En una época marcada por el exceso de información, las noticias falsas o fake news se han vuelto un verdadero problema. Esto se ha potenciado más aún por el "boom" de las redes sociales, que se han convertido en canales directos para la proliferación de artículos sin verificar o totalmente inventados.
En un mundo signado por la tecnología, que parece llegar para facilitarle la vida a las personas, nos encontramos con la disyuntiva de hallar la solución a este fenómeno sin precedentes, que ha sido potenciado por su uso, y el de los medios sociales.
Pero, hoy nos encontramos con que las redes sociales están intentando frenar de a poco la gran cantidad de noticias falsas que circulan, utilizando la astucia humana y los algoritmos. Entonces, surge la pregunta: ¿cuánto de todo esto es factible? ¿Es posible automatizar la identificación de fake news a partir del uso de la tecnología?
Hemos leído noticias que anuncian, por ejemplo, que Facebook está buscando detectar noticias falsas a partir de algoritmos de inteligencia artificial. Si bien se plantea el inconveniente del volumen de los datos a analizar y la velocidad con que se realiza la operación.
También, nos hemos encontrado con opciones que utilizan una combinación de la colaboración colectiva con la tecnología blockchain; siendo en definitiva una alternativa que recae en personas que realizan el proceso de verificación de la información a partir de la utilización de algoritmos.
Por todo esto, podemos pensar que aún no estamos ante herramientas 100% tecnológicas que prescindan del hombre (y en este caso de millones) para llevar a cabo la tarea.
Como hemos visto, se puede automatizar la identificación de la información, pero siempre va a terminar en un procedimiento manual, llevado a cabo por personas. De esta manera, por medio de la utilización de patrones se hacen consultas con las cuales se podría filtrar la información, pero no individualizar una fake news inequívocamente, solo se puede llegar a un conjunto. Es decir, no es posible automatizar el proceso ya que sí o sí debe pasar por un procedimiento de selección manual y de revisión humana del contenido. El proceso siempre terminará en la persona a la que le llega esa información; y su responsabilidad de creerla (o no), de verificarla (o no), y de compartirla (o no).
De esta manera, se pone en el centro de la escena a todos y cada uno de nosotros, como ciudadanos responsables de lo que vemos y leemos. La supervisión del hombre es necesaria y obligatoria, ya que hasta el momento ningún procedimiento automatizado ha demostrado ser 100% efectivo para detectar noticias falsas.
El factor humano sigue siendo fundamental. Por eso, es necesario enfatizar en la educación para convertirnos en ciudadanos cada vez más críticos (de lo que recibimos y leemos). En los tiempos que corren, poder tener una lectura crítica de lo que nos llega es nuestra responsabilidad.
Para esto, es imprescindible tomarnos un tiempo para leer lo que nos llega, verificar la información (para esto, los buscadores de internet suelen ser una buena herramienta), chequear las fuentes (dónde se originó la información). Y, sobre todo, para quienes utilizan esa información de manera profesional, es fundamental corroborar las fuentes, los datos y buscar segundas opiniones.