En estos días se desató un verdadero tsunami contra Cristina. La cantidad de información y documentación que aportaron los arrepentidos ante la justicia dejaron desnuda a la expresidenta. La tienen acorralada.
Ya nadie puede dudar que “fue la jefa de una asociación ilícita destina a enriquecerse con el saqueo del estado”, como lo definieron en los expedientes los fiscales Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques.
Está claro que cuando Néstor se murió, ella asumió la conducción política de su espacio pero también la gerencia administrativa de coimas, lavado y mega corrupción de estado. Nunca se cometieron tantos delitos, por tanto dinero y por tanto tiempo.
Los Kirchner batieron todos los récords de bulimia por el poder y por el dinero y produjeron los 12 años de mayor corrupción de la historia argentina y, probablemente, del mundo. Laura Alonso, que conduce la Oficina Anticorrupción, dice que están en Olimpo junto a los mayores cleptócratas del mundo. Al lado del matrimonio dictatorial de Filipinas, Ferdinand e Imelda Marcos.
Cada vez que un arrepentido del entorno más cercano habla, aparece con más claridad el mecanismo de relojería del sistema de recolección de coimas. Hay revelaciones asombrosas: escondían los billetes físicos en la casa de María Ostoic, la madre de Néstor o los sacaban afuera con sociedades fantasmas y con bancos en guaridas fiscales.
Hoy se están buscando alrededor de 500 millones de dólares. Y una parte importante se va a poder recuperar. La compra de propiedades y negocios de alta gama en Estados Unidos no los muestra muy antiimperialistas que digamos.
Mucho menos cuando de las dos propiedades que compraron en el emblemático Plaza Hotel de New York, en la Quinta Avenida hay una que costó 13 millones de dólares y es de un lujo digno de un jeque patagónico.
En ese lugar estuvieron los Rolling Stones, Los Beatles y celebridades como Truman Capote. Pero lo que hace temblar a Cristina y su banda es que hay dos fiscales norteamericanos investigando a fondo toda esta operación escandalosa.
Para equilibrar y potenciar su empatía con las revoluciones chavista y castrista, no se privaron de comprar un loft de pesca en Cuba. Seremos como el Che, les faltó decir.
Manzanares vomitó que Los Sauces era la inmobiliaria con solamente dos clientes, Lázaro y Cristóbal y que Hotesur dueña del Hotel Alto Calafate con habitaciones vacías ficticiamente llenas eran para recibir los retornos de la obra pública y lavar dinero. Gerardo Ferreyra, el ex capo de Electro ingeniería era el tercer empresario que tributaba mucho, pero directamente a Néstor y Cristina. El resto pasaban por Julio de Vido, Roberto Baratta, Daniel Muñoz, su ruta del dinero K.
También se hicieron muchas inversiones de los dólares robados al pueblo en empresas farmacéuticas, de insumos hospitalarios, de transporte y Ricardo Barreiro, otro secretario que pasó de jardinero a millonario, fue otro gran testaferro.
Hay algunos caraduras y fanáticos K que todavía dicen que se trata de mentiras y de una persecución política a Cristina. Le llaman “la causa de las fotocopias” y dicen que, poco menos, la inventó la CIA y Clarín. Pero la causa en realidad, debería llamarse “De los arrepentidos”.
Los cuadernos de Oscar Centeno fueron la guía turística que llevó a descubrir a los funcionarios más ladrones, a los empresarios más cómplices y a los jueces más venales. Ahora las pruebas demoledoras e irrefutables son los testimonios de tanta gente de confianza de los Kirchner que se juega la vida y dice la verdad.
Manzanares reconoció que el ex juez Norberto Oyarbide les recomendó fraguar un peritaje para dejar libres de culpa y cargo a Néstor y Cristina en menos de lo que canta un gallo. Y pensar que este juez de pacotilla, emblema de la corrupción, llorando, llegó a decir que lo habían “agarrado del cogote”.
Ni hablar de la coima de diez millones de dólares que le pagaron al juez Luis Rodríguez para que frenara el encarcelamiento de Daniel Muñoz. Los billetes los llevó Miguel Plo, el ex abogado de Pochetti que también está preso.
Rodríguez fue denunciado por Elisa Carrió y ahora nuevamente por Guillermo Lipera, presidente del Colegio de Abogados. Lo acusan de todo: de haber copiado en el examen para juez, de tener objetos de admiración al nazismo en su casa y de ser un delincuente que tenía tarifado su juzgado. Ahora hay un testimonio de lo asegura. Por eso debería ser destituido lo antes posible por el Consejo de la Magistratura.
¿Alguien puede creer que la CIA o Macri pueden convencer a estos personajes de que cuenten toda la verdad y nada más que la verdad? Son colaboradores y cómplices que tienen años de historia junto al matrimonio K.
Estamos hablando de Víctor Manzanares, el contador, de Carolina Pochetti, la viuda de Daniel Muñoz, el secretario privado y de mayor confianza de Néstor, de Claudio Uberti, Juan Manuel Campillo y Ernesto Clarens que manejaron las finanzas y el ocultamiento del dinero de Néstor y Cristina.
Todos apuntan al matrimonio de magnates pingüinos. Hasta José López los mandó al frente y dijo que tenía miedo a Cristina por lo vengativa que era. Pochetti dijo que Muñoz le decía “la loca” a Cristina. Está más claro que nunca que ella fue la jefa de la corrupción, la que reemplazó en ese lugar a Néstor cuando murió.
En la desesperación y ante las pruebas y evidencias tan contundentes, los grupos de tareas K dedicados a hacer operaciones sucias de poca inteligencia, resolvieron ensuciar a los que llevan adelante las investigaciones o a los periodistas independientes.
Carlos Stornelli fue víctima de Horacio Verbitsky, como comandante, del juez de la Cámpora, Alejo Ramos Padilla, del pauta traficante Diego Gvirtz y del espía Rodolfo Tailhade y otros personajes que se mueven en la oscuridad y la mentira.
A Cristina ya no la pueden defender porque las pruebas y testimonios son abrumadores. Pasaron entonces a la fase dos, la que también los mismos personajes hicieron con Alberto Nisman: extorsionar e injuriar con falsedades absolutas y algunas muy burdas.
Las causas siguen su curso y dentro de 15 días Cristina tendrá que afrontar por primera vez un juicio oral por corrupción por entregar fortunas de obra pública a Lázaro Báez a cambio de sobre precios, retornos y coimas.
En realidad, Cristina tiene varios procesamientos y juicios orales y con dos pedidos de prisión preventiva. Pasará más tiempo en el banquillo de los acusados que en su banca de senadora por la minoría en la provincia de Buenos Aires.
La Oficina Anticorrupción acaba de pedir que Cristina y sus hijos vayan a juicio oral por el lavado de dinero en los hoteles, cosa que Manzanares confirmó como absolutamente cierta.
El juez Claudio Bonadio citó a los tres jefes de gabinete, Aníbal Fernández, Jorge Capitanich y José Manuel Abal Medina y a 92 intendentes entre los que están emblemáticos cristinistas como Francisco “El Barba” Gutiérrez y Francisco Durañona. Unos enviaban fondos para saneamiento y medio ambiente y otros los gastaban en campaña electoral o se lo llevaban a su propio bolsillo.
Simultáneamente hay que decir que Cristóbal López ya debe 13 mil millones de pesos que utilizó para comprar medios de comunicación y propaganda en lugar de pagar impuestos al combustible que retenía y no devolvía en forma ilegal.
Él y su socio, Fabián de Sousa, alquilaban propiedades y departamentos en Puerto Madero y el hermano de Fabián, oh casualidad, es el dueño de dos departamentos del edificio de Uruguay y Juncal donde vivía Cristina y Néstor.
El tsunami de información y documentación que aportaron a la justicia los arrepentidos de la máxima confianza de Cristina la tienen acorralada. Atrapada y sin salida entre la posibilidad de volver al poder por la urnas o ir a la cárcel por la verdad y la justicia. Del pueblo argentino depende.
Hay una gran diferencia entre los que protagonizaron el robo del siglo, instalaron el autoritarismo chavista y dejaron una bomba social y económica terrible y los que intentaron desactivarla sin éxito, pero que no persiguieron a nadie ni robaron sistemáticamente. Otra vez: del pueblo argentino depende.