Días pasados, con el despliegue habitual, a través
de Canal 13, de artistas e invitados –por supuesto mayoritariamente del
Canal y no de la “contra”- que conducían, hacían su show o atendían los
teléfonos, se llevó a cabo la maratón anual denominada “Un sol para los
chicos”, con el cometido de recaudar fondos destinados a UNICEF.
Mucha
gente de la que llamaba para hacer su donación se habrá asombrado al ver que
su llamado, atendido por ejemplo por la actriz Romina Gaetani o el cómico Dady
Brieva, salía al aire dos horas después de realizado, sin saber que en
realidad el programa iba grabado. Recurso del cual hoy en día los medios
televisivos hacen uso y abuso “en defensa propia”, por si algo sale mal en
vivo.
También
se generó un aspecto altamente gracioso con el personaje “Edgar”, un actor
disfrazado como una especie de muñeco con una grotesca máscara que participa
en el programa nocturno de Roberto Petinatto, y al que varios de los movileros
presentes le hicieron entrevistas. El supuesto “Edgar” finalmente resultó
ser Gerardo López, más conocido como “el pelado de CQC”, quien al quitarse
la máscara –con la consiguiente furia de los personeros de Canal 13- reveló
que ésa había sido la única forma de poder ingresar al evento, ya que éste
les estuvo totalmente vedado a Mario Pergolini y los muchachos de su ciclo,
algunos de los cuales permanecieron horas afuera tras una valla, en vana espera
para poder cubrir periodísticamente el show recaudador. Cosas de las peleas
intercanales y, especialmente, entre el siempre ganador Canal 11 y su
archirrival de Constitución.
Pero no
son estas cuestiones cholulas las que motivan esta nota. Lo que realmente
revuelve el estómago es haber visto que lo que iba sobrando de la enorme
cantidad de catering que iba y venía, circulando para participantes y público
durante toda la duración del programa, finalmente era directamente arrojado a
la basura. Así como suena: la comida que quedó se tiró a la basura. Porciones
enteras de pizza, empanadas, sándwiches sin tocar, etc., que pudieron haber ido
a parar a los famélicos estómagos
de cientos de chicos que, a diario hambrientos, pululan a pocos pasos de Canal
13, en la zona de Constitución, revisando desperdicios para encontrar algo que
llevarse a la boca o simplemente inhalando pegamento para olvidar hambre y frío.
De allí
que ese “Sol para los chicos” tan preanunciado mediáticamente –el ráting
lo exige- se haya transformado en un oscuro nubarrón.
Otro
“gesto” del multimedios “Clarín”.
Carlos Machado