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A 20 años: LAPA, el accidente que no podía ocurrir

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Una tragedia que cambió las prácticas de la aviación en el país
Una tragedia que cambió las prácticas de la aviación en el país

Nadie que vuelve del trabajo en una noche de invierno y está en un colectivo, taxi o en el propio auto, espera que pase nada fuera de lo ordinario. Lo usual es que los pensamientos que nos invaden mientras esperamos que corte el semáforo salten desde el repaso de los problemas del día hasta la ansiedad de llegar a casa y cenar. Quizás alguno más alerta tema un intento de robo, o que otro automovilista lo choque. Pero que un avión en llamas pase a la carrera frente a sus narices, aplastando a los autos de adelante, es algo que definitivamente nadie anticiparía porque tiene una posibilidad de ocurrir de uno en diez trillones.

 

Pero ese cuadro inverosímil e infinitamente improbable, sólo de película catástrofe, pasó el 31 de agosto de 1999 en la Costanera porteña cuando faltaban pocos minutos para las 21.00. Un Boeing 737 de la hoy extinta empresa LAPA con destino a Córdoba no pudo despegar y prosiguió su carreteo hasta romper la reja del Aeroparque Jorge Newbery y desatar el desastre.

Al cruzar la avenida Costanera, el avión aplastó a algunos autos y fue a estrellarse contra un terraplén, no sin antes golpear una planta reguladora de gas. La mayoría de los pasajeros que sobrevivieron al choque murieron en el incendio.

Ultimos minutos del vuelo 3142

El audio de la conversación previa al desastre que se filtró más tarde todavía está disponible en Youtube. En él se puede escuchar al comandante Gustavo Weigel, al copiloto Luis Etcheverry y a una Comisario divagando sobre problemas amorosos y planificando una cena para la siguiente semana a la que ninguno llegaría, todo mientras se preparaban para el despegue.

De fondo, se escucha claramente una alarma que fue ignorada por los tripulantes. Más tarde se supo que era el aviso de que no habían bajado los flaps(estabilizadores), paso indispensable para poder despegar. Hubo un momento en que el copiloto preguntó qué era ese ruido, a lo que el comandante respondió que no sabía, pero que todo estaba bien.

Ese audio fue una de las pruebas en las que se basó la fiscalía para demostrar que además de una terrible falla humana de los pilotos, la compañía aérea propiedad de Gustavo Andrés Deutsch hacía tiempo que venía operando sin los debidos controles y normas de seguridad, con pilotos que no descansaban lo suficiente y algunos con licencias vencidas. Incluso, se supo que a más de uno lo habían bochado en las simulaciones de vuelo pero que igual volaba.

Durante el juicio el fiscal federal Carlos Rívolo fue más lejos y apuntó también a miembros de la Fuerza Aérea por las deficiencias en los controles. La defensa de los acusados, en cambio, siempre estuvo enfocada a que el accidente no ocurrió por el mal estado del avión sino por la irresponsabilidad del fallecido Weigel. “Una acción desafortunada del piloto y copiloto”, según el abogado de los empresarios.

Para todos la pregunta del millón en este caso es por qué un piloto, aún el más torpe de todos, ignoraría semejante alarma. Aunque Weigel y su copiloto se llevaron esa respuesta a la tumba, la sospecha obligada es que si lo hicieron es porque los sistemas fallaban habitualmente y no era raro que las alarmas sonaban sin motivo.


Un juicio interminable

Tuvieron que pasar nueve años para que comenzara el juicio por la tragedia de Lapa, en el verano de 2008. Solo la lectura del informe enumerando las fallas de los pilotos, de la empresa y de la Fuerza Aérea demandó siete horas.

A pesar de la expectativa ya se olía un aire de impunidad. Los tiempos legales se habían extendido escandalosamente y el cargo que iban a enfrentar los acusados -estrago culposo según el Código Penal de entonces- preveía de uno a cuatro años de cárcel.

Los acusados eran el presidente de LAPA (que no operaba desde 2003), Gustavo Deustch; el director general de la empresa, Ronaldo Boyd; los gerentes de Operaciones Fabián Chionetti Valerio Diehl, y la gerenta de Recursos Humanos, Nora Arzeno.

Por el delito de incumplimiento de deberes de funcionario público eran juzgados el ex director de Habilitaciones Aeronáuticas, Damián Peterson, y el ex director del Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial, Diego Lentino. El brigadier mayor Enrique Dutra había fallecido en 2005.

Tras dos años de proceso, el 2 de febrero de 2010 el tribunal a cargo finalmente absolvió a seis de los ocho acusados. Sólo dos gerentes de LAPA, Valerio Diehl y Gabriel Borsani, fueron sentenciados a tres años en suspenso pero las penas nunca se cumplieron por prescripción de la causa.

Como una ironía del destino, Gustavo Deutsh murió junto a su esposa cuatro años después, el 14 de septiembre de 2014, cuando su avioneta se precipitó a tierra en el barrio de Nordelta.


Veinte años después

El caso de LAPA dejó duras enseñanzas a la industria de la aviación y terribles secuelas a los sobrevivientes.

Enrique Piñeyro, piloto de LAPA que renunció a la empresa pocas semanas antes del accidente, había elevado a los directivos informes advirtiendo que la tragedia era cuestión de tiempo. También cineasta, su película sobre el caso, Whisky, Romeo, Zulu” fue presentada como prueba de la fiscalía durante el juicio. Unos días antes de la primera audiencia, Piñeyro le dijo al diario La Nación que hubo complicidad de la Fuerza Aérea para ayudar a LAPA a llevar adelante lo que catalogó de “un plan criminal para ahorrar costos”.

En septiembre de 2017 el famoso programa de Nat Geo, “Mayday, catástrofes aéreas”, le dedicó al caso el capítulo “El vuelo 3142 de LAPA: Discusión letal”.

Ninguno de los muchos expertos que analizaron los antecedentes y el itinerario de la tragedia pudo explicarse cómo fue posible que ocurriera semejante encadenamiento de errores, negligencias, olvidos y mala suerte para alumbrar uno de los accidentes más inimaginables en la historia de la aviación.

 

1 comentario Dejá tu comentario

  1. Como todo en la Argentina con la Justicia, hay que esperar que la JUSTICIA DIVINA obre, actúe como en los casos de Deutsch que se estrelló piloteando o el Caso de Damian Peterson que sufrió un ACV. Todo una injusticia y un verdadero desastre. Como los forenses de Buenos Aires utilizaron placas dentales, se velaron cadáveres que no correspondían y luego de la presentación judicial de los familiares realizaron estudios de ADN y se cambiaron estando ya enterrados. O de las cartas documento que manda en la actualidad Chionetti a los familiares acá en córdoba para que no lo mencionen más.

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