Gildo Insfrán, el único gobernador argentino que se mantiene en el poder en forma ininterrumpida desde 1995, consiguió hoy los votos que necesitaba para transitar el que será su séptimo mandato consecutivo al frente del ejecutivo de Formosa.
Desde su misma llegada a la Gobernación formoseña, Insfrán asumió el papel de un mandatario peronista que apela al pragmatismo, y al que no le tiembla el pulso a la hora de tomar medidas si entiende que su poder se pone en entredicho.
El "primer capitán", como le gusta autodefinirse, gobierna una de las provincias más pobres del país, donde la mayor parte de su población vive del empleo público, y que tiene el mayor índice de analfabetismo, pero la mayoría de los formoseños le ha vuelto a renovar la confianza con un porcentaje que demolió a sus rivales.
Este dirigente hijo de paraguayos impulsó y logró la reforma de un artículo de la Constitución local que le impedía ser reelecto indefinidamente y convirtió a Formosa en la tercera provincia, junto con Santa Cruz y Catamarca, en no poner límites a la reelección de sus gobernantes.
Con esa reforma, Insfrán, un veterinario de 68 años que ejerció pocos años su profesión hasta que se vinculó al PJ, se ganó la enemistad de su antiguo socio político, el ex gobernador menemista Vicente Joga, por haber roto el pacto tácito que tenían de ir alternándose los puestos de gobernador y vice.
Insfrán comulgó con todos los gobiernos peronistas desde el retorno a la democracia pero fue con los de Néstor y Cristina Kirchner con los que mayor mancomunión mostró, y muestra; hoy es un aliado explícito del kirchnerismo.
Aunque ordenó a sus legisladores apoyar la votación de los Presupuestos de Cambiemos, su relación con el gobierno de Mauricio Macri fue fría y distante desde el comienzo y fue uno de los primeros gobernadores en rechazar el acuerdo de consensos básicos convocado por el jefe del Estado.
"No es con palabras y mucho menos eslóganes que se demuestran las verdaderas intenciones", le respondió al Presidente en una carta que hizo pública.
Casado y padre de tres hijos, Insfrán sufrió en 2003 un duro golpe que lo afectó en lo personal cuando su único hijo varón, de 17 años, se suicidó de un tiro en la cabeza, mientras el gobernador dormía junto a su esposa en una habitación contigua.
El haber conocido la tragedia de cerca hizo que no dudara en asistir el año pasado al velatorio del hijo de su principal adversario político en la provincia, el jefe de los senadores de Cambiemos a nivel nacional, Luis Naidenoff, quien lo había denunciado por malversación de fondos públicos por la reestructuración de la deuda pública de la provincia.
Los escándalos judiciales que lo han tenido en la mira incluyen denuncias por votantes truchos en elecciones de la provincia y, también, por sus nexos en la causa conocida como Ciccone, cuyo principal condenado es el ex vicepresidente kirchnerista Amado Boudou, por la apropiación de la única imprenta privada en condiciones de fabricar dinero en el país.
Otra victoria de cambiemos, ahhh no para!!
Si vota gente, como el del comentario de la mesa sobre las cartas, más preocupado por cambiemos que por los ladrones , chorros, corruptos como lo es esta porquería de personaje que es Gildo Insfrán, que se puede esperar.
Claudia, si votas vos que te comiste doblado el cuento del tío de cambiemos y seguís aplaudiendo como una foca debería votar incluso un perro.