La aprobación del Presupuesto 2019 en el Senado es el límite para el crédito del Gobierno con un sector del peronismo que, al igual que Cambiemos, ya piensa en la campaña electoral con todas las tensiones internas que ello implica.
El reclamo de un grupo de gobernadores para recuperar el Fondo Sojero puso en evidencia que la colaboración que hasta ahora prestó la mayoría de ellos está llegando a su fin, así como el complejo equilibrio que hizo el jefe del Bloque Justicialista, Miguel Ángel Pichetto.
Uno de los principales alfiles del Gobierno en el Senado aseguró a la Agencia Noticias Argentinas que tienen los votos suficientes para aprobar el proyecto de Presupuesto y lo mismo señaló un referente del justicialismo, aunque fue más cauto.
Es decir, en ambas bancadas confían en que el reclamo de los gobernadores encabezados por el formoseño Gildo Insfran y el santiagueño Gerardo Zamora, secundados a su vez por la fueguina Rosana Bertone, no afectará la sanción de la iniciativa, pero de todas maneras la queja no se desactivará.
Los mandatarios le avisaron a Pichetto que juntarán los votos para derogar el decreto del presidente Mauricio Macri que eliminó el fondo de 53 mil millones de pesos, durante la tensa reunión que mantuvieron el martes y en la que, según pudo reconstruir Noticias Argentinas, hubo reproches, advertencias, amenazas de renuncia y hasta pronósticos apocalípticos.
El encuentro concluyó con un compromiso de palabra de no afectar el Presupuesto 2019 y una sentencia: "Hasta acá".
El rionegrino y su tropa le transmitieron el mensaje al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y tras sorprenderse cuando supieron que el funcionario encargado de llevar el Presupuesto a buen puerto se encontraba en China, le hicieron saber que la avanzada de los gobernadores sería un problema exclusivo de la Casa Rosada.
Según supo esta agencia, el senador formoseño José Mayans, alfil de Insfrán, es uno de los que está juntando los votos para derogar el decreto que eliminó esa caja y nadie en el Bloque Justicialista se opondrá.
La reunión del líder del Frente Renovador, Sergio Massa, que tiene un puñado de diputados, con el santiagueño Zamora debe ser leída en esa clave porque para derogar un decreto se necesita la aprobación de ambas cámaras y el acercamiento en los objetivos también le sirve al tigrense para su armado electoral.
En Cambiemos tampoco se quedarán quietos: la intención de la bancada oficialista es insistir, después del tratamiento del Presupuesto, con el desafuero de la senadora Cristina Kirchner que pidió el juez Claudio Bonadio en el marco de la causa por presunto encubrimiento del atentado a la AMIA.
Se trata de un movimiento preparatorio de la campaña, dado que volverá a poner a la ex presidenta en el centro de la escena con todas las acusaciones a las que el Gobierno echa mano para tratar de beneficiarse por el efecto comparativo.
Al mismo tiempo, obligará nuevamente a las distintas líneas del peronismo a defender incómodamente a la ex mandataria para luego pegarlos al kirchnerismo y "la herencia recibida" y profundizar así el juego de la polarización, en el que el laboratorio electoral de Macri deposita sus esperanzas.
Pero en la coalición oficialista no todos ven esa fórmula como garantía de éxito, especialmente en Buenos Aires, donde la gobernadora María Eugenia Vidal observa con preocupación la situación de las pymes.
Un intendente de Cambiemos, Sergio Bordoni, de Tornquist, dijo: "Estoy en Cambiemos, pero así no podemos seguir más. Estamos oprimiendo a la clase media y baja de nuestro país".
Un dirigente radical que hasta hace poco ocupó un lugar en el Ejecutivo nacional pero que sigue dentro de la coalición, se sinceró ante Noticias Argentinas: "Yo lo veo mal. En algunas provincias no sé cómo vamos a hacer para ganar. Si el peronismo se junta nos pueden pasar por arriba".