El periodista de investigación Hugo Macchiavelli lanzó su nuevo libro, "La confesión del contador", donde reconstruye la historia personal del contador de la familia Kirchner, Víctor Manzanares, y el proceso que atravesó hasta acogerse a la figura del 'arrepentido' en la Justicia.

"El título alude al contador como técnico y también a quien relata la historia", explica Macchiavelli, en diálogo con la agencia de noticias Télam, sobre el nombre del libro que se basa en más de un año de encuentros con Manzanares.

"Lo definiría como un gran reportaje y como una investigación, porque todo está contextualizado para que se haga entendible. Son muchas sociedades, bienes y cuestiones técnicas que él va aportando", agrega.

-¿Como lo define a Manzanares después de este tiempo de conocerlo?

-Es un kirchnerista distinto. Viene del radicalismo, su padre era radical y él guarda una carta que le mandó (Ricardo) Balbín. Es alguien enigmático, más sofisticado, que piensa mucho antes de hablar. Conoce los detalles de la génesis K, como quien observó todo desde afuera y en un momento decidió participar. Pero es el que mejor puede contar qué es el kirchnerismo y cómo Santa Cruz fue un ensayo para la matriz de corrupción que replicaron con la Nación.

-¿Qué quiere decir?

-El kirchnerismo tiene un aspecto del peronismo en el sentido de vocación de poder; para lograr el poder cualquier medio es permitido, entendiendo que lo económico es lo que permite esa construcción del poder. Hay una anécdota, de que cuando Néstor Kirchner llega a la intendencia de Río Gallegos, se sienta con los comerciantes más morosos y les propone eliminar sus deudas, incluso asociándose con él. Fue el comienzo de cómo a través del poder que da el Estado podes hacer negocios con particulares para acumular dinero y poder.

-¿Manzanares hace aportes concretos a las causas?

-Sí. Uno es el lavado de dinero en Hotesur y Los Sauces, cuyo juicio va a ser el año que viene, y Cristina Kirchner está procesada por ser parte de la maniobra de dinero. Él cuenta cómo fue ese lavado. Después está la causa cuadernos, con 172 procesados y 31 arrepentidos. Para mí es más importante que el Lava Jato, porque hay más de 50 empresarios procesados por haber pagado o recibido sobornos. Manzanares es la persona diciendo: "Yo armé esta sociedad por pedido de X".

Creo que hoy no se llega a entender el valor del arrepentido y el imputado colaborador para causas de corrupción, pero sí en el futuro. Y el aporte de Manzanares en fundamental.

-¿Qué cosas lo impactaron más de lo que le contó?

-Me llevó a la buhardilla de su casa, donde guardó bolsos con 30 millones de dólares que le dio Daniel Muñoz (el fallecido ex secretario de Néstor Kirchner) para que se los cuidara, pero en realidad era el anzuelo para que entrara en el negocio. Pero lo más impresionante fue su relato de la utilización del dinero para manejar voluntades. Se pueden mover ejércitos, te diría. Lo otro que me impactó fue que me contó que en un momento era tanta la impunidad, que se reunía con sus amigos para pensar ideas nuevas. No paraban de inventar cualquier negocio posible porque estaban dadas todas las condiciones para el saqueo.

-¿Puede cambiar algo si cambia el gobierno?

-Es probable que las causas entren en un proceso de más lentitud y se le de más espacio a los procesos de nulidades de las defensas. El mayor riesgo es que pase lo mismo que las causas contra Carlos Mene-que transcurran décadas. Pero ahora hay tantas causas a la vez que cuando la maquinaria judicial arranca es difícil frenarla. Eso pensando bien de la Justicia, podes bajar la velocidad, pero frenarla no.

-¿Manzanares tiene miedo desde que se declaró un "arrepentido"?

-No está asustado, él esperaba que lo mataran, incluso, pero quiso reivindicarse aún a costa de su propia vida. Renunció a la matrícula de contador. Claro que está preocupado, pero cuando decidió confesar ya estaba convencido.