún falta desanudar?
¿Cuál ha sido el papel del kirchnerismo en la corrida de la semana pasada? El kirchnerismo conserva un poder de fuego enorme. Un exgobernador patagónico, Jorge Sobisch, cercano al peronismo, que conoció de cerca los manejos del kirchnerismo, pronunció estas impresionante palabras en el año 2007. Si ese poder acumulaba el kirchnerismo en 2007, imgínense el que llegó a tener en 2015.
Hubo muchísimas operaciones y, con su torpeza habitual, varios de estos operadores dejaron sus huellas digitales después de desayunar con dulce de leche.
Hagamos un repaso: Diego Brancatelli tuiteó: “Me cuenta una conocida q tiene un cargo importante en un banco privado que mañana NO VAN A TENER u$s para vender ni retirar (aquellos que deseen retirar de sus cuentas). Está preocupada x la situación y x como contener a los clientes q irán mañana. *No es opinión sino información”.
Exactamente el mismo mensaje, copiado textual, tuiteó Luis D’ Elía. La torpeza muestra la mano que mece la cuna de estos bebés de pecho. Ambos obedecen a los dictado de Cristina Kirchner y no cuesta imaginar la presentación antes de dar la orden de hacer correr estas versiones: “Soy yo, Cristina, pelotudo”.
En varias provincias hubo llamados a la violencia perfectamente orquestados por dirigentes políticos kirchneristas y aliados estratégicos de la izquierda.
Al mismo tiempo que se viralizaba el tuit de Brancatelli y D’ Elía, Juan Monteverde, edil de la agrupación Ciudad Futura, dijo esto en el consejo municipal de Rosario.
En distintas ciudades de Mendoza se produjeron parodias burdas de saqueos perfectamente orquestadas. En los videos se puede ver cómo los saqueadores son conducidos por punteros que les dan órdenes precisas. ¿Quiénes estuvieron detrás de esta torpe payasada macabra? Grupos kirchneristas, claro. De hecho, fue detenido un militante que responde al Diputado ultrakirchnerista, Guillermo Carmona.
Todo esto se produce justamente 10 días antes del lanzamiento del peronismo para las elecciones de 2019.
Una vez más, será la literatura la que explique la convulsionada realidad nacional. En 1953 Ray Bradbury publicó la genial novela Fahrenheit 451. La novela narra una sociedad del futuro en la que los libros están prohibidos y existe un cuerpo de bomberos que se dedica a quemarlos.
El título de la obra alude a la temperatura en la que arde el papel. En la versión original, el protagonista es un bombero llamado Montag quien harto de colaborar con la censura, no sólo renuncia a su puesto, sino que pasa a formar parte de un grupo de resistencia que memoriza y propaga los libros según la vieja tradición oral.
Nuestra versión se titula Fahrenheit 678, por obvias razones, el protagonista se llama Centeno, un chofer que luego de quemar sus propios manuscritos, se arrepiente por el daño causado y decide dar a conocer el contenido de sus cuadernos. Sus anotaciones se salvan del fuego, pero quema a José López, a De Vido, a Barata.
Viendo que las revelaciones llegan hasta la propia Cristina Kirchner, las huestes de la expresidenta deciden prenderle fuego a la sociedad. Más claro, echarle nafta.
Federico, el Camarista es ORDOQUI y llego a esa función porque era y debe ser muy amigo y era quien le manejaba el auto a Anibal Fernández. Por lo demás, Duhalde esta arreglado con Macri, aparece, los votantes se asustan y reelección asegurada. A otro perro con ese hueso, estos son socios y cómplices.
¿Los votantes se asustan? Me parece que Pehuén está aseverando muy livianamente que el gobierno puede predecir y controlar a personas asustadas. Las cuestiones electoralistas pueden, en este contexto, alentar pánico en la economía. No creo que eso sea algo deseable a esta altura del partido. Un poquito más de responsabilidad con los comentarios.